martes, 19 de noviembre de 2019

CRYSTAL PALACE....EL PALACIO DE CRISTAL DE HYDE PARK


A día de hoy las exposiciones universales son consideradas muchas veces como una mera excusa para que una ciudad reciba ciertos fondos y ayudas y pueda renovar su imagen de cara al mundo, convirtiéndose durante unas pocas semanas en centro de atención a nivel internacional.
Sin embargo el origen de las exposiciones universales era otro ligeramente diferente. El evento, que durante gran parte de su historia y sobre todo durante el siglo XIX era considerado todo un acontecimiento, era el lugar donde las grandes potencias militares podían ir a exhibir los productos, animales, e incluso personas de aquellos parajes exóticos que habían conquistado en tierras lejanas en los últimos años. En una era imperialista donde el poder de una nación se medía por el número de colonias que poseía las exposiciones universales eran toda una muestra de poder a la que los ciudadanos de las clases acomodadas acudían a contemplar los últimos descubrimientos realizados por las campañas de ultramar y las nuevas adquisiciones de su nación.
La arquitectura por su parte siempre ha sido utilizada como símbolo de poder por la gente más rica y las naciones, por lo que las exposiciones universales se convirtieron en el escaparate perfecto para mostrar al mundo, no sólo el estado de las colonias, sino también la arquitectura más vanguardista y atrevida de la que el país anfitrión era capaz. Fruto de este contexto surgieron obras históricamente tan relevantes como la Torre Eiffel en París o en este caso el Crystal Palace en Londres.
El concepto sobre el que se basa el proyecto está directamente influenciado por la amplia experiencia que poseía Joseph Paxton como diseñador y constructor de invernaderos. Durante años Paxton había trabajado como jardinero en los jardines de Chatsworth al servicio del Duque de Devonshire. Allí pudo experimentar con la construcción de grandes invernaderos con estructura de hierro y vidrio adquiriendo unos conocimientos y una experiencia que se trasladaron directamente al Crystal Palace.
El concepto de invernadero no sólo resultó de lo más apropiado para la mejor conservación del material importado de latitudes mucho más cálidas como eran las colonias, sino que además supuso un antes y un después al trastocar conceptos tan básicos y asentados como el de la intimidad o la robustez. Históricamente los edificios más importantes habían estado marcados por una imagen potente y pesada fruto de las limitaciones constructivas de la piedra. La piedra era símbolo de poder, de calidad y de durabilidad, en contraposición a otros materiales como la madera, más ligera pero también más efímera y perecedera.
La estructura de hierro y cristal de Crystal Palace parecía flotar en el aire a ojos de los espectadores. Se trataba de una estructura gigantesca como pocas existían por aquel entonces, y toda ella parecía estar constantemente al borde del colapso debido a su esbelta estructura y paredes frágiles. Sin embargo se trabaja de un edificio de poder, la última tecnología del imperio, una garantía que nadie dudó en tomar, dando por lo menos una oportunidad a esa nueva arquitectura, que o bien resultaría un fracaso o se convertiría en pionera de una nueva época.
Sus paredes de cristal se convirtieron rápidamente en una obra de arte viva que pintores y poetas se apresuraron a plasmar en pinturas y versos. El vidrio era un material transparente que permitía ver a través de él, sin embargo bajo la influencia de los rallos del sol uno sólo podía ver en el su propio reflejo, permaneciendo el interior un enigma. La experiencia desde el exterior era otra completamente diferente, la sensación de estar siendo visto aún a sabiendas de que muchas veces el interior permanecía invisible para los paseantes del parque. En el siglo XIX donde la privacidad era un valor mucho más preciado de lo que puede ser en el siglo XXI esta experiencia supuso todo un reto para la sociedad, quienes lo aceptaron rápidamente, incluso con entusiasmo, como un divertimento más de cara a la vida social de la ciudad.
Los visitantes a la exposición mundial de Londres en el verano de 1851, se quedaban boquiabiertos cuando entraban en Hyde Park por primera vez y se abría frente a ellos el edificio de la Exposición Universal conocido como “Crystal Palace” – Great Exhibition of the Works of Industry of All Nations -. No había novedad en el mundo que se pareciera a la mole de cristal, nada en el planeta reunía tantas novedades en un solo edificio. Las proporciones eran majestuosas, enormes, inmensas. Para una mente victoriana de la época se abría una nueva era totalmente nueva; todo una exhibición de novedades que mostraban que el mundo ya era un lugar mucho mejor y moderno para vivir. Además era un verdadero palacio, pero era un palacio construido para el disfrute del pueblo. Y todo eso se hizo posible gracias a la reina Victoria –EL CRYSTAL PALACE Alberto tuvo mucho que ver siendo el principal valedor del evento -, con la necesidad urgente de dar un puñetazo en la mesa del mundo y gritar: ¡Somos los más grandes! Porque de eso se trataba en aquella ocasión: asentar la Commonwealth, lanzar un mensaje al mundo y a su propio país, el orgullo patrio, y desde ese momento la carrera de las exposiciones universales comenzó: había que demostrarle al globo que el país organizador era alguien muy importante y avanzado al resto del mundo.

