jueves, 13 de febrero de 2020

AUGUSTO RODIN...LA ESCULTURA MAS ALLÁ DEL IMPRESIONISMO Y SU TESTAMENTO


Auguste Rodin nació en París en el seno de una familia modesta, apenas sabemos nada de su infancia. Sus primeros años no fueron fáciles, no siendo admitido en la Escuela de Bellas Artes, tuvo que resignarse con asistir a la Petit Ecole de artes decorativas. Tampoco gozó de la comprensión de la crítica y su primer empleo fue como dibujante y modelador de escultura decorativa.

La Danaide
A finales del siglo XIX, el Impresionismo, que era un movimiento fundamentalmente pictórico, ejerció una profunda influencia en la escultura. Aunque no parecía la más idónea para traducir las vibraciones atmosféricas, algunos escultores introdujeron las sensaciones lumínicas a través de la renovación de las técnicas, explotando las posibilidades del material y estudiando los efectos de lo inacabado, técnica que ya había iniciado Miguel Ángel. Se proponen renovar los ideales de la escultura, alejándola de los modelos clásicos y de las inclinaciones exageradas del Naturalismo.
Clasificar a Rodin simplemente como impresionista no sería justo, ya que traspasó sus límites poniendo su arte al servicio de un programa simbolista. La escultura era un instrumento para su personal interpretación de la naturaleza. Funde la técnica impresionista, que con la rugosidad de las superficies y la multiplicación de planos, obtiene efectos de luz y de vida profunda de las figuras.



Su fama la alcanzó en 1877 con El despertar de la humanidad o Edad del Bronce. Fue muy criticada porque su realismo indujo a pensar que había sido fundida a partir de un modelo vivo. Es un desnudo masculino de tamaño natural. El joven, aunque le cuesta mantener su vigor, parece que va a lanzarse a la vida. Con la mano izquierda plegada parece contener la explosión de amor, de deseo y de esperanza anunciando lo que será la posterior producción de Rodin.



Su segunda gran obra es San Juan Bautista predicando. Sus estudios de modelado con Carpeaux le enseñaron a plasmar el movimiento. Rodin representa los dos pies de San Juan planos y separados, como si caminara. La pierna y el pie derecho sugieren el comienzo de un paso y la pierna y el pie izquierdo parecen terminar otro.

Comenzó una etapa sumamente activa en 1880 recibiendo el encargo de hacer una puerta monumental de bronce para el Museo de Artes Decorativas de París. Escogió como tema el Infierno de Dante, por eso se han denominado las Puertas del Infierno.
Al principio, imaginó las Puertas como un portal en sí, como las puertas del Paraíso de Ghiberti. Pero fue modificando la idea de elaborados paneles rectangulares y creó en su lugar paneles en los que presenta una secuencia de figuras de varios tamaños que proyectaban infinidad de relieves sobre un fondo turbulento y escarpado. Representan a los condenados ascendiendo y cayendo.
En la parte superior, tres desnudos masculinos forman el grupo de Las Sombras que personifican la victoria de la muerte. Presidiendo el conjunto, en el centro del dintel, aparece sentada la figura del poeta Dante, que acabaría evolucionando en su famoso Pensador.
El denominador común es la visión trágica de la condición humana, las pasiones, los deseos y los tormentos.
El Museo nunca fue construido y la entrada nunca acabada, pero las Puertas del Infierno fueron el origen para muchas de las obras posteriores de Rodin, como El Pensador o El Beso. Al margen, realizaría Los burgueses de Calais y otros encargos como el Balzac.



El Beso representaba en su origen a Paolo y Francesca, personajes procedentes de La Divina Comedia, poema de Dante Alighieri . Muertos por el marido de Francesca que les sorprendió besándose, ambos enamorados fueron condenados a errar en los Infiernos. Este grupo, diseñado de forma temprana por Rodin, en el proceso creativo de La Porte de L'Enfer (La Puerta del Infierno), se encuentra bien situado en la parte inferior de la hoja izquierda, frente a Ugolino, hasta 1886, fecha en la que el escultor tomó conciencia de que esta representación de la felicidad y de la sensualidad estaba en contradicción con el tema de su gran proyecto.   Fue entonces que hizo de éste una obra autónoma y que la mostró a partir de 1887. El modelado flexible y liso, la composición muy dinámica y el tema encantador, hicieron que este grupo tuviera un éxito inmediato. Como ningún detalle anecdótico hacía recordar la identidad de ambos amantes, el público lo bautizó Le Baiser (El Beso), título abstracto que traduce bien su carácter universal. El Estado francés encargó una versión ampliada en mármol que Rodin tardó cerca de diez años en entregar. Fue solo en 1898 que aceptó mostrar lo que llamaba su "gran bibelot".
El Pensador. Rodin
El Pensador encarna el acto de meditación. El influjo de Miguel Ángel en esta escultura es determinante. El personaje se encuentra sumido en la profundidad de sus reflexiones, librando una batalla interior. A través de la constitución muscular manifiesta la fuerza de los tormentos morales y las angustias humanas. Todo el cuerpo lo tiene empleado en el pensar, hasta los pies están crispados por el esfuerzo de debatirse entre los pros y los contras de sus propósitos.
La luz y la técnica del modelado son impresionistas, pero el vigor de las formas, el trabajo de la materia y las texturas dejan entrever rasgos expresionistas.


