martes, 13 de diciembre de 2016

ISABEL I LA CATOLICA Y EL ARTE


El gran número de obras artísticas que poseyó Isabel la Católica nos hace suponer que tuvo un gran interés por disponer de una gran y diversa colección de arte. Debe tenerse en cuenta que, aunque no son piezas de la misma naturaleza, sí poseen ciertas características que pueden entenderse como manifestaciones artísticas propiamente dichas.
En este sentido, las joyas y los tapices quizás sean los objetos más representativos de la colección, de hecho, los propios tapices eran considerados como joyas, ya que estaban confeccionados con hilos de oro y plata.
Las pinturas y los libros (sobre todo los iluminados) responden a una misma naturaleza y son utilizados por la reina Isabel con una finalidad devocional o de propaganda monárquica. Aunque actualmente se tenga un mayor aprecio a las pinturas que a los tapices, lo cierto es que en la época de Isabel la Católica, los tapices eran los objetos más preciados por la corte, y aunque el número de obras pictóricas fuera muy similar al de tapices, todavía se observa una mentalidad muy vinculada a la tradición medieval al apreciar los objetos según sus materiales y no por su calidad artística.
En lo que se refiere al almacenamiento de las piezas y el lugar en el que fueron expuestas en su momento, podemos destacar dos lugares fundamentales para el caso de Isabel. Todas las piezas que tuvo en su poder, estuvieron concentradas en el Alcázar de Segovia y la Capilla Real de Granada, al margen de otras obras que se donaron a algunas iglesias u órdenes religiosas (sobre todo a la orden de los Jerónimos que era la preferida por los Reyes Católicos).

Aunque la unión del Reino de Castilla con la Corona de Aragón no supuso la creación de una sede fija para la monarquía, lo cierto es que el Alcázar de Segovia había sido tradicionalmente un lugar vinculado a la dinastía de los Trastámara y desde Alfonso X el Sabio se utilizaba como lugar de toma de decisiones de gobierno. Por este motivo el Alcázar se había convertido también en un almacén de todo tipo de objetos relacionados con la monarquía, entre los que se encontraban las joyas.
Desde la primera mitad del siglo XV los reyes de Castilla habían ido acumulando enormes riquezas que fueron instaladas por Enrique IV, hermanastro de Isabel la Católica, en ciertas salas del Alcázar de Segovia, donde el barón de Rosmithal vio en 1465
Corona de Isabel de Castilla


Tazones de porcelana,copas de cristal,saleros de nácar,sortijas,joyeles de complicadas formas,obras de plata como las jarras de jaspe, las copas amatistas o saleros,piezas de procedencia exótica como una cimitarra turca, brocados, telas, guadamecíes y alfombras.




Destaca por su belleza, interés y valor el cofre o arqueta de la Reina. Esta obra, de plata sobredorada, repujada y cincelada, está dividida por medio de listeles en seis espacios con bellos temas vegetales y animales que se concilian armónicamente con el relieve de la Resurrección: Cristo bendice con su mano derecha y en la izquierda lleva el estandarte de la victoria. Aunque la tradición ha unido este cofre a las joyas que vendiera la Reina para ayudar a Colón en su empresa descubridora, el motivo religioso del relieve nos habla más de un relicario.

El cetro de Dª Isabel tiene remate superior romboidal con cilindro central y adornos de hojas superpuestas.

Una de las joyas más sorprendentes es el espejo de la Reina Católica (72 cm. de alto).

 Relicario anverso

Relicario reverso

El Relicario de la Reina, destinado a contener el Lignum Crucis, es una de las joyas más bellas e interesantes; su autor une el lenguaje decorativo con profundos conceptos simbólicos, artísticos y religiosos.
Esta pieza sobredorada (37 cm de alto) es de estilo gótico flamígero de finales del XV o principios del XVI.
Todos los temas escultóricos del Relicario de la Reina están íntimamente entrelazados; su creador consiguió representar el árbol genealógico de Cristo con su punto culminante en la escena del Calvario, juicio este que se reafirma al ser la propia cruz el extremo superior del árbol. Este relicario se conserva en el retablo-relicario del lado de la epístola.

