viernes, 17 de enero de 2020

TEMPLO DE ATENEA NIKÉ


El Templo de Atenea Niké o Nique, o Atenea Victoriosa,conmemora la victoria sobre los persas en la batalla de Salamina (480 a. C.). La idea de su construcción en la Acrópolis de Atenas surgió en el 449 a. C., tras la paz con los persas (Paz de Calias). Sin embargo las obras no empezaron hasta 421 a. C., comenzada ya la guerra del Peloponeso (431-404 a. C.).
Del proyecto se encargó Calícrates, arquitecto que también colaboró en la construcción del Partenón, junto con Ictino, quien diseñó un templo de orden jónico,que se utilizaba para los templos dedicados a las divinidades femeninas, y que tuvo que adaptarse al pequeño espacio que se le asignó: un bastión (torreón) de los Propileos, que domina la subida a la Acrópolis.
En su interior hubo un xoanon, imagen de Atenea personificada como Niké, o diosa alada, símbolo de las victorias navales, a la que se cortaron las alas (áptera significa sin alas) para que nunca pudiese abandonar la ciudad. Pero el templo no estaba destinado a grandes reuniones, para eso tenía enfrente un altar que permitía celebrar ceremonias al aire libre.
Desde el siglo VIII los edificios dedicados a las divinidades tenían una estructura y distribución características similares, si bien los distintos órdenes marcaban unas pautas u otras. El recinto sagrado tenía esta distribución: una náos o cella en la que estaba la imagen del dios con dos pórticos en los extremos (pronaos y opistodomo) con cuatro columnas cada uno, que eran el resultado de la prolongación de las paredes laterales de la náos. La cubierta se sustentaba en columnas interiores. Además había una columnata perimetral, una plataforma de tres gradas (crepidoma o krepis, con peldaños más bajos en el Templo de Atenea Niké por ser de estilo jónico) y un altar enfrente. Alrededor se extendía un espacio amplio y varias salas anejas.

Se trata de un edificio construido con sistema adintelado, con mármol del Pentélico.Debido a las irregularidades del terreno y el poco espacio disponible, para su construcción fue necesario construir una base en piedra caliza.
La planta que presenta el templo es rectangular, el templo se edifica sobre una plataforma escalonada, también conocida como estereóbato o crepidoma. Sobre la parte superior (estilóbato) se levantan las fachadas en sus lados cortos, con 4 columnas jónicas y en su interior presenta una naos, prescindiendo debido a su reducido tamaño del opistodomos y pronaos. La naos está compuesta por dos columnas jónicas dispuestas “in antis”. La fachada o alzado tiene 4 columnas, que poseen basa, compuesta por dos toros y una escocia. Las columnas monolíticas (talladas en un solo bloque de mármol) son acanaladas con arista muerta y terminan con un capital compuesto por volutas y un ábaco sobre el que descansa el entablamento, con un módulo de 18, (altura igual a 18 veces el diámetro), le dan un aspecto grácil y esbelto. El entablamento se compone de un arquitrabe dividido en tres bandas y un friso corrido con decoración escultórica. Sobre el friso se dispone una cornisa sobre la que descansa un frontón triangular, también con decoración escultórica en su tímpano.



La decoración se ubica en los capiteles, realizados con volutas, donde podemos ver, como las columnas de las esquinas tiene la voluta en una disposición oblicua para que pueda verse desde el ángulo frontal y lateral. Además tiene decoración escultórica en el friso, donde se representan escenas de la batalla de Salamina (448 a. C.) donde los atenienses, con ayuda de los dioses Zeus, Atenea y Poseidón, logran derrotar a los persas. No sabemos muy bien cómo serían las esculturas del frontón. Por los restos encontrados podemos afirmar que se deben a la escuela de Fidias, con una profusión del uso de la técnica de paños mojados, realizados con gran destreza técnica y de enorme plasticidad.

El friso está decorado con escenas de lucha entre griegos y orientales bajo la atenta mirada de los dioses. Esta decoración puede tener origen en las guerras persas y la batalla de Platea, cuya fecha sería el 479, y que puso fin a estas guerras. La decoración basada en hechos históricos es muy poco frecuente en las obras griegas, por lo que este templo tiene un valor aún mayor a nivel histórico-artístico.
En la balaustrada de mármol que rodeaba el bastión sobre el que se asienta el templo se podían contemplar bajorrelieves de la diosa Atenea sedente y rodeada de Níkai que le preparaban animales para ser sacrificados y le ofrecían trofeos. Estas esculturas se suponen posteriores a Fidias por la delicadeza con la que elaboraron y elegancia de los ropajes.



Como ya comenté,los templos griegos no eran lugares de reunión de los fieles, al menos no la parte interior. El pueblo se reunía alrededor del edificio, donde se celebraban los ritos y festivales, y aquel se destinaba a albergar la estatua del dios, por eso no eran construcciones espaciosas, sino que se limitaban a pocos metros cuadrados y eran concebidos más como esculturas que como edificios, lo que explica la cantidad de detalles y el interés en decorar cada parte de los elementos constructivos.
El origen del templo griego está en el megaron micénico, que era la sala más interna de los palacios micénicos, (equivaldría a la náos o cella). Tras diversas modificaciones como la construcción de un pórtico de cuatro columnas, y otras más que sujetaban el techo del edificio, los templos más modernos y grandes se estructuraron en tres naves donde había estado la cella.
Los órdenes en el arte arquitectónico griego son reglas objetivas similares a las que rigen la naturaleza. Los artistas deben reconocerlos y utilizarlos, pero eso no significa que estén encajonados en una serie de leyes inmutables, sino que los órdenes se perciben con la mente como reglas ideales, y de ahí a la forma en la que se construyen los edificios existe la posibilidad de desarrollar su arte. Sin embargo, las reglas pesan mucho y los diseñadores no tienen una excesiva libertad, por eso no se desarrollaron otras formas de cerramiento de los edificios, por ejemplo.
Una ventaja para los diseñadores era que cuando se encontraba una solución a algún problema de edificación esta era elevada al rango de norma, con lo que los arquitectos contemporáneos y posteriores podían seguir mejorando esa técnica de manera que se profundiza mucho más en el descubrimiento y aprovechamiento de esas soluciones.