En 1884, el municipio de Calais le encarga Los burgueses de Calais para inmortalizar un hecho famoso en la historia de la ciudad y de la guerra de los Cien Años. Rodin se sentirá atraído por la tarea de crear un monumento que conmemora a un grupo y no a un personaje individual. Pero la unidad formal del conjunto era menor que la psicológica, concentrándose en la reacción individual de cada miembro del grupo. Los seis burgueses parecen totalmente inconscientes de la presencia de los otros. Lo único que los une es su condición de rehenes. Son antihéroes, complejos seres humanos, diferentes cada uno de ellos entre sí.
Los concejales de Calais lo consideraron un fracaso, la obra no representaba el acontecimiento ni el acto de sacrificio ejemplar, sino que era un monumento a las dificultades humanas y a sus diferentes reacciones.


La Sociedad de Hombres de Letras decidió patrocinar un monumento a Balzac y le encomendó la tarea a Rodin. Tras años de búsquedas y revisiones su concepción del monumento cambió, desde un retrato basado en el parecido físico del escritor hasta una síntesis de Balzac como individuo y como creador. Se empeñó en buscar una forma de modelar toda la personalidad de Balzac en algo visible, tangible. Finalmente, el escritor aparece como una figura gigantesca, cuando en realidad era un hombre de pequeña estatura, dominada por la inspiración creadora. Lo vistió con la austera bata que se ponía por la noche mientras trabajaba dejando que toda la atención se concentrara en la poderosa cabeza de rasgos profundamente marcados. La estatua fue rechazada por la Sociedad y transfirió el encargo a Falguiere.
A partir de la Exposición Universal de París de 1900, que suponía una retrospectiva del escultor, Rodin no realizará ninguna obra de importancia.
Está considerado como uno de los escultores más importantes del S. XIX y principios del XX. Su fuerza como escultor residió en su habilidad para ver más allá de la superficie. Para él la belleza del arte radica en la representación del estado interior.














Esculturas

Rodin era un creador sin parangón, un trabajador acérrimo. Tras sus inicios en la "Pequeña Escuela", trabaja en el taller del ornamentista Albert-Ernest Carrier-Belleuse, en París y posteriormente en Bruselas, donde demuestra una gran habilidad para los temas decorativos, de espíritu dieciochesco. El descubrimiento de Miguel Ángel, durante un viaje a Italia en 1875-1876, fue determinante para su trabajo posterior. A su vez, Rodin opera una ruptura en la historia de la escultura, abriendo paso al arte del siglo XX, mediante la introducción en su obra de procesos técnicos y opciones plásticas que se encuentran en el centro de su estética.













- See more at: http://www.musee-rodin.fr/es/colecciones/esculturas?display=texte#sthash.nWUillJc.dpuf
                                                ORPHELINE ALSACIENE-1871
Rodin era un creador sin parangón, un trabajador acérrimo. Tras sus inicios en la "Pequeña Escuela", trabaja en el taller del ornamentista Albert-Ernest Carrier-Belleuse, en París y posteriormente en Bruselas, donde demuestra una gran habilidad para los temas decorativos, de espíritu dieciochesco. El descubrimiento de Miguel Ángel, durante un viaje a Italia en 1875-1876, fue determinante para su trabajo posterior. A su vez, Rodin opera una ruptura en la historia de la escultura, abriendo paso al arte del siglo XX, mediante la introducción en su obra de procesos técnicos y opciones plásticas que se encuentran en el centro de su estética. - See more at: http://www.musee-rodin.fr/es/colecciones/esculturas?display=texte#sthash.nWUillJc.dpuf


