Es una de las principales obras del período, destacándose de ésta su superficie lisa de plata y su representatividad como símbolo de riqueza, descrita por los paneles de filigrana dorada y las incrustaciones de cristales rojizos y azules entre estos. Unos diseños basados, en todo caso, en la cruz, dándose importancia una vez más a los apóstoles al grabar sus nombres bajo los paneles áureos. Tanto el trabajo del grabado como la talla e incrustación del cristal, así como la originalidad de su concepción, merecen incluir esta pieza custodiada en el Nacional Museum de Dublin entre esta selección de obras de cabecera del arte irlandés.
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