Llimona esculpió gran número de desnudos femeninos, tema en el que se sentía muy seguro y que respondía a su gusto por composiciones sobrias y serenas, de estilo refinado, llenas de valores expresivos, que fusionaban lo ideal con lo real, modelando de forma sugerente, sensible, y sobre todo, delicada. Y entre ellas, esta elegante escultura que nace del bloque de mármol es un ejemplo de sensibilidad en el intento de transmitir la desolación y el abatimiento, así como la soledad y la nostalgia. El artista, como era habitual en sus esculturas, talló la obra directamente del bloque marmóreo, del que la figura emerge con suavidad, con contornos elegantemente curvos, intentando conectar con el espectador en el sentimiento, con una clara evocación a la obra de Rodin, sobre todo en el modelado (particularmente en su obra Dánaede 1886), aunque planteada desde otra perspectiva, sin su sensualidad y vitalidad. Esta delicada, lánguida y misteriosa escultura muestra un exquisito tratamiento del cuerpo humano, un desnudo femenino perfecto, que evitando mostrar el rostro, transmite las creencias religiosas del escultor, y aún más la resignación, la desesperación y el desconsuelo. Se trata de una fórmula compositiva utilizada con gran difusión en la escultura funeraria, que busca descubrir, sobre todo, la emoción tan castamente sugeridora, una mirada que idealiza la realidad superando el gusto realista por lo anecdótico que hasta entonces tanto había imperado.
Está considerada como una obra clave dentro de la creación escultórica modernista, que tiene como antecedente una escultura que Llimona realizó en 1903 para el grupo funerario El dolor y la resignación por encargo de la familia Vilanova para el Cementerio de Montjuic. De hecho, en algunos catálogos esta obra se menciona como fragmento de un monumento funerario. Uno de los valores más reseñados sobre su visión de las composiciones destinadas a tumbas y panteones es la eliminación de la decoración recargada o de ángeles para concentrarse en figuras silenciosas, emotivas, austeras, inocentes y poéticas.
El artista hizo varios ejemplares de esta obra, destacando, además del conservado en el Museo del Prado, un ejemplar en mármol de 1907 en el Museu Nacional d`Art de Catalunya, que se expuso en la V Exposición Internacional de Arte en Barcelona en 1907, en la que se fijaba el precio de 7.000 pesetas, y que ha sido el más difundido en la bibliografía, tanto en monografías como en historias del Modernismo, o escultura catalana del siglo XIX. Con esta versión participaría también en la Exposición Universal de Bruselas de 1910. Otro ejemplar de 1917 de formato más grande (122,5 cm de alto) realizado en mármol, ha sido muy divulgado y le proporcionó fama mundial por localizarse en el estanque de la plaza de Armas del parque de la Ciudadela de Barcelona, aunque en 1984 fue sustituido por una réplica y pasó al citado museo, para preservar la conservación del original. Otro ejemplar se encuentra en una colección particular barcelonesa.
(Texto extractado de Azcue, L. en: El siglo XIX en el Prado, Museo Nacional del Prado, 2007, pp. 423-426).
https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/desconsuelo-desesperacion/707dd3aa-8efc-47e2-8d0c-b756ef0fa2d8
No hay comentarios:
Publicar un comentario