                                                          LA MANO DE DIOS Ó LA CREACIÓN


                                                                    LA MUJER EN CUCLILLAS




                                                            MONUMENTO A VICTOR HUGO




                                                                  MOVIMIENTO DE DANZA



                                                                           LA CATEDRAL

Rodin era un creador sin parangón, un trabajador acérrimo. Tras sus inicios en la "Pequeña Escuela", trabaja en el taller del ornamentista Albert-Ernest Carrier-Belleuse, en París y posteriormente en Bruselas, donde demuestra una gran habilidad para los temas decorativos, de espíritu dieciochesco. El descubrimiento de Miguel Ángel, durante un viaje a Italia en 1875-1876, fue determinante para su trabajo posterior. A su vez, Rodin opera una ruptura en la historia de la escultura, abriendo paso al arte del siglo XX, mediante la introducción en su obra de procesos técnicos y opciones plásticas que se encuentran en el centro de su estética. - See more at: http://www.musee-rodin.fr/es/colecciones/esculturas?display=texte#sthash.nWUillJc.dpuf

Testamento de Augusto Rodin

He aqui el texto completo:

Jóvenes que aspiráis a oficiantes de la Belleza, puede que os resulte grato encontrar aquí el resumen de una larga experiencia.
Amad devotamente a los maestros que os precedieron. Inclinaos ante Fidias y ante Miguel Angel. Admirad la divina serenidad del uno; la salvaje angustia del otro. La admiración es un vino generoso para los nobles espíritus.
Guardaos, sin embargo, de imitar a vuestros mayores. Respetuosos de la tradición, sabed discernir lo que ella contiene de eternamente fecundo: el amor a la naturaleza y la sinceridad. Estas son las dos fuertes pasiones de los genios. Todos adoraron la Naturaleza y no mintieron jamás. De este modo la tradición os tiende la llave merced a la cual podréis evadiros de la rutina. Es la propia tradición la que os recomienda interrogar sin cesar la realidad y la que os prohíbe someteros ciegamente a ningún maestro.
 Que la naturaleza sea vuestra única diosa. Tened en ella una fe absoluta. Estad. seguros de que nunca es fea y limitad vuestra ambición a serle fieles.
Todo es bello para el artista, puesto que en todo ser y en toda cosa, su penetrante mirada descubre el carácter, es decir la verdad interior que trasparece bajo la forma. Y esta verdad es la belleza misma. Estudiad religiosamente y no podréis dejar de encontrar la verdad.
Trabajad con encarnizamiento.
Vosotros, estatuarios, fortificad en vosotros el sentido de la profundidad. El espíritu se familiariza difícilmente con esta noción. Imaginar las formas en espesor le resulta embarazoso. Esta es sin embargo vuestra tarea.
Ante todo estableced netamente los grandes planos de las figuras que vais a esculpir. Acentuad vigorosamente la orientación que vais a dar a cada parte del cuerpo, a la cabeza, a los hombros, a la pelvis, a las piernas. El arte exige decisión. Es por la bien acusada fuga de las líneas, que os sumergiréis en el espacio y que os haréis dueños de la profundidad. Cuando vuestros planos estén definidos, todo ha sido hallado. Vuestra estatua vive ya. Los detalles nacen y se disponen por sí mismos, de seguida.
Cuando modeléis, no penséis en superficie sino en relieve.
Que vuestro espíritu conciba toda superficie como el extremo de un volumen que la empujara desde atrás. Figuraos las formas como si apuntaran hacia vosotros. Toda vida surge de un centro, luego germina y se expande de adentro hacia afuera. Del mismo modo, en toda bella escultura, se adivina siempre una potente impulsión interior. Este es el secreto del arte antiguo.
Vosotros, pintores, observad igualmente la realidad en profundidad. Mirad, por ejemplo, un retrato pintado por Rafael. Cuando este maestro representa un personaje de frente, hace huir oblicuamente la línea del pecho y es de este modo que nos da la ilusión de la tercera dimensión.
Todos los grandes pintores sondearon el espacio. Es en la noción de espesor que radica la fuerza.
Recordad esto: no hay líneas, sólo existen volúmenes. Cuando dibujéis, no os preocupéis jamás del contorno, sino del relieve. Es el relieve lo que rige el contorno.
Ejercitaos sin descanso. Es preciso extenuarse en el oficio.
El arte no es más que sentimiento. Pero sin la ciencia de los volúmenes, de las proporciones, de los colores, sin la habilidad de la mano, el más vivo de los sentimientos se queda como paralizado. ¿Qué sería del más grande de los poetas en un país extranjero cuya lengua ignorara? En la nueva generación de artistas, hay numerosos poetas que se niegan a aprender a hablar. Es así como no hacen más que balbucear.
¡Paciencia! No contéis con la inspiración. Ella no existe.
