Pintor estadounidense de origen holandés, considerado como uno de los máximos representantes de la Escuela de Nueva York o Expresionismo Abstracto. Llegó a los Estados Unidos en 1926, donde pudo dedicarse a la pintura cuando fue contratado para decorar obras estatales, dentro del Federal Art Proyect, durante la década de los treinta.
WILLEN DE KOONING
En sus primeras obras personales trata de
solucionar el problema de conservar la figuración sin que la
bidimensionalidad del lienzo quede enmascarada. Mujer sentada
(1940) muestra la resolución del problema en una perfecta síntesis de
cubismo sintético y fauvismo; la figura y su entorno forman una unidad
de grandes planos articulados cromáticamente mientras que, a las manchas
de color, Kooning yuxtapone enérgicos trazos negros que preludian lo
que finalmente será lo más característico de su producción: un entramado
de líneas de poderosa vitalidad dominando la totalidad de la superficie
plástica.
MUJER SENTADA
Kooning no llegó a ese estilo personal hasta
haber experimentado con el automatismo, que le ayudó a transformar la
línea en brochazos enérgicos; éstos se multiplican como una fuerza
torrencial por todo el lienzo a partir de 1947, pero no abandonan nunca
las referencias cubistas presentes en formas que se entretejen en una
arquitectura que articula figura y fondo sobre un lienzo que, en
ocasiones, muestra su blancura original, enfatizando el carácter brutal
de las líneas y tachaduras gestuales.
MUJER I
Entre la red de líneas, a veces, quedan atrapados
elementos figurativos que hacen reconocible el tema que sirve de excusa
para la composición; éste es el caso de la más celebrada de sus series,
la de las Mujeres comenzada a principios de la década de los
cincuenta. Si se eliminan los ojos, los cuadros quedan sumergidos en la
abstracción, y son ellos los que desencadenan el reconocimiento de
formas, ponen orden en el caos de pinceladas y transforman ese
torbellino de gestos vehementes en imágenes reconocibles, mujeres
grotescas en la obviedad excesiva de sus rasgos sexuales y la tosquedad
de sus facciones.
Toda la obra de Kooning está presidida por el
deseo de lograr una interacción entre espacio y materia, entre la
ilusión representativa y la cualidad plana de la pintura, a la vez que
es una lucha continua para lograr un equilibrio entre el protagonismo
expresivo del dibujo y la inmediatez emotiva del color. El dinamismo de
las composiciones transmite la energía del gesto del artista.
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ISLA DE FUEGO
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