Cuando se habla de la pintura de la India hay que tener en cuenta que esta ocupa una región muy vasta y que recibió influencias procedentes de otras culturas, estando estás acorde a la situación histórica y religiosa que se desenvolvió en forma diferente en cada región.
En relación al surgimiento de la pintura en el arte Indio se han encontrado vestigios de representaciones en pintura rupestre en Bhimbetka; cercana a la zona de Bhopal en aproximadamente mil cuevas. La fecha establecida para estas cuevas data del periodo paleolítico (7000 A.C). En tan remoto tiempo los pobladores de esta zona estaban aun conformando las bases de la civilización y sin embargo ya los incipientes ejemplares de realización pictórica se realizan en las paredes de estas cavernas que usaban además como protección de las inclemencias del tiempo y los animales.
A través de la representación de estilizadas figuras humanas mediante simples trazos, se observa a los mismos participando en actividades de caza, con lo que según sus creencias propiciaban la buena cacería y la abundancia de alimentos. La figura de los animales se realiza más robusta utilizando también trazos que intentan dar sensación de volumen, siendo esta figura del animal predominante en el conjunto.
Se observan en estas pinturas también danzas, representación de escenas de nacimientos y enterramientos y por supuesto de ritos religiosos que eran ya desde entonces un tema principal debido a la necesidad de tener condiciones climáticas favorables que permitieran la subsistencia. Por los temas de caza antes mencionados se conoce de la fauna típica que cronológicamente correspondió con ese periodo de la prehistoria en la India, donde elefantes, tigres, rinocerontes y bisontes se pueden apreciar aun en la actualidad en estas pinturas rupestres que se conservan.
En los distintos periodos de la larga historia de la pintura India, observamos que el resultado de esta amalgama de culturas, religiones, política y castas sociales así como el desempeño del desarrollo económico en cada región, definieron tendencias pictóricas y técnicas de elaboración de la misma que aunque diferentes; según su procedencia, ofrece también algunas características de realización comunes.
Características comunes de realización de la pintura en La India atreves del tiempo.
–La capacidad de adaptación de sus artistas.
–Su amor a la naturaleza y los animales.
–El detallismo y minuciosidad de su trabajo. (uno de los más importantes).
–La utilización de increíbles juegos visuales entre los elementos del conjunto.
–Utilización más frecuente del Volumen Tridimensional en lugar del claroscuro.
–Sombreado realista y naturalista.
El trabajo en los talleres de pintura en La India estaba organizado según los distintos niveles de especialización y maestría. El trabajo de los artistas, también determinado por la tradición familiar o la pertenencia a una casta concreta, solía ser anónimo.
En La pintura India sobre todo en el periodo del Hinduismo con frecuencia las Deidades son representadas con múltiples brazos, especialmente cuando están ocupados en el combate usando su forma cósmica para la destrucción de poderosas fuerzas del mal. La multiplicidad de brazos destaca el inmenso poder de la Deidad y su capacidad para realizar varias hazañas al mismo tiempo. El artista indio se inclina a representaciones de este tipo ya que constituyen un simple y además eficaz medio de expresar la omnipresencia y omnipotencia de una deidad. Demonios con frecuencia son simbolizados con cabezas múltiples para indicar su poder sobrehumano.
La representación ocasional de una deidad con más de una cabeza generalmente está motivada por el deseo de retratar diferentes aspectos del carácter de esa deidad. Así, cuando el dios Shivá es representado con una cabeza de triple, la cara central indica su carácter esencial y las restantes caras representan los aspectos de fiereza y felicidad.
El estilo narrativo y simbólico que conforman estas pinturas de La India resulta eficaz para comprender el mensaje por los creyentes y adoradores, son sin embargo difíciles de entender por el espectador no conocedor de las historias, ritos y leyendas relacionados con estas religiones. En el caso de la pintura Budista el tema se limita a representar la figura de Buda ofreciendo protección y propagando estas enseñanzas.
Las pinturas para las iluminaciones sagradas de los templos,eran no solo sumamente hermosas y con gran nivel de detalle y acabado sino que también, encargar copias de estos textos era una acción religiosa muy importante ya que incrementaba el karma; concepto basado en la creencia de que toda acción (karma en sánscrito) tiene sus consecuencias.
La tradición de iluminar manuscritos empezó a florecer en la India en torno al siglo XI, en los monasterios budistas, donde se pintaban escenas que embellecían las copias de los textos sagrados y facilitaban la meditación. Fieles del Budismo, el Jainismo y el Hinduismo encargaban estos textos religiosos, que luego donaban a los templos para acrecentar sus méritos espirituales. Las obras más antiguas de este género estaban pintadas en hojas de palma, y en un formato horizontal que se conservaría aun después de introducirse el papel en la India.
Hasta el siglo XV los pintores indios utilizaron un estilo conservador y repetitivo, con una paleta limitada y escasa amplitud temática; pero esto cambio cuando la difusión del trabajo de ilustración elaborado en los talleres de las cortes a principios del siglo XVI. La formación que allí recibían los artistas locales, supuso un enriquecimiento de su trabajo y les animó a ilustrar nuevos textos, como las victorias de la diosa Kali, obras devocionales al dios Krisna o textos filosóficos.
