La Catedral de la Asunción de Nuestra Señora (en
francés: Cathédrale de l'Assomption de Notre-Dame), es una iglesia
catedralicia de culto católico romano bajo la advocación de Nuestra
Señora, la Virgen María en la ciudad de Chartres, en el departamento de
Eure y Loir, en Francia, al noroeste de país, a unos 80 km de la capital
estatal, París. Asimismo es la sede de la Diócesis de Chartres, en la
Archidiócesis de Tours.
Esta catedral marcó un hito en el desarrollo del gótico e inició una
fase de plenitud en el dominio de la técnica y el estilo gótico,
estableciendo un equilibrio entre ambos. Es sumamente influyente en
muchas construcciones posteriores que se basaron en su estilo y sus
numerosas innovaciones, como las catedrales de Reims y Amiens a las que
sirvió de modelo directo.
La figura más importante en la historia de esta diócesis fue el obispo
Fulberto de Chartres, teólogo escolástico reconocido en toda Europa.
En 1979 fue declarada, por la Unesco, "Patrimonio cultural de la Humanidad".
Existen indicios de que en el lugar que hoy ocupa la catedral existía
desde tiempos anteriores a la era cristiana un altar (y según algunos
autores una gruta) dedicado a la Diosa Madre de la mitología druídica,
siendo esta localidad un importante centro religioso para la tribu celta
de los Carnutos, pueblo del que deriva el nombre de la ciudad. Esta
particularidad se ha relacionado con el hecho de que Chartres se
convirtiera en un importante centro de veneración a la Virgen María
cuando a partir del siglo XII resurgió esta devoción en la iglesia
cristiana occidental. De cualquier manera la ciudad de Chartres ya era
un centro de culto mariano y peregrinaje desde tiempo atrás debido a la
presencia en su catedral de la llamada Sancta Camisia, una reliquia
traída desde Tierra Santa y cedida a la catedral por Carlos el Calvo en
876 y que supuestamente es la túnica de la Virgen María. Por este motivo
gozaba de un próspero comercio centrado en las ferias que se celebraban
en las cuatro grandes festividades marianas del año: la Purificación,
la Anunciación, la Asunción y la Navidad.
La primera iglesia de que se tiene constancia se construyó alrededor del
año 350. Esta desapareció en un incendio hacia 740 o 750 durante el
saqueo de los visigodos de Hunaldo, duque de Aquitania. Una segunda
catedral es destruida por los piratas normandos al mando de Hastings el
12 de junio de 858, el obispo Gisleberto reconstruyó y amplió esta
iglesia. De esta queda una capilla que forma parte de la actual cripta.
En esta época es cuando la catedral recibe la reliquia de la Túnica de
la Virgen, que aumentó la importancia del lugar. El 5 de agosto de 962
la iglesia de Gisleberto vuelve a ser destruida durante la guerra que
enfrentó a Ricardo I, duque de Normandía con Teobaldo I de Blois, conde
de Chartres. Se reconstruye parcialmente. En 1020 otro incendio destruye
la catedral, tras lo cual el obispo Fulberto de Chartres inicia la
construcción de la cripta de una nueva catedral románica. Esta catedral
fue construida rápidamente debido a una explosión de fervor religioso
que motivó a cientos de penitentes a contribuir en la construcción
acarreando espontáneamente provisiones y materiales de construcción
hasta las obras. Fulberto muere en Abril de 1029, le sucede Geoffroy de
Lèves quien consagra la catedral dos años más tarde y en 1037 se
concluyen las obras.
En 1194 un gran incendio devastó gran parte de la ciudad de Chartres,
incluida casi la totalidad de la antigua catedral románica. El edificio
que construyó el obispo Fulberto era una gran catedral en estilo
románico que contaba con una enorme cripta que albergaba la famosa
reliquia. Rápidamente se acometieron las obras de reconstrucción, pero
ya en estilo gótico y hacia 1220 el cuerpo principal estaba concluido.
Se empleó piedra local de unas canteras situadas a unos 8 km. Conserva
del edificio anterior la cripta y la fachada oeste con el Pórtico Real.
Fue consagrada el 24 de octubre de 1260 en presencia del rey Luis IX el
Santo.