                                  
  


Se denominó Exposición Universal pero no hubo países representantes de América presentes en la exposición, salvo Estados Unidos, primo hermano del Gran y Sacro Imperio Británico

                           

Los franceses fueron los primeros en organizar macro exposiciones relacionadas con el comercio, la industria y la agricultura a las que les aportaban valor mostrándolas en un lugar preparado para ello. La exposición de Londres fue la primera de corte universal, aunque ya decimos que no hubo representación de países americanos salvo Estados Unidos, siendo el segundo país en superficie asignada en el inmenso edificio.

                         


Nada parecido se había conocido anteriormente en el mundo, una macro exposición de todo tipo de cosas novedosas y exóticas procedentes de muchos países del mundo
Si tuviera la suerte de cruzar Hyde Park para aproximarse al Palacio de Cristal con una entrada a la exposición, podría observar el gran número de fuentes construidas para la ocasión – en aquella época había una gran obsesión por las fuentes , todas rodeadas de unos jardines cuidados hasta lo inimaginable. El edificio, en los días de sol – pocos días eran – reflejaba la luz sobre el edificio como si fuera un diamante. Las vistas desde el exterior eran impresionantes; el espectáculo era verdaderamente grandioso. Eso era precisamente lo que la Reina Victoria quería, y su promotor civil, el artífice de la Gran Exposición Sir Henry Cole, miembro de la Royal Society for the Encouragement of Arts, Manufactures, and Commerce – hoy conocida comoRoyal Society of Arts -. Se había establecido una nueva era para este tipo de eventos que se siguen celebrando hasta nuestros días. Para los ciudadanos de a pie eran una forma fantástica de ver cosas que de otra manera serían inimaginables: El exotismo de la India con su espectacular presencia en la exposición, China, el continente africano… Se podía ver elefantes vivos, cocodrilos, toda clase de pájaros, una colección grandiosa de gallinas, etcétera. Todo era novedad para los que no tuvieran la suerte de pertenecer de pleno derecho a la Royal Geographic Society, más acostumbrados a estas cosas pero en vivo y en directo.
                             