Se amplía la representación temática en general que abarcan ahora desde asuntos mundanos (con aparente insignificancia), pasando por los temas religiosos y la escenificación pictórica de leyendas y cuentos populares.
A partir del siglo XV en La India se ilustran las narraciones persas más populares encargadas por una clientela de élite aquí asentada, conformada por acaudaladas familias Persas que no busca ya incrementar sus méritos espirituales sino que buscan mostrar estos trabajos como signo de educación, riqueza y sofisticación cultural al tiempo que cumplían con la función decorativa de deleite visual.
Estas ilustraciones minuciosamente realizadas denotan una suntuosidad que asombra a los espectadores, un ejemplo significativo se observa en una de las primeras obras que se ilustró en la India y que fue una versión del Khamsa, un conjunto de cinco poemas persas escritos en el siglo XIII que relataban las conquistas de Alejandro Magno y las hazañas amorosas y épicas de diversos personajes históricos. Las ilustraciones de este periodo se les conocen como líricas por su alto contenido poético, épico y dramático muy a tono con la influencia del arte Persa.
La pintura del periodo correspondiente con el esplendor del Imperio mogol ha dejado como herencia una de las representaciones más reconocidas del arte indio. El emperador Akbar (1556-1605) fue en parte responsable de esta explosión de magnificencia, el contrato a un centenar de talentosos artistas indios para que trabajaran en el taller imperial bajo la dirección de siete pintores procedentes de la corte de Irán.
Las obras que realizaron conjuntamente los artistas de este grupo estaban sometidas al realismo impuesto por el gusto del emperador y constituyen un excelente conjunto que revela un estilo nuevo, dotado de una vitalidad sin precedentes que se aparta de las tradicionales y ya repetitivas temáticas y esquematismo de estilos anteriores llevaron a la India. Estás estampas, así como la aparición de pinturas mogolas en la Europa del siglo XVIII propició la incorporación de elementos orientales en la pintura occidental y sirvieron por supuesto también de inspiración a los artistas indios. Este curioso diálogo intercultural que se concreta gracias a los préstamos estéticos y estilísticos mutuos fue un capítulo importante en toda la serie de influencias exteriores que contribuyeron a conformar la pintura india.
Las obras realizadas por los artistas indios para los funcionarios y comerciantes británicos vinculados a la Compañía de las Indias Orientales reflejan su interés por los métodos de investigación científica que se generalizaban en la Europa del siglo XVIII, y reproducen con realismo ejemplos de la flora y fauna locales.
Los artistas plásticos indios interpretaron muy a su forma las convenciones artísticas europeas tales como; el sombreado, la perspectiva y un cromatismo discreto, así como cierta sensación de distanciamiento entre el espectador y la obra. Estas pinturas extienden incluso ya durante el periodo de la dominación británica el interés mogol por el género animalista.
Miembros de la Compañía Británica asentados en la India solicitaban a los artistas indios locales obras en que los animales y fauna locales estuvieran representados. Alcanzan estas obras un dominio técnico sorprendente donde destacan su vibrante colorido, el que tanto aporta a las magistrales composiciones de los artistas de aquella época. Los artistas locales adaptaron sus prácticas y habilidades tradicionales consolidadas por el tiempo para responder a los requerimientos británicos. Puede decirse que se desarrolla en esta etapa una afición por lo pintoresco.
Durante el periodo que sigue un interés hacia el retrato (sobre todo de personajes importantes contribuye a documentar personas y eventos importantes. El retrato estilo Cameo se hace muy popular en este periodo, hasta que La demanda de este tipo de obras decayó a partir de 1848, cuando la Compañía de las Indias Orientales empezó a disolverse y un nuevo medio, la fotografía, sustituyó en gran parte a la pintura como procedimiento para documentar a los habitantes y los lugares de la ya oficialmente colonia del Imperio británico.
El trabajo en los talleres de pintura en La India estaba organizado según los distintos niveles de especialización y maestría. El trabajo de los artistas, también determinado por la tradición familiar o la pertenencia a una casta concreta, solía ser anónimo.
En La pintura India sobre todo en el periodo del Hinduismo con frecuencia las Deidades son representadas con múltiples brazos, especialmente cuando están ocupados en el combate usando su forma cósmica para la destrucción de poderosas fuerzas del mal. La multiplicidad de brazos destaca el inmenso poder de la Deidad y su capacidad para realizar varias hazañas al mismo tiempo. El artista indio se inclina a representaciones de este tipo ya que constituyen un simple y además eficaz medio de expresar la omnipresencia y omnipotencia de una deidad. Demonios con frecuencia son simbolizados con cabezas múltiples para indicar su poder sobrehumano.
El estilo narrativo y simbólico que conforman estas pinturas de La India resulta eficaz para comprender el mensaje por los creyentes y adoradores, son sin embargo difíciles de entender por el espectador no conocedor de las historias, ritos y leyendas relacionados con estas religiones. En el caso de la pintura Budista el tema se limita a representar la figura de Buda ofreciendo protección y propagando estas enseñanzas.
