miércoles, 9 de diciembre de 2015

EDGAR DEGAS Y EL DESNUDO

 

Degas y el desnudo


Edgar DegasMujer desnuda secándose la nuca© Photo Florian Kleinefenn

Las figuras desnudas se encuentran en el centro de la obra de Edgar Degas (1834-1917), de sus inicios en la primera mitad de la década de 1850, hasta los últimos años de su actividad artística, poco antes de la Primera Guerra Mundial. Incluso más que las bailarinas, los caballos de carreras, las escenas urbanas o los retratos, que le hicieron famoso, el desnudo es el género mediante el que Degas innova y hace evolucionar su estilo, durante cerca de cincuenta años.

Degas destaca por un temperamento innovador que se ejerce en un gran número de ámbitos. Las obras de la exposición han sido elegidas porque muestran esta variedad de técnicas de las que se apropió Degas, en su búsqueda de nuevas soluciones expresivas.
Además del dibujo y de la pintura, al artista le gusta particularmente el pastel, que aprecia por su rapidez de ejecución y sus posibilidades de retoques, gracias a la ausencia de secado. Degas también es famoso por haber redescubierto el principio del “monotipo”, estampa sin grabado, que realza a veces con pastel. Se ensaya también al grabado, a la litografía y sobre todo a la escultura, a la que se dedica cada vez más, conforme va disminuyendo su visión, al final de la década de 1880.


Edgar DegasMujer en el baño© 2011 AGO

Así mismo, esta primera exposición monográfica, dedicada al desnudo, permite abarcar la totalidad de la carrera del artista, mediante todas las técnicas que ha utilizado, desde su formación académica hasta las figuras esquematizadas más radicales, pasando por los años naturalistas. Degas ya no ofrece un desnudo idealizado, sino una representación del cuerpo sin ropa, inédita hasta entonces.
"Degas y el desnudo" también permite reubicar el trabajo de Degas en su contexto de creación, gracias a una selección de obras realizadas en vida, por artistas que tuvieron influencia en él (Ingres, Delacroix), que trabajaron de forma concomitante a él (Caillebotte, Renoir) o que él mismo ha influenciado (Matisse, Picasso).
La ambición de este recorrido consiste en permitir entender porqué Degas ocupa un lugar tan importante en la historia del arte del siglo XIX, subrayando su capacidad para vincular la cultura clásica de su época con las vanguardias del siglo XX, gracias a obras escasas veces reunidas, debido a su fragilidad y a su diversidad.

El cuerpo clásico: los primeros desnudos


Edgar DegasJoven espartana© RMN-Grand Palais (Musée d'Orsay) / Gérard Blot
Como todos los jóvenes de su generación que desean dedicarse a la carrera artística, Degas recibe una formación basada en el dibujo de figuras desnudas. Considerado como el ejercicio a la vez más difícil y más instructivo, la “academia” - estudio del cuerpo desnudo – se enseña en los talleres de Barrias (1822-1907) y de Lamothe (1822-1869), herederos de Ingres, lugar de los inicios de Degas.
Como todos los jóvenes de su generación que desean dedicarse a la carrera artística, Degas recibe una formación basada en el dibujo de figuras desnudas. Considerado como el ejercicio a la vez más difícil y más instructivo, la “academia” - estudio del cuerpo desnudo – se enseña en los talleres de Barrias (1822-1907) y de Lamothe (1822-1869), herederos de Ingres, lugar de los inicios de Degas.


Edgar DegasJóvenes espartanas provocando a los muchachos© The National Gallery, London

En el museo del Louvre y en el gabinete de las estampas de la Biblioteca Nacional, primero, y posteriormente, durante un largo periplo italiano, entre 1856 y 1859, en el que visita los museos y los monumentos más destacados del Renacimiento, Degas se forja una ciencia de la pintura de sus ilustres antepasados. Ésta acompañará todos sus cambios, incluidos los más vanguardistas.
Sin embargo, mediante el pasado, Degas busca menos un modelo a seguir con fidelidad, como una sucesión de opciones, que le permitirán crearse un camino personal. Esta síntesis es lo que explica la originalidad de las composiciones de Degas, aunque sus primeros cuadros se enmarquen en el gran género histórico, tan preciado por los academicistas de la época.