El espacio dedicado a la India era todo un reflejo del exotismo con el inestimable apoyo de la Commonwealth, por supuesto.
Se podía ver de todo, normalmente cosas que debían obedecer al concepto de novedad o máximo exotismo. Allí se presentó el primer inodoro de la historia, con cisterna y todo – el primer rollo de papel higiénico también -, por ejemplo. En el aspecto industrial, la exposición fue algo muy importante por estar en la época de mayor ebullición en la Revolución Industrial; se mostraban máquinas de todo tipo sobre todo en representación del país anfitrión y de los Estados Unidos. Y no solo máquinas sino también se mostraban maquinas extractoras de combustibles fósiles que las hacían funcionar. Era una verdadera muestra del poder industrial inmenso de Inglaterra desplegado por todo el mundo. También una forma de mostrar al pueblo británico que ellos formaban parte de ese poder, que los trabajadores se convertirían obreros asegurando trabajo para todos, y afirmar que en Inglaterra no iba a hacer falta una revolución del pueblo para reivindicar sus derechos como trabajadores. Fue una forma muy hábil de eliminar la posibilidad de una revolución social apelando a algo muy importante que unía a todos allí: el orgullo de ser británico y de formar parte del progreso – construyes, no destruyes.
                          
                                                      Pabellón egipcio de la Exposición Universal
La Exposición Universal de 1851 recibió a 6 millones de visitantes, no habiendo en Europa hasta entonces un movimiento de gente tan enorme por una única razón. Muchos de los días el recinto se llenaba y, para frustración de los que se habían dormido, solo podían ver desde el exterior el cartel que decía “FULL”. Hubo días que llegó a acoger a más de 110.000 personas. El macro evento generó unos beneficios de 17 millos de libras, que se invirtieron en crear el Museo de Historia Natural  y el Museo Alberto y Victoria . El resto del dinero se invirtió en diferentes programas de educación nacional.
                                           
                                Una de las escasas fotografías que se conservan del interior de la exposición
Entre otras muchas cosas, en el interior los visitantes pudieron ver todo el proceso de producción de algodón desde la hilatura hasta terminado de tela. Se mostraron los últimos inventos en instrumentos científicos, incluyendo el telégrafo eléctrico, microscopios, bombas de aire y barómetros, así como instrumentos musicales, relojería e instrumentos quirúrgicos. Un edificio especial , conocido como “La Gran Shalimar”, fue construido para albergar grandiosos espectáculos. El Palacio de Cristal fue un enorme éxito, considerado una arquitectura maravillosa, como un triunfo de la ingeniería que mostró la importancia de la propia exposición. Cuando la exposición terminó, el edificio fue desmontado y reconstruido en forma ampliada en Sydenham en el sur de Londres, pero con nuevos anexos al edificio central. Desgraciadamente allí duró muy poco ya que fue destruido por un incendio el 30 de noviembre de 1936.
                              
                                      Una de las páginas del catálogo especialmente editado de la exposición
La exposición universal no dejó a nadie indiferente. Como anécdota decir que Karl Marx entendió la exposición como un emblema del fetichismo capitalista. El rey Ernesto Augusto I de Hannover, poco antes de su muerte, escribió al respecto:“La locura y el absurdo de la Reina en permitir la realización de esta locura que golpea a la mente sensata y de buen pensamiento, y estoy asombrado de los propios ministros no insisten no celebrarla, ya que ningún ser humano puede responder por lo que puede ocurrir en la ocasión. La idea debe sorprender a todos los ingleses honestos y bien intencionados. Pero parece que todo conspira para destacar a los ojos de Europa”. No todas las mentalidades gobernantes en aquella época eran tan avanzadas como las de Alberto y Victoria. Y precisamente esas diferencias acabaron marcando la diferencia durante años. En fin, había mucha envidia también en aquella época.
                            





El final del Crystal Palace llegó en el año 1936. Un tremendo incendio que devastó completamente la construcción de acero y cristal hizo desaparecer el icono del comienzo de las exposiciones universales. Nada se hizo para reconstruirlo. Siempre podemos ir al parque del Retiro de Madrid y mirando su palacio de cristal y por medio de un ejercicio de abstracción, imaginarnos que estamos viendo en Crystal Palace a pequeña escala.
                                                       Palacio de Cristal en el Retiro madrileño






O en su defecto en Grand Palais de Paris que albergaría la exposición universal de 1900… La organizada en París en 1844 no fue universal, fue nacional.


No hay comentarios:

Publicar un comentario