La planta es grandiosa con un trazado en cruz latina, tres naves en el
brazo longitudinal, un crucero también de tres naves, un presbiterio muy
desarrollado y una doble gírola con cinco capillas semicirculares. Poco
a poco la planta de las iglesias cristianas se va alejando de la cruz
latina, característica del románico, va a ir tendiendo a la planta de
salón, donde una amplia nave central produce el efecto de espacio
continuo. La nave central es de gran altura, y aparece cubierta por
bóvedas de crucería cuatripartitas, como es característico de este
siglo, ya que en el siglo XIII la sexpartita prácticamente no se usa. El
alzado consta de tres pisos de gran altura: el primero de arquerías de
los formeros con arco apuntado, el segundo con un triforio, que
substituye a la tribuna y el tercero el claristorio.
La organización en tres naves es sumamente original para la época, con
la central mucho más alta que las laterales. Esta dificultad
constructiva se solía solventar levantando sobre las naves laterales una
amplia tribuna cuya cubierta compensaba el peso de la bóveda central
reforzando la estructura, como sucede en las catedrales de Laon o París.
En Chartres se suprime la tribuna quedando solamente tres niveles en el
alzado de la nave; arcadas, triforio y ventanales. El triforio es una
pequeña galería que se construía en ocasiones sobre la galería y bajo
los ventanales para aprovechar el espacio del tejado sobre la tribuna.
La altura y amplitud de las naves se debe a dos novedades constructivas:
La primera fue el abandono de la bóveda sexapartita cuadrangular, que
se había usado frecuentemente en el siglo XII en catedrales como la de
Laon, en favor de la cuatripartita rectangular. La bóveda sexapartita se
basaba en cuatro puntos de apoyo fuertes y dos débiles, lo que
provocaba a veces una alternancia en el grosor de los soportes como en
Sens y Noyon, si bien en París y Laon éstos son uniformes.
Los ábacos de los capiteles sostenían los haces de fustes de las
columnillas adosadas conectando así los pilares con los nervios, pero
esto causaba una excesiva fragmentación que se solucionó en Chartres
creando un pilar acantonado consistente en un núcleo cilíndrico central
rodeado de cuatro elementos más pequeños que conectan tanto con las
cubiertas como con las arcadas que las separan. De ellos el que da a la
nave central no tiene capitel sino una cornisa sobre los demás capiteles
y que actúa como zócalo del resto de elementos verticales que van a
unirse a los arcos y nervios de la bóveda. Con esto se logró una unidad
de los complejos soportes sin perjudicar la integridad de cada parte. La
otra novedad es el empleo de un tipo de arbotante totalmente
desarrollado. Salvo los superiores, añadidos después de la construcción
original, los inferiores son dobles unidos por columnillas radiales.
Estos se unen a los contrafuertes externos, muy gruesos en la base y que
se complementan con los contrafuertes internos, ocultos bajo el techo
de las naves laterales.
La fachada principal es fruto de diversas intervenciones a lo largo del
tiempo. El Maestro de Chartres desmontó la fachada y la desplazó hacia
delante y añadió el gran rosetón y la galería de los reyes sobre este.
Al aumentarse la altura de la fachada las dimensiones de la torre sur en
proporción al resto de la fachada cambiaron notablemente, por lo que
cuando se construyó la torre norte; la Clocher Neuf, concluida en el año
1513 para equilibrar la composición impuesta por la primera torre, se
estableció una asimetría que crea un fuerte dinamismo visual. Esta se
realizó en estilo flamboyant (flamígero francés).
El pórtico, llamado Pórtico Real (Porte Royal), se construyó en la
década de 1140 para la anterior catedral románica y tiene forma de
embudo, lo que posteriormente sería una norma común para las catedrales
góticas. Las esculturas y relieves están inspirados en los del pórtico
oeste de la basílica de Saint-Denis, que fueron destruidos durante la
reforma. Las jambas están decoradas por altas figuras de reyes y
personajes del Antiguo Testamento. Los frisos narran escenas de la vida
de la Virgen en su juventud con san Joaquín y santa Ana. El tímpano está
decorado con una escena del Juicio Final con Cristo Pantocrator
enmarcado en una mandorla rodeado por los símbolos de los evangelistas.
