Último tercio del siglo XVI. Cristal de roca / cuarzo hialino, Esmalte, Oro, 24,5 x 47 cm.
Este
vaso está formado por un gran cuerpo panzudo en forma de casco de
navío, con un pequeño pie liso y un vástago de nudo, un caño en la proa,
balaustres y una especie de alcázar. Las asas laterales tienen forma de
sierpes aladas con cabeza de dragón, pechos femeninos y cuerpos
rematados en consola, y hay además otra mayor en la popa, simulando el
timón. Todo ello está unido por anillos y guarniciones de oro esmaltado
de negro, que también protegen la boca del cuerpo y el alcázar de popa
con su toldilla. La pieza presenta importantes desperfectos en el caño
de la proa, en los balaustres, de los que se han perdido tres, y cinco
están rotos, así como en la toldilla, de la que falta un pedazo. A la
compleja talla en cristal, formada por trece piezas ensambladas, se une
la intrincada decoración del cuerpo del vaso, desarrollada en dos
franjas y una base que se decoran a base de anchas líneas profundamente
talladas en la masa del cristal, formando así grandes ramos vegetales
entre los que surgen hileras de granos y algunos frutos. En los talleres
milaneses se realizaron un buen número de estos navíos de cristal, más o
menos prolijos, siguiendo básicamente modelos que se remontan a la Edad
Media, ya que fueron relativamente frecuentes en las mesas
principescas, posiblemente con la función de saleros, oseros o
contenedores de líquidos. El esmalte negro que decora la guarnición de
la popa sigue un diseño basado en repertorios de la segunda mitad del
siglo XVI, como los de Hans Collaert o Daniel Mignot, activo este último
hasta 1616. Estos modelos aparecen frecuentemente en los vasos
milaneses de mejor calidad, algunos de ellos atribuidos al taller de los
Sarachi. La decoración del cuerpo consiste en ramos elaborados mediante
incisiones lineales anchas y profundas de las que arrancan las
hojarascas y surgen corolas con largos cálices e hileras de granos
decrecientes. El resultado proporciona una sensación de gran riqueza
decorativa, aunque poco delicada en relación a otras obras de trazos más
finos. Diríase una versión tardía de los repertorios grabados y dibujos
con esquemas de roleos vegetales basados en modelos del arte romano,
especialmente los que incluyen corolas y espigas de granos similares. A
tenor de los paralelos existentes, sobre semejanzas en la guarnición de
oro, el excelente tallado de las asas y la figura de popa, este vaso,
que destaca por sus grandes dimensiones, podría ser obra del entorno de
los Sarachi. En cuanto a su procedencia, pudo ser uno de los vasos
adquiridos por el Gran Delfín a los herederos de la viuda del canciller
Pierre Seguier. Es una de las piezas pertenecientes al Tesoro del
Delfín, el conjunto de vasos preciosos que, procedentes de la riquísima
colección de Luis, gran Delfín de Francia, vinieron a España como
herencia de su hijo Felipe V, primer rey de la rama borbónica española.
Luis de Francia, hijo de Luis XIV y María Teresa de Austria,
comenzó su colección tempranamente influenciado por su padre. La
adquisición de obras se producía por diversas vías, desde regalos hasta
su compra en subastas y almonedas. Al morir el Delfín, Felipe V recibe en herencia un conjunto de vasos con sus respectivos
estuches, que fueron enviados a España. En 1716 estaban en el Alcázar de
Madrid, desde donde se trasladaron, en fecha posterior, a La Granja de
San Ildefonso, lugar donde se citan a la muerte de Felipe V, conservados
en la llamada Casa de las Alhajas. En 1776 se depositaron, por real
orden de Carlos III, en el Real Gabinete de Historia Natural y
continuaron en la institución hasta el saqueo de las tropas francesas en
1813. La devolución de las piezas se produjo dos años más tarde y con
algunas pérdidas. Fue en 1839 cuando la colección llega al Real Museo,
donde sufrieron en 1918 un robo. Con ocasión de la Guerra Civil española
fueron enviadas a Suiza regresando en 1939, con la pérdida de un vaso,
desde entonces se encuentran expuestas en el edificio Villanueva.
(Texto
extractado de Arbeteta, L.: El Tesoro del Delfín. Catálogo Razonado, 2001, pp. 288-290, y de Idem: Arte transparente. La talla del cristal en el Renacimiento milanés, 2015, pp. 136-139).
https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/gondola-o-galera-de-cristal-con-tres-sierpes/0c765e b4-2024-4f62-b0c4-6b804c3ed941
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