Jean Lurçat era un reconocido pintor influenciado por el cubismo y el surrealismo. En 1937 conoce el tapiz del Apocalipsis y se influencia como una revelación estética y técnica y decide continuar su trabajo por la vía del tapiz. Comienza en 1957 los trabajos sobre un conjunto que titulará “Le Chant du monde” (El Canto del mundo), que se considera la obra maestra del artista, donde nos presenta una obra llena de poesía y simbolismo sobre un manifiesto de una artista que se encuentra comprometido con la visión particular del Hombre en le seno del universo. Es un mensaje lleno de esperanza y de paz; hace referencia sobre unos hechos internacionales de grandes fricciones provocados por la Guerra Fría y la permanente exposición a la bomba atómica.
La mayoría del conjunto lo realiza sobre tapices con el fondo negro que resaltan lo colores vivos donde se representan la presencia del hombre y los animales o motivos siempre constantes referentes a la tierra, las plantas, las estrellas, etc.
Jean Lurçat (1892-1966) actualizó el trabajo de los tapiceros de Aubusson, por encargo del gobierno francés. Este artista, gran viajero y activista político cambió los 3.000 colores que se utilizaban tradicionalmente en el tejido de tapices por solo 44, a la vez que usaba únicamente hilos de lana, en lugar de combinar esta fibra con seda.
Jean Lurçat reprodujo sus dibujos a mediados del siglo XX renovando las técnicas del tejido de tapices y utilizando exclusivamente gros point, inspirándose, paradójicamente, en el Tapiz del Apocalipsis, obra del siglo XIV que había contemplado en Angers. De este modo, en los tapices de Jean Lurçat predominan los colores primarios y recuerdan a los trabajos de Miró y Picasso. Actualmente se expone en el hospital medieval de Saint-Jean de Angers tras la muerte de Lurçat.
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