Algunos de estos relicarios pasaron posteriormente a la Capilla Real de Granada, como por ejemplo, el relicario del Lignum Crucis (antes expuesto) con el árbol de Jesé en plata dorada. Se trata de una pieza de extraordinaria calidad con un amplio pie en el que se representa al padre del rey David, es decir, Jesé y con un tronco que se bifurca en dos brazos para rodear la cámara que cobija la apreciada reliquia de la Cruz de Cristo.
Más interesantes son los objetos de procedencia exótica y las efigies reales. Los primeros, aunque que están en consonancia con la mentalidad medieval son un claro precedente de las cámaras de maravillas del manierismo. Las efigies también apuntan cambios hacia el renacimiento, porque ya anuncian una intención de perpetuar la imagen de los monarcas y de la propia monarquía, pero es preciso tener en cuenta nuevamente que no fueron encargadas por Isabel.
Pierre Van Alest – Misa de San Gregorio (Palacio de La Granja de San Ildefonso).
Pierre Van Alest – Misa de San Gregorio (Palacio de La Granja de San Ildefonso).
La colección de más de trescientos paños que reunió Isabel la Católica fue fiel reflejo del gusto que las cortes medievales sintieron por los tapices como objetos de carácter suntuario y devocional. Los tapices eran considerados como auténticas joyas que aunaban ciertas características asociadas a las artes plásticas con otras de tipo práctico. Por un lado, servían como marco de representación, lo mismo que la pintura, pero con materiales nobles como el hilo de oro y la plata. Por otra, servían de abrigo en las frías estancias de palacio o capillas de iglesias.
La reina Isabel fue una verdadera coleccionista de tapices pero a la hora de estudiar sus gustos, es conveniente conocer la procedencia de los paños, ya que no todos fueron mandados a comprar por ella. Gracias al testamento que dejó escrito Juan II, padre de Isabel, se sabe de la procedencia de cuarenta tapices que debieron estar en el Alcázar de Segovia para posteriormente caer en manos de Enrique IV y luego de Isabel la Católica. Se sabe además, por las descripciones que aparecen en el testamento de Juan II, que todos los tapices eran de procedencia francesa o flamenca, de ciudades como Arrás, Tournai y Bruselas. Algo de suma importancia puesto que ese gusto por lo flamenco luego sería continuado por la propia reina.
La procedencia de otros tapices está también bastante documentado. Se sabe que muchos fueron regalos de la propia corte, la familia real, prelados y burgueses. A este respecto, Francisco Javier Sánchez Cantón enumera toda una serie de obras que habrían sido regaladas por el rey Fernando el Católico, Juana de Castilla, la Princesa de Portugal y los Condes de Ribadeo, entre las que se encuentran obras de carácter religioso, algunos mitológicos y otros simplemente decorativos.