Las únicas cualidades del artista son prudencia, atención, sinceridad, voluntad. Cumplid vuestra tarea como honrados obreros.
Sed verídicos, jóvenes. Pero esto no significa: sed vulgarmente exactos. Hay una deleznable exactitud: la de la fotografía y la del calco. El arte solo comienza con la verdad interior. Que todas vuestras formas, todos vuestros colores traduzcan sentimientos.
El artista que se conforma con un simple simulacro y reproduce servilmente los detalles sin valor, no será jamás un maestro. Si habéis visitado algún cementerio italiano, sin duda habréis notado con que puerilidad los artistas encargados de decorar la tumbas se dedican a copiar en sus estatuas, los bordados, los encajes, las trenzas de cabellos. Puede que sean exactos, pero no verídicos, puesto que no se dirigen al alma.
Casi todos nuestros escultores recuerdan a los de los cementerios italianos. En los monumentos de nuestras plazas públicas, no se distinguen más que levitas, mesa, veladores, sillas, máquinas, globos, telégrafos. Nada de verdad interior; nada, pues, de arte. Apartaos de semejante baratillo.
Sed profundamente, ferozmente verídicos. No vaciléis jamás en expresar lo que sintáis, ni siquiera cuando os encontréis en oposición con las ideas corrientes y aceptadas. Puede ocurrir que al principio no seáis comprendidos. Pero vuestro aislamiento será de corta duración. Pronto vendrán amigos hacia vosotros: puesto que lo que es profundamente verdadero para un hombre lo es para todos.
Por lo tanto, nada de gestos, nada de contorsiones para atraer al público. ¡Simplicidad, ingenuidad!
Los más bellos motivos se encuentran delante de vosotros: son aquellos que conocéis mejor.
Mi muy querido y muy grande Eugenio Carriére, que tan pronto nos dejó, demostró su genio pintando a su mujer
y a sus hijos. Le bastaba celebrar el amor maternal para ser sublime. Los maestros son aquellos que miran con sus propios ojos lo que todo el mundo ha visto y que saben percibir la belleza de lo que es demasiado familiar para los otros espíritus.
Los malos artistas calzan siempre los anteojos del prójimo.
La gran cuestión es ser capaz de emoción, de amar, de esperar, de vibrar, de vivir. ¡Ser hombre antes de ser artista! La verdadera elocuencia se burla de la elocuencia, decía Pascal. El verdadero arte se burla del arte. Yo tomo aquí el ejemplo de Eugenio Carriére. En las exposiciones, la mayor parte de los cuadros no son más que pintura; ¡los suyos semejaban, en medio de los otros, ventanas abiertas sobre la vida!
Admitid las críticas Justas. Las reconoceréis fácilmente. Son aquellas que os confirmarán en una duda que os persigue. Pero no os dejéis abatir por aquellas que vuestra conciencia no admite.
No temáis las críticas injustas. Ellas indignarán a vuestros amigos, los obligarán a reflexionar sobre la simpatía que os tienen y la sostendrán más resueltamente cuando disciernan mejor los motivos.
Si sois nuevos en el ejercicio de vuestro arte, no contaréis al principio más que con un corto número de partidarios y una multitud de enemigos. No os descorazonéis. Los primeros triunfarán: pues ellos saben por qué os aman; los otros ignoran por qué les sois odiosos; los primeros están apasionados por la verdad y reclutan sin cesar nuevos adherentes; los otros no demuestran ningún celo durable por su falsa opinión; los primeros son tenaces, los otros giran a todos los vientos. La victoria de la verdad es segura.
No perdáis vuestro tiempo en anudar relaciones mundanas o políticas. Veréis a muchos de vuestros cofrades llegar por la intriga a los honores y la fortuna: éstos no son verdaderos artistas. Algunos de ellos son, sin embargo, muy inteligentes y si vosotros os ponéis a luchar con ellos en su propio terreno, perderéis tanto tiempo como ellos mismos, es decir toda vuestra existencia: entonces no os quedará ni un minuto para ser artistas.
Amad apasionadamente vuestra misión. No existe otra más bella. Es mucho más alta de lo que el vulgo cree.
El artista da un gran ejemplo.
Adora su oficio: su más preciosa recompensa es la alegría de haber procedido bien. Actualmente, se persuade a los obreros, por desdicha suya, a que odien su trabajo y lo saboteen. El mundo solo será feliz cuando todos los hombres tengan alma de artistas, es decir, cuando todos sientan el placer de su labor.
El arte es aún una magnífica lección de sinceridad.
El verdadero artista expresa siempre lo que piensa, aún a riesgo de hacer tambalear todos los prejuicios establecidos.
De este modo enseña la franqueza a sus semejantes. ¡Imaginemos qué maravillosos progresos se realizarían de pronto si la veracidad absoluta reinara entre los hombres!
¡Qué pronto la sociedad se desprendería de sus errores y sus fealdades francamente confesados y con qué rapidez nuestra tierra se convertiría en un Paraíso!… 

No hay comentarios:

Publicar un comentario