martes, 5 de junio de 2018

OSKAR KOKOCHKA Y LA NOVIA DEL VIENTO


El tormentoso y apasionado romance entre Alma Mahler y Oskar Kokoschka está aquí representado con toda su grandeza y también con toda su crueldad.
La novia del viento o La tempestad es uno de los trabajos más conocidos del expresionista austríaco Oskar Kokoschka y representa de forma alegórica la relación de intenso amor con su amante Alma Mahler.
Kokoschka pinta su autorretrato abrazado al gran amor de su vida, la viuda de su gran ídolo Gustav Mahler. El compositor había muerto en 1911 y el joven pintor se hizo amante de su desconsolada esposa de 30 años.
Alma era joven, bella y muy libre. Kokoschka era joven, inmaduro y con nada en los bolsillos. Pero pese a las diferencias, ambos colisionaron como dos trenes y vivieron un amor igual de tormentoso que esta pintura. Todo acabó 3 intensos años después.
Nos queda este cuadro a modo de documento de ese amor apasionado: Los dos amantes flotan en una nube tormentosa, quizás refiriéndose a su tormentosa relación llena de celos, peleas y fricciones entre una extrovertida dama de la alta sociedad y un bohemio antisocial y silencioso.
Alma Mahler, de soltera Alma Marie Schindler, escribió en su autobiografía: “Mi vida fue bella, Dios me dio la oportunidad de conocer las obras geniales de nuestro tiempo antes de que abandonaran las manos de sus creadores. Mi destino es bendito y justificado por habérseme permitido, aunque fuera por un tiempo, sostener con mis manos los estribos de esos caballeros de la luz.”
Realmente, Alma Mahler conoció de primera mano, el genio y parte de la obra de sus tres maridos, el compositor y director de orquesta austríaco, Gustav Mahler, el arquitecto alemán y fundador de “La Bauhaus”, Walter Gropius y el novelista, dramaturgo y poeta checo, Franz Werfel, así como la del pintor austríaco expresionista, Oskar Kokoschka con el que mantuvo una intensa y turbulenta relación de casi tres años de duración.
Con Gustav Mahler, su primer marido y casi veinte años mayor que ella, se casó en 1902 y tuvo dos hijas una de las cuales moriría con solo cinco años. Esto afectó gravemente a su relación de pareja, inestable ya desde sus origenes, aunque mantuvieron unido su matrimonio hasta la muerte de él en 1911.
En 1915 se casó con Walter Gropius al que había conocido antes de la muerte de Mahler y con el que mantuvo una relación adúltera conocida por el compositor. Su matrimonio duró solo unos pocos años ya que, en 1917 ella conoció al que sería su gran amor, Franz Werfel, escritor que llegó a ser candidato al Nobel, y con el que vivió en California hasta 1945, año del fallecimiento de Werfel.
En el intérvalo entre la muerte de Mahler y su matrimonio con Gropius, conoció en 1912 a Oscar Kokoschka, surgiendo entre ellos un amor apasionado que duraría cerca de tres años en los que se alternaron los momentos más idílicos con otros atormentados por los celos, el intento de dominio y posesión por parte de él y la cada vez mayor exigencia y altanería por parte de ella.
Durante ese periodo, él realizó un gran número de pinturas y dibujos en las que expresaba su estado de ánimo y su amor y pasión hacia ella a través de las imágenes que representaba.
Llegó un momento en que esta relación tormentosa comenzó a rozar la locura por lo que, Alma Mahler, decidió romper la relación con Kokoschka.
Para él, aquello fue un terrible golpe. La ruptura de un amor tempestuoso pero único.
A finales de 1913, a punto de terminar su relación, Kokoschka pintó este cuadro, “La novia del viento” en el que retrata a ambos tumbados en una especie de barco a la deriva en un mar tempestuoso e igual de agitado que su amor.
El expresionismo que muestra lo liga con la búsqueda que por ese entonces estaban haciendo artistas como Schiele y Beckmann, ambos, al igual que Kokoschka, retirados de los círculos centrales del expresionismo de esa época. Aquí no se ven las alegorías de los miembros del grupo El Jinete Azul, o los tormentos de impetuoso color de Nolde y Pechstein. Kokoschka se había formado en los círculos cercanos a Klimt y por eso su paleta era más mesurada y su expresividad más contenida, aunque aquí se permite ciertas licencias en lo que se refiere a esto último.
Este cuadro está pintado con colores suaves y tiernos, donde predomina el azul, el color de la tristeza. El cuerpo de Alma muestra pinceladas suaves, como si fuese el único gesto de ternura que el autor dirigió hacia ella porque todo lo demás que hay está hecho a base de gestos bruscos. La armonía cromática está regida por los contrastes luminosos entre los rosas y amarillos con el azul predominante, del que hay un sinfín de variaciones. Aunque la composición parece a primera vista caótica, luego de observarla por un rato notamos que su estructura, a base de diagonales, delimita cinco grandes zonas en el cuadro. La expresividad de las pinceladas es el elemento plástico más impactante, pues se dirigen simultáneamente en todas direcciones. Es esta una pintura sublime y triste, muestra de los logros del expresionismo, encarnado aquí por Oskar Kokoschka, uno de sus mejores exponentes.

https://educacion.ufm.edu/oskar-kokoschka-la-novia-del-viento-oleo-sobre-tela-1914/
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https://historia-arte.com/obras/la-novia-del-viento

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