Anónimo flamenco, El árbol de Jesé.
Quizás por su propia educación humanística Isabel decidió comprar obras de temas mitológicos, pero siempre mantuvo esta faceta dentro del ámbito privado, ya que hacia el exterior siempre proyectó una imagen muy vinculada a la religión y que probablemente se habría visto tergiversada por la nobleza y el clero que no verían con buenos ojos esas incursiones en el indecoroso mundo pagano. Por lo tanto, sí puede deducirse de este breve recuento de piezas que existía una doble posición de la reina frente a las artes, una privada más abierta a los cambios y una pública vinculada a la tradición religiosa y el poder monárquico. Algo que luego se repetirá cuando analicemos su biblioteca.
Anónimo Flamenco, El Nacimiento de Jesús (Palacio de la Granja de San Ildefonso).
Anónimo Flamenco, El Nacimiento de Jesús (Palacio de la Granja de San Ildefonso).
Desafortunadamente a la muerte de Isabel la Católica muchos de los tapices que había poseído a lo largo de su vida fueron dispersados. En la Almoneda de Toro en 1505 muchos tapices fueron comprados por nobles, otros devueltos a sus dueños cuando se trataba de regalos, algunos los heredó Juana de Castilla y otros fueron a parar al Alcázar de Segovia o a la Capilla Real de Granada. De una suma aproximada de 370 paños, tal y como apuntaba Sánchez Cantón, sólo se conservan tres en nuestro país custodiados por Patrimonio Nacional en el Palacio de la Granja de San Ildefonso y en el Palacio Real de Madrid.
Estos tres tapices son el tríptico del Nacimiento, La Misa de San Gregorio y un fragmento del Árbol de Jesé. Son todas ellas piezas de carácter religioso, algo absolutamente lógico puesto que eran las piezas más abundantes. Poco se sabe de la procedencia de estas obras, pero sí existen más datos acerca de los autores, todos ellos nacidos en Flandes, por lo que confirmaría la teoría de que el gusto de Isabel estaba dirigido hacia latitudes septentrionales. Por una parte se hace mención de una manufactura del círculo de Roger Van der Weyden para el Nacimiento de Jesús, una posible autoría de Pierre Van Aelst para la Misa de San Gregorio y no se tiene conocimiento del autor del Árbol de Jesé pero se sabe que fue realizado en los Países Bajos.
Profundizar en el conocimiento de las pinturas que debió poseer Isabel I de Castilla, significa enfrentarse a la escasez documental y a la complejidad de los registros en los que se asientan las obras, ya que muchas veces no incluyen título o autor sino que sólo una pequeña descripción de la escena que representa. A este respecto, cabe citar los estudios publicados por Sánchez Cantón y Pita Andrade, ambos absolutamente complementarios y útiles para comprender la personalidad artística de Isabel.
En líneas generales podemos establecer una clasificación según la temática de las tablas, que abarcaría la pintura religiosa, los retratos y la mitológica. La pintura religiosa es la que más abunda, en segundo lugar según el número de piezas estarían los retratos y casi inexistente es la pintura de carácter profano. Sin embargo, lo que debe quedar claro es que el número de pinturas acumuladas no sería aventajado por ninguna personalidad o corte europea del momento, excepto la medicea.

 
Roger Van der Weyden, La Adoración del Niño (Capilla Real de Granada).
La mayor parte de la pintura religiosa que se conserva se encuentra hoy en día en la Capilla Real de Granada, que recibió a la muerte de Isabel una serie de tablas como el legado póstumo de la hazaña de los Reyes Católicos en esta ciudad arrebatada a los árabes. El hecho de que esta pintura se conserve en la Capilla es el motivo fundamental por el que la colección de Isabel la Católica no ha pasado a constituir el núcleo fundacional del Museo del Prado de Madrid. En cualquier caso, es un logro que estas pinturas hayan sobrevivido al paso del tiempo y apenas se hayan dispersado por numerosos museos como ha ocurrido con el llamado Políptico de Isabel la Católica.

Poliptico de Isabel la Catolica
De las pinturas que se conservan en Granada, cabe establecer una diferencia en cuanto a la procedencia de los autores, por una parte, están los pintores neerlandeses, entre los cuales cabe destacar a personalidades de primera fila como Roger Van der Weyden, Dirc Bouts o Hans Memling. Por otra parte, encontramos a dos autores italianos, también de primer nivel, como son Botticelli y Perugino -maestro de Rafael-, lo cual constituye una novedad porque como se ha comprobado hasta el momento, el gusto italiano había sido totalmente rechazado en España, lo que ha hecho sospechar a algunos autores que estas pinturas podrían haber sido regalos para la reina. Por último, se encuentran los artistas españoles Pedro Berruguete y Bartolomé Bermejo, ambos grandes representantes del gusto hispano-flamenco. 
Hans Memling, Descendimiento (Capilla Real de Granada).
Esta significativa unión de tres ámbitos bien diferenciados, el flamenco, el español y el italiano es realmente significativa porque todo el arte del siglo XVI en nuestro país estará marcado por estos tres polos de atracción, por lo tanto, puede afirmarse que Isabel la Católica sentó las bases del devenir artístico de nuestro país.


http://www.cromacultura.com/la-1a-mujer-coleccionista-de-espana-isabel-la-catolica/
https://ineshurtado.files.wordpress.com/2010/04/teatro-004.jpg
http://www.capillarealgranada.com/es/cont_orfebreria.html
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