El monasterio fue fundado a mediados del siglo IX. Destruido por los normandos, fue reconstruido en lo alto de la colina.
En 1050 fue colocado bajo la advocación de Santa María Magdalena, cuyas reliquias conserva. Eso lo convirtió en centro de peregrinación a la vez que en uno de los cuatro puntos de partida de la ruta hacia Santiago de Compostela.
San Bernardo de Claraval en 1146 llamó desde aquí a la segunda cruzada en presencia de Luis VII, cuando la abadía estaba en su máximo apogeo.
La iglesia fué víctima de las revueltas de los hugonotes en el siglo XVI y de la Revolución Francesa a fines del XVIII, fue restaurada y recuperada en el siglo XIX.
La restauración fué llevada a cargo de Viollet-le-Duc,el cual reinventó la actual fachada y las bóvedas. Del portal principal, parece que sólo queda de original la arquivolta más exterior.
La parte superior de esta fachada, con cinco vanos alargados que dan luz al nártex, es obra del siglo XIII.
El nártex es una de las obras maestras del románico. De planta casi cuadrada, se divide en tres tramos y tiene la misma anchura que las tres naves.
Tres portales esculpidos se abren hacia el interior
En el central la decoración es de gran expresividad manifestada en el movimiento de los cuerpos y el tratamiento de los pliegues de la ropa. Un Cristo de talla excepcional, situado en una mandorla, extiende sus manos hacia los apóstoles encomendándoles la misión de evangelizar a todos los pueblos. Sobre el dintel aparecen los miembros de las diversas naciones (reales o imaginarias) del mundo pagano.
Por ejemplo, los pigmeos que usan una escalera para subir al caballo.
O los seres de grandes orejas.
En las arquivoltas aparecen otros pueblos: bizantinos, etíopes e incluso los cinocéfalos (hombres con cabeza de perro).
La arquivolta superior alterna los signos del zodíaco y los meses del año representados por sus tareas.
En el tímpano de la portada sur sobre el dintel aparecen la Anunciación, la Visitación y la Natividad y, en el registro superior, la Adoración de los Magos.
La norte está dedicada a las apariciones de Jesús tras resucitar. En el tímpano a los apóstoles y en el dintel a los discípulos de Emaús.
Los grandes y elegantes pilares que sostiene las bóvedas del nártex muestran capiteles historiados, de los que siguen algunos ejemplos.
Uno con la historia de San Juan Bautista
Otro con Sansón matando al león.
La historia de José y la mujer de Putifar.
Y la tentación de San Benito
La iglesia, de planta basilical, presenta tres naves cubiertas con bóvedas de arista.
La nave central resalta por su tamaño y luminosidad. Es más larga que las de las catedrales de París o de Amiens.
En las dovelas de los arcos fajones alternan los colores al igual que en las grandes construcciones germánicas otónidas y renanas.
Los capiteles de los pilares de la nave son más destacados que los del nártex y además casi todos originales.
Entre ellos, el rapto de Ganímedes, tema que ha dado mucho que hablar y sobre el que aún siguen las discusiones sobre el porqué de su aparición en una iglesia y en esa época.
Hay fantásticas escenas de lucha no siempre fácilmente identificables.
Espectaculares como la historia de David, que culmina con la muerte de Goliat.
La muerte de Absalón.
Moisés y el becerro de oro.
La muerte de San Pablo eremita.
La leyenda de Santa Eugenia.
Algunos muy habituales en el románico como el de Adán y Eva.
Jacob luchando con el ángel.
San Martín obrando el milagro de evitar la caída del árbol.
David cabalgando un león.
La representación de los cuatro vientos.
El molino místico expresando la relación entre el Antiguo y el Nuevo Testamento.
La que se conoce como leyenda de San Huberto, que yo más bien creo fuese de San Eustaquio porque la de San Huberto -con escena muy similar- se popularizó más tarde
La representación de la lujuria.
La cabecera ya es gótica. Elevada sobre una cripta, consta de capillas circulares y otras cuatro cuadradas que se abren al deambulatorio.
En la cripta se veneran las reliquias de Santa Magdalena.
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