Así mismo, Jóvenes espartanas provocando a los muchachos, evoca la Antigüedad pero ofrece sobre todo al artista la oportunidad de exponer sus investigaciones sobre el cuerpo, en base a los múltiples estudios realizados previamente. El rigor de su dibujo es indudablemente acorde con la enseñanza que ha recibido, pero la atención en los gestos parece totalmente original.

El cuerpo en peligro: Escena de guerra en la Edad Media


Edgar DegasEscena de guerra en la Edad Media© RMN-Grand Palais (Musée d'Orsay) / Hervé Lewandowski
Hasta 1865, fecha de presentación en el Salón de Escena de guerra en la Edad Media, Degas quiere ser un pintor de historia, en la continuidad del "gran género", que relata hechos procedentes de la historia, de la Biblia o de la mitología grecorromana.
Este deseo explica el estudio de múltiples poses, que son cuantos elementos potenciales a integrar en la composición final.

En Escena de guerra en la Edad Media, los hechos expuestos por Degas siguen inciertos: durante mucho tiempo se consideró que podría tratarse de una transposición, en el pasado, de una evocación alegórica - no se vierte ni una gota de sangre - de la violencia sufrida por las mujeres de Nueva Orleans, durante la Guerra de Secesión.

Edgar DegasMujer desnuda de pie, estudio© RMN-Grand Palais (Musée d'Orsay) / Gérard Blot

Pese a que Degas haya podido sensibilizarse frente a estas atrocidades, porque su familia materna vive allí, su obra es ante todo una ilustración de las brutalidades y de la inhumanidad de los hombres, frente a las mujeres, en tiempos de guerra.

Último cuadro de historia que pintó, Escena de guerra en la Edad Media, cuyos efectos mates de la pintura rinden homenaje a los fresquistas del siglo XV, marca un giro en la obra de Degas.
El cuadro final y el conjunto de dibujos preparatorios que lo acompañan, dan fe en efecto, a la vez de la asimilación de múltiples fuentes de inspiración, hasta Goya, Delacroix y Puvis de Chavanne, y de una nueva atención del cuerpo, que desarrolla posteriormente en sus estudios contemporáneos de mujeres en el baño. En ellos reutiliza, en efecto, las mismas poses, en un contexto totalmente diferente, y aplica la misma agudeza visual.

La transición hacia el realismo es particularmente notable en los estudios que realiza para Interior, también llamado La Violación, su cuadro costumbrista más relevante, a finales de la década de 1860.


El cuerpo explotado: Degas en los prostíbulos


Edgar DegasEsperando a un cliente© Collection of Ann and Gordon Getty
En la década de 1870, Degas realiza una serie de escenas de prostíbulos, donde los cuerpos de las prostitutas rompen radicalmente con las formas ideales de las academias o de los desnudos clásicos. Sin embargo, no les atribuye una morfología estrictamente observada a partir de lo real.
La imagen de estas mujeres se enmarca más en un estereotipo ampliamente extendido en el imaginario colectivo de la época. La prostituta está vista como una criatura gruesa, que se ha vuelto deforme debido a su ociosidad diurna, por oposición al cuerpo de labor de la campesina o de la obrera. Mediante la atención dedicada a algunos detalles corporales, Degas proporciona a esta serie una coloración que se aproxima a la naturaleza, y también a las fotografías pornográficas de entonces, que contienen una dimensión sexualmente explícita de los cuerpos.


