El Tríptico de Viena o Tríptico del Juicio Final de Viena, es una de las obras más conocidas del artista Hieronymus Bosch, más conocido como El Bosco. La obra completaría un ciclo sobre el pecado y el hombre que habría comenzado años atrás con las tablas del Tríptico del Jardín de las Delicias que representa e Pecado Original y posteriormente con el Carro de Heno, una alusión a la decadencia de la Humanidad. De esta manera, el Tríptico de Viena representa la última escena de la evolución del Pecado: el Juicio Final donde Jesucristo separa a los justos de los pecadores. En la actualidad, algunos autores plantean que esta hipótesis no sería realmente verdadera ya que retrasan la fecha de ejecución de la tabla del Carro de Heno hasta 1502, siendo por lo tanto anterior al Juicio Final cuya datación se ha establecido en torno a 1506 o 1508.
El tríptico de Viena se trata de una obra realizada en óleo sobre tabla que mide casi dos metros y medio de anchura y algo más de metro y medio de altura. Aparece decorado tanto por el anverso como por el reverso y parece ser que la obra pudo ser encargada al artista por el propio monarca Felipe el Hermoso. En la actualidad, la obra se encuentra en la Academia de Bellas Artes de la ciudad de Viena.
La decoración de los postigos cerrados presenta dos figuras realizadas en grisallas: Santiago el Mayor y San Bavón. Santiago aparece representado como un peregrino caminando por un mundo que está sumergido en el odio; por su parte San Bavón –patrón de Flandes- se ha representado como un caballero y rodeado de mendigos ya que según la leyenda, dono todas sus posesiones a los más necesitados.
Con el tríptico abierto observamos en la tabla central la representación del Juicio Final: la tabla se encuentra dividida en dos regiones, arriba flotando en el cielo encontramos la figura de Jesucristo sobre un arcoíris y tras él María y San Juan Evangelista apoyados en unas nubes. Completando la escena aparecen las figuras de unos pocos elegidos que se han salvado y algunos ángeles tocando trompetas. En el registro inferior el mundo terrenal, yace sumergido en un infierno; los condenados, mucho más numerosos que los salvados, son acechados por los demonios que les someten todo tipo de castigos en función de sus vicios.
Por su parte la tabla de la derecha representa el infierno, un infierno que para el artista es en realidad, la extensión de lo ocurrido en el Juicio Final, de hecho ambas tablas son muy parecidas tanto en cromatismos (en ambas predomina la gama terrosa) como en lo representado. Se repita la misma estructura que el artista ya nos había presentado en obras anteriores, el infierno se asemeja a una ciudad desbastada por la guerra.
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