El rosetón muestra en sus vitrales a Cristo Juez en el Juicio Final
rodeado por los cuatro evangelistas y ángeles. En los círculos externos
ángeles trompeteros y escenas de resurrección, Infierno y Paraíso. En
los tres ventanales se muestra la Pasión y Resurrección en la izquierda,
la Encarnación en la central y a Jesé padre de David en la derecha.
El transepto es ancho aunque sobresale poco de la nave principal. Sus
fachadas constan de sendos rosetones, el del lado norte describe la
glorificación de la Virgen y el del lado sur la glorificación de
Jesucristo. Estos se asientan sobre hileras de cinco ventanas sobre tres
pórticos, siguiendo las proporciones de la fachada principal y
aumentando el efecto de unidad arquitectónica. En un principio se pensó
en abrir en ellas simples aberturas pero al final se dotaron de tres
profundos pórticos ricamente esculpidos y de dos torres en cada una que
quedaron sin concluir. El modelo de rosetones está copiado directamente
de Laon pero los pórticos triples son exclusivos de Chartres.
En el lado norte de la catedral, el pórtico central muestra la
coronación de la Virgen con figuras de profetas y santos. En el friso
del dintel se representa a la izquierda la muerte de María yaciendo en
una cama y rodeada de los doce apóstoles. A la derecha se narra la
resurrección de la Virgen: unos ángeles alzan el cuerpo sin vida de
María para reunirlo con su alma. Aunque no hay en los Evangelios
narración alguna sobre la resurrección de la Virgen existe una tradición
que es frecuentemente representada a partir del inicio del culto
mariano en la Edad Media. El obispo Fulberto era ferviente creyente de
esta tradición por lo que el suceso se narra con frecuencia en Chartres.
En el parteluz figura una imagen de santa Ana con la Virgen niña en
brazos (en la actualidad dañada y sin cabeza). Esta figura fue añadida
probablemente a raíz de la cesión a la catedral de la reliquia de la
cabeza de santa Ana, traída de Constantinopla en 1204, aproximadamente
la fecha cuando se inició el pórtico, por lo que se reservó a esta
efigie un lugar de honor. Debajo hay una imagen de su marido, san
Joaquín contemplando su rebaño de ovejas mientras el arcángel san
Gabriel le anuncia el embarazo de Ana. La historia de santa Ana y san
Joaquín es apócrifa pero tuvo gran difusión desde que fue recogida en la
Leyenda Dorada por Santiago de la Vorágine. La segunda arquivolta
representa figuras que se cree son profetas del Antiguo Testamento,
mientras que la tercera y la cuarta muestran los antepasados del linaje
de María. La última arquivolta muestra profetas con libros y pergaminos.
En los relieves alrededor del arco se narra la creación y caída del
hombre. En las jambas hay estatuas que se corresponden con las de los
doce apóstoles del lado sur. Muestran profetas del Antiguo Testamento
que dan testimonio del compromiso entre Cristo y su iglesia:
Melquisedec, Abraham, Moisés, Samuel, David, Isaías Jeremías, Simeón,
san Juan Bautista y san Pedro. Las estatuas tienen rostros ovalados y
son más realistas que en la entrada oeste.
El pórtico sur es un regalo del conde Pierre Mauclerc, de la familia
real. Este pórtico introduce nueva iconografía al estilo de Chartres. El
portal central muestra el Juicio Final con esculturas de los apóstoles
en las jambas. El el dintel sobre la puerta hay un friso con una visión
del Apocalipsis, con el Cielo y el Infierno. Es la primera vez en la
iconografía religiosa que se narran el Juicio Final y el Apocalipsis
conjuntamente. Hasta entonces ambos temas habían sido tratados siempre
de forma independiente pese a estar estrechamente relacionados. Cristo
es representado en el tímpano con rasgos amables y humanos en el Juicio
Final, esta figura es conocida como el Beau Dieu. La escena es en
general tratada por el escultor de forma que inspira compasión divina,
muy diferente a otras representaciones anteriores en las que se intenta
resaltar el sufrimiento para inspirar temor a la ira de Dios.