Edgar DegasEl Cliente serio© Musée des Beaux-Arts du Canada, Ottawa

La severidad de la mirada de Degas no excluye una cierta ironía, tanto de cara a las pensionistas como a sus clientes, captados en situaciones de grotesca dominación, en las que están poco aventajados. El artista parece incluso a veces demostrar una cierta compasión, cuando se interesa por los momentos de soledad de la prostituta, en su alcoba.
Estas imágenes han permanecido casi desconocidas, en vida de Degas. Las utiliza probablemente como un ejercicio íntimo, que orienta su reflexión sobre la figuración del cuerpo desnudo. La serie está formada exclusivamente por pequeños monotipos, es decir impresión sobre papel de un dibujo previamente realizado en una placa de metal. Da fe del virtuosismo de Degas en los enmarques y en la expresión de los ambientes y del mobiliario de los establecimientos de lujo que toma por objeto.

El cuerpo auscultado: los desnudos naturalistas de Degas


Edgar DegasMujer en su baño esponjándose la pierna© Musée d'Orsay, dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
A finales de la década de 1870 y a comienzos de la de 1880, el interés de Degas parece orientarse más hacia la representación de mujeres desnudas, captadas en una actividad cotidiana, como el aseo o el peinado, o también el momento de reposo, tras el baño. La representación repetida de estas actividades, por oposición al trabajo del desnudo clásico que hace referencia a la Antigüedad, se convierte entonces en determinante, en el planteamiento de Degas.
Como en el caso de los prostíbulos, Degas utiliza abundantemente el monotipo del que incrementa sensiblemente los formatos. En una placa totalmente cubierta de tinta, quita la materia con una brocha, una punta, véase incluso con los dedos, logrando obras con fondo oscuro que recuerdan las estampas de los maestros holandeses del siglo XVII, redescubiertas en aquella época.

Gustave CaillebotteHombre en el baño© 2012 Museum of Fine Arts, Boston

De sus monotipos con fondo oscuro, se desprende una sensualidad a la vez ambigua y natural. Con algunos monotipos Degas realiza una segunda impresión de la imagen, más pálida, que realza con pastel, para variar los efectos, como en Mujer en su baño, esponjándose la pierna

También fue en esta época, tras realizar varios grabados como La Salida del baño, que esperaba presentar en la 4a exposición impresionista de 1879, sin hacerlo en definitiva, que Degas emprende una obra de gran formato que podría proporcionarle una nueva notoriedad, entre los críticos y los aficionados, en el momento en que el grupo impresionista atraviesa crecientes divergencias.
Deja sin embargo Mujer desnuda secándose [Mujer en el Tub] inacabado. Aconseja a su amigo Gervex en un lienzo igual de importante, Rolla, cuya ambición hace eco al Hombre en el baño de Caillebotte, casi de tamaño natural, realizado en 1884.


El cuerpo expuesto: los desnudos de Degas en los años 1880


Edgar Degas
 1834-1917
 La bañera
 1886
 Pastel sobre cartón
 h. 0,60 x a. 0,83 m
 París, museo de Orsay
 (c) R.M.N.
Edgar DegasLa bañera© Musée d'Orsay, dist. RMN-GP / Patrice Schmidt
La última exposición impresionista, en 1886, representa un giro en la carrera de Degas. El artista presenta aquí nuevas obras, incluida una “serie de desnudos de mujeres bañándose, lavándose, secándose, peinándose o haciéndose peinar”, a la que pertenece El Tub y Mujer vistiéndose. Ambas obras, presentes en la exposición, se muestran juntas por primera vez desde 1886.
En esta serie, Degas explota plenamente las capacidades expresivas del pastel, utilizado puro, en la expresión naturalista del cuerpo. La yuxtaposición de innumerables trazos de color, da vida a las carnes. Los cuerpos, observados en esta luz artificial de los cuartos de baño, fascinan los defensores de la estética naturalista. Huysmans admira “la suprema belleza de las carnes azuladas o rosadas por el agua, [...] tu carne desnudada, real, viva”; mientras que Geffroy alaba el atrevimiento del “aspecto de batracios” de las bañistas.