El arte griego se ve influenciado directamente por la filosofía, y provoca que cada objeto sea representado de la manera más fiel posible, y la comprensión del objeto se sitúa en la inmediatez: se ve, se comprende. Cada parte de un objeto o edificio debe ser reconocible por sí mismo antes que como conjunto.
En concreto la construcción de este Templo de Atenea Niké está directamente influida por el optimismo generado por la convicción de que el pueblo griego contaba con el favor de los dioses tras las victorias en las guerras persas. La obra se construyó con la finalidad de perpetuar la plenitud vital y olvidar las limitaciones que la muerte y las circunstancias físicas imponen al hombre. También hay que comentar la idea de subir la moral al pueblo, pues en estos años los griegos luchaban también en la guerra del Peloponeso, contienda en la que fueron derrotados.


La armonía, la proporción no es sino la forma en la que se conjugan los elementos presentes en la obra para mostrar una imagen de permanencia, de inmutabilidad, de no poder ser cambiada, modificada, de que ése es el orden correcto y definitivo. La armonía es la sensación que tiene el espectador al contemplar una obra y saber, aún sin haber reparado en cada detalle, que el equilibrio reina en la composición. Por ejemplo, si se representa una serie de frutas, todas estarán en sazón, ninguna parecerá verde ni pasada, así ocurrirá con todo lo demás: el paso del tiempo no afecta a la perfección de los rasgos; la decrepitud no existe; lo imperfecto se modifica hasta resultar perfecto a los ojos del que lo contempla.


Pericles encargó a Calícrates la reconstrucción del templo en el año 448 a.C. Anteriormente, en el siglo VI  se había edificado el templo sobre un bastión micénico, el “pỳrgos”, que daba acceso a la ciudadela y había sido destruido en el 480 al producirse la invasión persa.
Los materiales que habían quedado esparcidos por el bastión se utilizaron como base del templo nuevo.
Sin embargo, la construcción sufrió un retraso importante, pues hasta el 430 no se empezó a trabajar debido al retraso producido por las obras del Partenón, cuyo arquitecto era el mismo Calícrates. Más adelante, otro problema sería la ubicación del ala sur de los Propóleos, que posiblemente terminó con un acuerdo entre los diseñadores Calícrates y Mnesicles.
El final de las guerras persas influyó notablemente en la decoración del Templo de Atenea Niké, que es el único templo griego en el que pueden verse relieves donde se narran escenas bélicas de las batallas. Y también hemos dicho que la circunstancia de estar inmersos en la guerra del Peloponeso fue clave para la instalación de escenas en los frisos en las que Atenea, Zeus y Poseidón ayudaban a los griegos en la contienda, aunque a pesar de las intenciones, finalmente perdieron la guerra.

Alrededor del templo se colocó un elegante parapeto de  mármol para delimitar el témenos y para protección de los fieles. Éste estaba decorado con bajorrelieves que representaban una procesión, personificando a la Victoria, Atenea Niké, mientras la diosa asiste a un sacrificio o en acciones más simples como abrochándose una sandalia. Este relieve se fecha sobre el 410 a. C, ya que se supone que conmemoraban las victorias logradas por Alcibíades, y se le atribuye a Calímaco, refinadísimo escultor de la escuela de Fidias.


Las más perfectas de estas figuras, al menos de las pocas que están bien conservadas, recuerdan el modelo de Afrodita Genitrix  o de una ninfa por la elegancia del gesto, por la gracia de las líneas y, sobre todo, por el virtuosismo en el trabajo de los ropajes transparentes. El bellísimo relieve que se encuentra en el Museo de la Acrópolis, que podemos ver debajo, es una buena muestra de este trabajo.

En cuanto a los factores ideológicos,la polis puede definirse como conjunto de ciudadanos que viven en un territorio y consideran su centro común el núcleo urbano. No se diferencia el campo de la ciudad en cuanto a derechos u obligaciones, y todos se siente identificados con ese núcleo urbano común. Este centro se convierte en un centro de poder: allí se sitúan los templos, los tribunales, las asambleas, los teatros, etc. Por eso el territorio de la Acrópolis está tan solicitado y, en muchas ocasiones, se construye sobre ruinas de otros edificios públicos, como en el caso del Templo de Atenea Niké.
La democracia hace que la palabra sea más valorada que la fuerza bruta, y esto favorece que las leyes y normas sean consensuadas y revisadas, no como imposiciones de los poderosos, sino como soluciones pacíficas a los roces normales de la convivencia.
La economía no supuso nunca un quebradero de cabeza para los regidores griegos, pues cada familia administraba su economía. No existían sacerdotes, sino que los misterios de las divinidades eran conocidos por todo el pueblo y eso limitaba la necesidad de “agentes” que intercedieran por los hombres ante los dioses. La divinidad griega aconseja a los hombres, pero no obliga ni impone ningún tipo de sacrificio ritual básico; en vez de eso los fieles celebran las ceremonias y los sacrificios de manera mucho menos rimbombante que, por ejemplo, los egipcios, y consideran a los dioses casi como iguales.
Como he comentado al principio del análisis, los templos griegos son pequeños porque se consideran la morada terrena del dios al que están dedicados, y los ritos y ceremonias se celebran en el exterior, donde se sitúa un altar desde el que se dirigen.



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