La obra de Ignacio Zuloaga puede agruparse en tres etapas:
1º Etapa: De 1890 a 1898: "La España Blanca",
coincide con sus años de formación en Paris y las estancias e
inspiración en Andalucia. En esta época tiene dudas sobre su vocación y
se forma como torero. Su gran ídolo es el Greco.
Después de pasar unos meses en Roma se
fue a estudiar a París, en sus cuadros pueda apreciarse influencia de
los pintores que "corregían" en su Academia de la paleta: Gervex, Carrière y Puvis de Chavannes. Sus estancia en la academia fue breve, empleando su tiempo en el estudio que compartió con Paul Gauguin y el escultor Paco Durrio. Cuando la Hispanic Society of América le mandó el cuestionario de ingreso, rellenó en el apartado de estudios con un "autodidacta".
El crítico Lafuente Ferrari escribió acerca de
aquellos años formativos en París: "Del post-impresionismo Zuloaga
asimiló lo que iba a ser su temperamento: simplificación, estilización,
composición, gusto por la materia pictórica. En todo eso inyectaba su
ruda fuerza personal, que no era la de un refinado parisién, sino la de
un vasco insobornable. Dibujo fuerte y paleta oscura ...". Estuvo en
contacto directo con algunos mayores talentos de su tiempo: Gauguin,
Toulouse-Lautrec y Degas ; pero se mantuvo firme en sus personales
conceptos estéticos.
Si es de destacar la influencia de Degas, que uno de sus amigos - el pintor Jacques-Emile Blanche
(1861 - 1942) - le recordó en una carta: "Como dice tu maestro Degas,
cuando un pintor se atreve como tú a suprimir deliberadamente la
atmósfera de los cuadros, hay que saludarle con reverencia ...". La
carencia de ambiente no es la única influencia de aquel pintor, Ignacio
también tomó de aquel el descentramiento de los personajes, que en
oasiones se salen del cuadro como en Mis primas.
Una caricatura reproduce la obra con una frase en la que una de ellas
dice a las otras: "Pues como no hay nadie en el cuadro, nos vamos".
2ª Etapa: De 1898-1914 :"La España Negra"
o su consagración como artista universal, coincide con su trabajo e
inspiración en Segovia, pintando sus grandes cuadros de composición,
especialmente entre 1906 y 1911: Los Torerillos de pueblo, Los Flagelantes, El Cristo de la Sangre, Las Brujas de San Millan, La Victima de la Fiesta... Comienza la "Cuestión Zuloaga" y se convierte en el pintor de la Generación del 98.
3ª Etapa: Desde 1915 hasta su
fallecimiento en 1945: La Madurez: El pintor con un estilo propio
reconocido internacionalmente se instala entre Paris y su estudio de
Zumaia donde pinta la mayor parte de su obra. Cada vez más se dedica a
pintar para él mismo: paisajes, bodegones y desnudos. La sociedad
internacional, sin embargo, le reclama como retratista.
En los retratos interpretaba a su manera su personalidad, que
plasmaba en el cuadro según su gusto, tomándose todas las libertades que
consideraba necesarias en cuanto al parecido. Esto le supuso algunos
conflictos con personajes famosos - como su célebre altercado con el
famoso concertista Paderewski, empleado para fines publicitarios por la empresa de pianos Steinway - que no les gustaba el resultado.
Pero para Ignacio Zuloaga, hombre triunfador y rico desde los treinta
años, esto no le influía; negándose casi siempre a realizar cambios:
"Cuando pinto un retrato, lo que me interesa, en realidad, es hacer un
cuadro. Si al que lo ha encargado no le gusta, le digo inmediatamente:
yo he pintado un cuadro, que es lo mío, y un retrato es un cuadro en el
que la figura es una parte determinada y nada más; pero para el parecido
están los fotógrafos, y yo no he luchado cuarenta años para convertirme
en un fotógrafo. Las gentes cambian y un parecido exácto en un momento
determinado de la vida importa muy poco al cabo de un tiempo. Es el
carácter y la buena pintura lo que importan". Así, el pintor sacrificaba
el parecido pasajero por la inmortalización del carácter que percibía
de su conocimiento del modelo. Para ello, Zuloaga pasaba bastante tiempo
conociendo al personaje antes de pintarlo; en algunos casos no se
producía una empatía entre pintor y retratado, lo que motivó el rechazo
de bastantes encargos de personas que "no sentía". Ese requisito de
comunicación motivó su continuo rechazo de los encargos para retratar
niños; solo pintó a sus nietos y a la hija de su amigo, el Duque de
Alba.
Al pintar paisajes, incluso manipulaba aún más la realidad, cambiando
de sitio, eliminando o añadiendo elementos para conseguir su objetivo:
plasmar lo que consideraba esencial, aquello que es más característico e
imperecedero. Miguel de Unamuno escribió:
"... la visión de los cuadros de Zuloaga me ha servido para fermentar
las visiones que de mi España he cobrado en mis muchas correrías por
ella ... Contemplando esos cuadros he sentido lo mucho que tenemos de lo
que queda y lo poco de lo que pasa".
La fuerza que transmitían sus cuadros impresionó a un pensador como Ortega,
que escribió: "Con los cuadros de Zuloaga penetra en las exposiciones
un siroco, no nos extrañaría que los demás lienzos se separaran, se
resquebrajaran, se abarquillasen, se desprendieran de sus marcos". Esas
imágenes generaron fuertes polémicas en los medios de comunicación; a
favor y en contra. Ramiro de Maeztu escribió de la repercusión de su obra en los medios de comunicación de la época: : “puede afirmarse en redondo que ningún otro artista moderno ha originado tal cantidad de escritos”.