Edgar DegasMujer vistiéndose© Courtesy of the Board of Trustees, National Gallery of Art, Washington

A pesar de la banalidad de los modelos y del prosaísmo de los gestos del baño, Degas logra, en una síntesis con las formas clásicas de sus predecesores, proporcionar majestad a sus bañistas y “desprender [...] de una forma, la pura esencia”, como lo indica Mirbeau. Estas obras también impresionan al público y a los demás artistas, como Gauguin, que esboza en su cuaderno las poses de las bañistas, cuando se muestran las obras en la galería Boussod y Valadon, en 1888.

De forma paralela a las mujeres en su aseo, las bailarinas siguen siendo un tema favorito para Degas que parece cautivado por la expresión de los movimientos, ya sea en el escenario, en los ensayos o entre bastidores. Conforme a su tradición clásica, las estudia previamente desnudas, en particular en escultura. Los ejemplares presentados en las salas son por mitad ceras originales, halladas en el taller de Degas tras su muerte, y la otra mitad bronces póstumos, fundidos a partir de las ceras originales.



El cuerpo transformado: los desnudos del final de la carrera de Degas

Edgar DegasTras el baño, mujer secándose© Jean Vong Photography Inc

Los dibujos del final de la carrera de Degas son particularmente experimentales: los rasgos de carboncillo, de un nerviosismo inédito en su descripción de los apoyos y de los movimientos de la bañista, conquistan superficies cada vez más grandes, en particular gracias a reproducciones sobre papel calco.
En Tras el baño, mujer secándose, Degas recupera una composición ya trabajada anteriormente. Así mismo, las obras en pastel, en general de pequeña dimensión, se van desarrollando pasando a formatos inhabituales en los que se expresa ante todo el ardor de los colores, más allá de la exactitud de la escena representada. Durante estos años en los que la visión de Degas se debilita progresivamente, la escultura toma una importancia creciente en su trabajo. El artista, que no destinaba a la posteridad sus vaciados a la cera, utiliza la escultura para estudiar las posturas y los equilibrios de sus bañistas, que representa además al carboncillo, al óleo o al pastel.

Edgar DegasMujer peinándose© RMN-Grand Palais (Musée d'Orsay) / Hervé Lewandowski

Degas no duda en retomar incansablemente poses favoritas, experimentando siempre nuevas técnicas. Se desatiende la exactitud de la anatomía en beneficio a una emoción cada vez más palpable, en su relación con el cuerpo.

Degas se interesa cada vez más por la representación de las espaldas, como para concentrarse más en la morfología que en la personalidad del modelo. En paralelo a los descubrimientos de la cronofotografía, que permite descomponer las etapas de un movimiento, Degas prosigue sus investigaciones sobre la transcripción de los gestos de sus bañistas.
Les pide poses a veces muy acrobáticas y, en realidad, bastante alejadas de las actitudes de un aseo. Los intentos formales de su obra superan, entonces, por completo, las ambiciones naturalistas de los años 1880. Vemos perfectamente mediante sus obras tardías lo mucho que Degas deseó renovarse en su búsqueda plástica. Entonces se perfila una reflexión artística que no es lineal y que se resiste a veces a la interpretación, cuando cohabitan dos estilos muy distintos en obras realizadas en una misma época.


La herencia de Degas


Mientras Degas es eminentemente famoso tras 1900, que sus obras se coleccionan en Europa y en América del Norte, adquiere una inmensa reputación acerca de los artistas, incluidos aquellos de las nuevas generaciones.
Tras su defunción, las ventas, en 1918, de las obras que todavía seguían en su taller, tienen el impacto de una revelación, por ser algunas muy radicales. Por ejemplo, la presencia física de cuerpos esquematizados en ambas versiones deTras el baño recuerdan las investigaciones contemporáneas de Matisse o de Picasso, asociadas al final del recorrido. Durante toda su vida, Degas ha renovado el enfoque del tema clásico por excelencia que representa el desnudo, para conducirlo hacia las vanguardias del siglo XX.
http://www.musee-orsay.fr/es/eventos/exposiciones/en-el-museo-de-orsay/exposiciones-en-el-museo-de-orsay-mas-informaciones/articl

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