Anton von Werner - “En el cuartel de la tropa, a las afueras de París”
(1894) Alte National Galerie, Berlín)
Desde que Anton von Webern hizo el boceto de esta obra hasta que la pintó, pasaron veinticuatro años. Había estado presente, como artista, en la guerra franco-prusiana, para dejar testimonio gráfico de las hazañas de los soldados de su país. Esta escena representa a varios oficiales del ejército prusiano relajándose en el Château de Brunay, una casa que habían requisado a las afueras de París. La obra pretende remarcar el contraste entre el elegante interior, decorado en tonos pastel, con predominio del amarillo y el dorado, y el carácter campechano de los soldados, vestidos en colores oscuros, que campan a sus anchas por el salón con las botas llenas de barro. Al fondo, junto a la puerta, podemos ver al ama de llaves de la casa con su hija. Si lo dejásemos aquí, llegaríamos a la conclusión de que “no se hizo la miel para la boca del asno”. ¿Pero no os parecería raro que el artista, un patriota convencido, se haya dedicado a tirar piedras contra su propio tejado? No tendría ningún sentido.
Este cuadro se pintó para glorificar a los militares prusianos. Si os fijáis, aparte de manchar la alfombra con las botas, en realidad no están haciendo nada malo. Los objetos lujosos con los que estaba decorada la casa siguen enteros y en su sitio, cuando podrían perfectamente haberlos robado. En vez de quemar alguna silla para encender la chimenea, se han molestado en salir al jardín a cortar leña. Uno de ellos está cantando mietras otro le acompaña al piano. Según el propio artista, estaban interpretando un lied de Schubert llamado “Am meer” (Junto al mar), basado en un poema de Heine, y que pueden escuchar aquí:
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