Autorretrato, 1908.
Hispanic Society of America, Nueva York.
Hispanic Society of America, Nueva York.
Retrato de Valle-Inclán.
Una mención aparte para mi gusto lo merece el retrato de la condesa Mathieu de Noailles...como representacion de su pintura y un himno a la poesia....
Retrato de la condesa de Mathieu de Noailles
de Ignacio Zuloaga Zabaleta
óleo sobre lienzo 152x195 cm
Museo de Bellas Artes de Bilbao
de Ignacio Zuloaga Zabaleta
óleo sobre lienzo 152x195 cm
Museo de Bellas Artes de Bilbao
La princesa Anna-Elisabeth de Brancovan ( 1876-1933 ) parisina de origen greco-romano , contrajo matrimonio en 1897 con el conde Mathieu de Noailles de quien adquirió el nombre y el título nobiliario .
Dedicada a la poesía , la condesa Anna Mathieu de Noailles obtuvo su primer triunfo con Le coeur innombrable en 1901 y llegó a conseguir en el mundo literario francés ,mediante unas obras poéticas muy refinadas en la que reflejaba fundamentalmente la vida mundana y sus estados de espíritu , el difícil éxito como escritora.
Consolidada como uno de los personajes más interesantes de París de la Belle Époque, la condesa celebró en su casa uno de los " salones literarios " más prestigiosos del momento, donde reunió a buena parte del París intelectual , en el que ya,en 1913 , se encontraba Ignacio Zuloaga . Ese año durante el mes de julio como símbolo de admiración y amistad , el pintor acometió en su estudio el retrato de la poetisa.
Zuloaga, sigue la representación característicos de sus retratos, divide el lienzo en dos planos.La condesa aparece en primer término , reclinada sobre un diván donde ese año por motivos de salud recibía habitualmente a sus invitados,
interrumpiendo momentáneamente su lectura .
En esta" pose allongée " una fuerte iluminación destaca su presencia , mientras su vestido , compuesto por gasas y tules rosas-malvas y anaranjados , se encuentra resaltado por el contraste cromático del raso verde del diván. Su busto se erige vigorosamente y está enmarcado por su oscura cabellera , que, junto a sus labios , su mirada y sus rasgos orientales acentúa la sensualidad expresiva e intelectual de la condesa y, con ello,la profundidad psicológica . Sin embargo, la seducción física de su cuerpo ha sido anulada por las sueltas vestiduras " que
Zuloaga estiliza como conviene a su arabesco ".
El segundo plano , realizado a modo de telón de fondo , anula toda la intención de perspectiva . Zuloaga, a diferencia de algunos de sus retratos más característicos, prescinde aquí de todo lo simbólico y opta por un celaje flanqueado por pesados cortinajes, subrayando así su carácter escenográfico y enalteciendo aún más a la poetisa. Por último, el pintor dispone sobre una mesa unos libros , que evocan la profesión de la representada , un collar de perlas, distintivo de la pasión y un jarrón de rosas, símbolo del amor. Un pequeño compendio simbólico de la producción artística de la condesa y que es, a su vez, una reintenpretación del tema dela vanitas del barroco español.
Dedicada a la poesía , la condesa Anna Mathieu de Noailles obtuvo su primer triunfo con Le coeur innombrable en 1901 y llegó a conseguir en el mundo literario francés ,mediante unas obras poéticas muy refinadas en la que reflejaba fundamentalmente la vida mundana y sus estados de espíritu , el difícil éxito como escritora.
Consolidada como uno de los personajes más interesantes de París de la Belle Époque, la condesa celebró en su casa uno de los " salones literarios " más prestigiosos del momento, donde reunió a buena parte del París intelectual , en el que ya,en 1913 , se encontraba Ignacio Zuloaga . Ese año durante el mes de julio como símbolo de admiración y amistad , el pintor acometió en su estudio el retrato de la poetisa.
Zuloaga, sigue la representación característicos de sus retratos, divide el lienzo en dos planos.La condesa aparece en primer término , reclinada sobre un diván donde ese año por motivos de salud recibía habitualmente a sus invitados,
interrumpiendo momentáneamente su lectura .
En esta" pose allongée " una fuerte iluminación destaca su presencia , mientras su vestido , compuesto por gasas y tules rosas-malvas y anaranjados , se encuentra resaltado por el contraste cromático del raso verde del diván. Su busto se erige vigorosamente y está enmarcado por su oscura cabellera , que, junto a sus labios , su mirada y sus rasgos orientales acentúa la sensualidad expresiva e intelectual de la condesa y, con ello,la profundidad psicológica . Sin embargo, la seducción física de su cuerpo ha sido anulada por las sueltas vestiduras " que
Zuloaga estiliza como conviene a su arabesco ".
El segundo plano , realizado a modo de telón de fondo , anula toda la intención de perspectiva . Zuloaga, a diferencia de algunos de sus retratos más característicos, prescinde aquí de todo lo simbólico y opta por un celaje flanqueado por pesados cortinajes, subrayando así su carácter escenográfico y enalteciendo aún más a la poetisa. Por último, el pintor dispone sobre una mesa unos libros , que evocan la profesión de la representada , un collar de perlas, distintivo de la pasión y un jarrón de rosas, símbolo del amor. Un pequeño compendio simbólico de la producción artística de la condesa y que es, a su vez, una reintenpretación del tema dela vanitas del barroco español.
http://www.modernismo98y14.com/seleccion-ignacio-zuloaga.html
http://pinturasdiversas-demeza.blogspot.com.es/2012/04/retrato-de-la-condesa-mathieu-de.html