Tradicionalmente se hubiesen representado a los cuatro apóstoles tanto
en el Juicio Final como en el Apocalipsis pero al unir ambas escenas
estos quedaron excluidos de los relieves, por lo que son representados
en las jambas del portal en estatuas de mayor tamaño. Esto deja un
espacio disponible en los relieves que es ocupado por la Virgen, a la
derecha de Cristo, y por el Juan el apóstol que ruega a Cristo por las
almas de los juzgados aumentando la sensación de compasión en el
conjunto. Ambas figuras son del mismo tamaño que Jesús, lo cual para
algunos teólogos de la época daba una imagen demasiado humanizada de
Cristo. Esta equiparación de tamaño se cree que puede simbolizar el
poder de intercesión de la Virgen y de san Juan, que había sido
establecido ya desde los tiempos de la primera iglesia bizantina.
El pórtico izquierdo está dedicado a la Natividad y la Anunciación, tema
que es también tratado en la entrada oeste. El portal derecho se dedica
a los trabajos de Job en el tímpano, probablemente en referencia a las
dificultades que tuvo que atravesar la Iglesia en el siglo XIII. Las
arquivoltas representan a Sansón, Gedeón, Esther y Judith venciendo a
los enemigos que simbolizan las amenazas que pesan sobre la Iglesia. Son
célebres la figura llamada la santa Modesta, una imagen femenina con
una sonrisa seductora y una figura que representa a un gordo Salomón en
el pórtico derecho. Los vitrales son de la misma época que los del lado
norte y muestran la Glorificación de Cristo en el rosetón con los
evangelistas y ángeles y en el círculo externo los patriarcas del
Apocalipsis y las armas de los donantes de la vidriera (no tiene
enjutas). En los ventanales muestra a los cuatro evangelistas en la
parte superior de cada ventana lateral (Lucas, Mateo, Juan y Marcos de
izquierda a derecha) sobre los profetas Isaías, Jeremías, Ezequiel y
Daniel (en el mismo orden). En la ventana central figura la Virgen con
el Niño.
El coro, es de cinco naves. El principal problema al que se enfrentó el
arquitecto fue la unión armónica con la cabecera ya que la distancia que
separa los pilares al rodear el presbiterio debe ser forzosamente menor
lo que produce una discontinuidad rítmica. Para ello el maestro optó
por emplear ventanas simples, en sustitución de las dobles con rosetón
de la nave principal, y reducir a la mitad el intercolumnio. El deseo
del cabildo de aprovechar los cimientos románicos complicó el diseño de
la cabecera, construyéndose tres capillas profundas sobre las románicas y
otras cuatro intercaladas y menos profundas. Al igual que en las
fachadas del transepto, en el coro hay dos torres inacabadas, una a cada
lado. El coro está separado de la gírola por un muro decorado con un
conjunto de cuarenta grupos escultóricos que suman doscientas estatuas
realizadas por Jehan de Beauce a comienzos del siglo XVI en estilo
renacentista y que narran escenas de la vida de Jesús y de la Virgen.
Uno de los elementos más famosos de la catedral es el laberinto trazado
sobre el pavimento que data de 1205. Es un alicatado circular de 13
metros de diámetro situado en el eje de la nave central en el que
baldosas blancas y negras forman un estrecho sendero con múltiples
circunvoluciones que conducen al centro. Parece ser que en este círculo
central existió una placa de bronce o latón con las figuras de Teseo,
Ariadna y el Minotauro. Ésta fue retirada y fundida durante la
Revolución Francesa para fabricar cañones. En la Edad Media existían
numerosas iglesias con laberintos de este tipo que han ido
desapareciendo en épocas posteriores. El sendero del laberinto
representaba una peregrinación simbólica que el peregrino debía recorrer
a pie o de rodillas hasta la roseta central. Las medidas y trazado de
este tipo de laberintos tiene un profundo y complejo simbolismo
numerológico y filosófico que tiene su origen al parecer en
conocimientos esotéricos con origen en oriente. El laberinto tiene once
círculos concéntricos y tiene la particularidad de tener el mismo
diámetro que el rosetón oeste y de distar del umbral de la entrada la
misma longitud que la altura de este por lo que si la fachada se
extendiera sobre el suelo interior el rosetón coincidiría con el
laberinto. Este enigmático laberinto ha inspirado el best seller escrito
por Titania Hardie, El Laberinto de la Rosa.
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