Las pinturas para las iluminaciones sagradas de los templos,eran no solo sumamente hermosas y con gran nivel de detalle y acabado sino que también, encargar copias de estos textos era una acción religiosa muy importante ya que incrementaba el karma; concepto basado en la creencia de que toda acción (karma en sánscrito) tiene sus consecuencias.
La tradición de iluminar manuscritos empezó a florecer en la India en torno al siglo XI, en los monasterios budistas, donde se pintaban escenas que embellecían las copias de los textos sagrados y facilitaban la meditación. Fieles del Budismo, el Jainismo y el Hinduismo encargaban estos textos religiosos, que luego donaban a los templos para acrecentar sus méritos espirituales. Las obras más antiguas de este género estaban pintadas en hojas de palma, y en un formato horizontal que se conservaría aun después de introducirse el papel en la India.
Hasta el siglo XV los pintores indios utilizaron un estilo conservador y repetitivo, con una paleta limitada y escasa amplitud temática; pero esto cambio cuando la difusión del trabajo de ilustración elaborado en los talleres de las cortes a principios del siglo XVI. La formación que allí recibían los artistas locales, supuso un enriquecimiento de su trabajo y les animó a ilustrar nuevos textos, como las victorias de la diosa Kali, obras devocionales al dios Krisna o textos filosóficos.
Se amplía la representación temática en general que abarcan ahora desde asuntos mundanos (con aparente insignificancia), pasando por los temas religiosos y la escenificación pictórica de leyendas y cuentos populares.
A partir del siglo XV en La India se ilustran las narraciones persas más populares encargadas por una clientela de élite aquí asentada, conformada por acaudaladas familias Persas que no busca ya incrementar sus méritos espirituales sino que buscan mostrar estos trabajos como signo de educación, riqueza y sofisticación cultural al tiempo que cumplían con la función decorativa de deleite visual.
Estas ilustraciones minuciosamente realizadas denotan una suntuosidad que asombra a los espectadores, un ejemplo significativo se observa en una de las primeras obras que se ilustró en la India y que fue una versión del Khamsa, un conjunto de cinco poemas persas escritos en el siglo XIII que relataban las conquistas de Alejandro Magno y las hazañas amorosas y épicas de diversos personajes históricos. Las ilustraciones de este periodo se les conocen como líricas por su alto contenido poético, épico y dramático muy a tono con la influencia del arte Persa.
La pintura del periodo correspondiente con el esplendor del Imperio mogol ha dejado como herencia una de las representaciones más reconocidas del arte indio. El emperador Akbar (1556-1605) fue en parte responsable de esta explosión de magnificencia, el contrato a un centenar de talentosos artistas indios para que trabajaran en el taller imperial bajo la dirección de siete pintores procedentes de la corte de Irán.
Las obras que realizaron conjuntamente los artistas de este grupo estaban sometidas al realismo impuesto por el gusto del emperador y constituyen un excelente conjunto que revela un estilo nuevo, dotado de una vitalidad sin precedentes que se aparta de las tradicionales y ya repetitivas temáticas y esquematismo de estilos anteriores llevaron a la India. Estás estampas, así como la aparición de pinturas mogolas en la Europa del siglo XVIII propició la incorporación de elementos orientales en la pintura occidental y sirvieron por supuesto también de inspiración a los artistas indios. Este curioso diálogo intercultural que se concreta gracias a los préstamos estéticos y estilísticos mutuos fue un capítulo importante en toda la serie de influencias exteriores que contribuyeron a conformar la pintura india.
Las obras realizadas por los artistas indios para los funcionarios y comerciantes británicos vinculados a la Compañía de las Indias Orientales reflejan su interés por los métodos de investigación científica que se generalizaban en la Europa del siglo XVIII, y reproducen con realismo ejemplos de la flora y fauna locales.
Los artistas plásticos indios interpretaron muy a su forma las convenciones artísticas europeas tales como; el sombreado, la perspectiva y un cromatismo discreto, así como cierta sensación de distanciamiento entre el espectador y la obra. Estas pinturas extienden incluso ya durante el periodo de la dominación británica el interés mogol por el género animalista.
Miembros de la Compañía Británica asentados en la India solicitaban a los artistas indios locales obras en que los animales y fauna locales estuvieran representados. Alcanzan estas obras un dominio técnico sorprendente donde destacan su vibrante colorido, el que tanto aporta a las magistrales composiciones de los artistas de aquella época. Los artistas locales adaptaron sus prácticas y habilidades tradicionales consolidadas por el tiempo para responder a los requerimientos británicos. Puede decirse que se desarrolla en esta etapa una afición por lo pintoresco.
Durante el periodo que sigue un interés hacia el retrato (sobre todo de personajes importantes contribuye a documentar personas y eventos importantes. El retrato estilo Cameo se hace muy popular en este periodo, hasta que La demanda de este tipo de obras decayó a partir de 1848, cuando la Compañía de las Indias Orientales empezó a disolverse y un nuevo medio, la fotografía, sustituyó en gran parte a la pintura como procedimiento para documentar a los habitantes y los lugares de la ya oficialmente colonia del Imperio británico.
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