En La Nevada, Goya ha querido transmitir los rigores del invierno a
través del fuerte viento y de la nieve, dando una perfecta sensación
ambiental, provocando que el espectador sienta frío al contemplar la
escena. Serviría como modelo para la decoración en tapiz del comedor del
Príncipe en el Palacio de El Pardo, formando parte, junto a las Floreras, la Vendimia y La Era,
de una serie dedicada a las cuatro estaciones del año. Goya ha escogido
a personajes más desfavorecidos socialmente para representar los
sufrimientos del invierno. Tras ellos aparece un burro que transporta un
cerdo abierto en canal, mostrando la matanza típica en España en esas
fechas. La tradición habla del intento de entrar el cerdo en Madrid sin
pagar el impuesto de consumos, lo que provoca la detención de los tres
hombres por parte de los guardias. Los fríos del invierno no eximen a
nadie, ni al perro que esconde el rabo entre las piernas. El colorido
blanco se adueña de la estampa, intensificando los tonos más oscuros de
su alrededor. El viento es el otro gran protagonista, habiendo captado
perfectamente la sensación del gélido viento que mueve los árboles sin
hojas y lanza la nieve al rostro de las figuras. Sin duda, es una obra
maestra y novedosa entre sus contemporáneos.
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