Se trata de un triptico pintado al óleo sobre tabla que se puede cerrar,de tal modo que presenta dos cuadros...
Uno cuando está cerrado y otro cuando está abierto.
el Jardin de las Delicias fué adquirido por Felipe II y enviado al Monasterio de el Escorial en el año 1539 lugar en el que permaneció cuatro siglos.
En la actualidad forma parte de los Fondos de Exposición Permanente del Museo del Prado de Madrid,donde ingreso como depósito del Patrimonio Nacional en 1939.
El cuadro cerrado,alude al tercer dia de la creación del mundo.Se representa un globo terraqueo,con la tierra dentro de una esfera transparente.
Solo hay formas vegetales y minerales,no hay animales ni personas.Esta pintado en tonos grises
Al abrirse el Triptico,presenta ,en el panel izquierdo,una imagen del paraiso con Adan y Eva.
En el panel central,se representa la locura desatada:la lujuria,donde se descubre todo tipo de placeres carnales,que son la prueba de que el hombre ha perdido la gracia.
Por ultimo,la tabla de la derecha,representa la condena en el Infierno;en ella el pintor nos muestra un escenario apocaliptico y cruel por el que el ser humano es condenado por el pecado
Podria incluir infinidad de imagenes de esta admirable triptico...pero nunca lograria plasmar su belleza.
Para compreder esta obra es preciso sentarse ante ella y observarla, cada pequeño espacio es una representacion de la creacion.
Les dejo una explicacion tecnica y dos videos para completar esta pequeña publicacion de una gran obra .
El Jardin de las Delicias es uno de los grandes trípticos íntegros
de El Bosco .
Llegó a manos de Felipe II de las colecciones del prior don Fernando, de
la Orden de San Juan, hijo natural del duque de Alba: mencionado
en el inventario de los cuadros enviados por el rey a El Escorial el 8 de julio
de 1593("una pintura de la variedad del mundo"); descrito por primera
vez por el padre
Sigüenza, como el cuadro "de las fresas" y designado
en general por los viejos escritores españoles como "la lujuria",
en el catálogo de El Escorial de Poleró aparece el título
"los deleites terrenales". La autografía es reconocida concordemente
(excepto Dollmayr , que piensa en el 'Maestro M'] a partir de Justi.
La fecha, calculada antes en el período juvenil hacia 1485
por la construcción arcaica de planos y por la ausencia de realismo,
fue trasladada al período del Tríptico de la Epifanía,
en el Prado por el refinamiento tonal de la pintura y por la vuelta
al estilo gótico tardío de ritmos flamboyants, y de colores
delicados, difundidos a finales del XV en toda Europa.
Esta
fecha es ahora sostenida concordemente por la crítica, aunque con alguna
variante de años; pero el examen directo de la obra no nos lleva a considerar
aceptable la contemporaneidad con la Epifanía del Prado y tampoco una fecha
posterior al Tríptico de Lisboa: las pequeñas figuras hormigueantes,
el horror vacui, la composición en tapiz, con los planos que suben
de abajo arriba y oscila levemente, el mismo llegar a la cima de paleta de amarillos,
tan diversos de los de las obras tardías, tiene su raíces en el
Tríptico del Heno , que constituye la etapa central de la primera
madurez, así como las Delicias son su cima y sello, en clave aún
medieval pero ya moderna.
La interpretación más difundida es la moralístico-didáctica:
al exterior, el tercer día del Génesis, como preludio: al interior,
en la hoja a la izquierda, la creación de Eva, suceso-base de los males
del mundo: en el centro, la representación de los pecados carnales: a la
derecha, el castigo, el infierno. En el sentido de predicación moral entendíalo
ya el padre Sigüenza (que quería se difundieran muchas copias para
edificación de las almas); y se adhieren en principio, Baldass, Combe,
Bax, Puyveide. Combe (1946 y 1957) introduce la explicación de los términos
según la alquimia, la falsa doctrina que aparta a los hombre de la salvación
igual que el pecado carnal, basándose también en la unión
de los principios masculinos (azufre) y femenino (mercurio). Bax (1956) parte
de la interpretación psicoanalítica de Tolnay, para desarrollar
la búsqueda de los símbolos eróticos, recurriendo al folkore
holandés, a las diversas expresiones de jerga, a las metáforas corrientes
en la poesía de comienzos del 1500(editadas sólo en 1524, después
de la muerte del Bosco,
en el Refereynenbundel de Jan van Styevoorts).
Tolnay funda en el significado moralista una explicación psicoanalítica:
el Bosco habría pintado el sueño de una humanidad deseosa de actuar
los conculcados impulsos de amor del inconsciente, y utilizarla para la simbología
erótica las teorías de los sueños de Macrobio
en el comentario al Sueño
de Escipión el Africano, de Cicerón (donde la frase "vemos
el sueño a través de un velo que tiene la naturaleza de un cuerno"entonaría
con las cristalinas transparencias del cuadro), y las 'claves de los sueños'
de finales del XV, como Les songes de Daniel Prophète, 1482, cuyos
antiguos motivos refluirían con nueva validez científica en el psicoanálisis
freudiano y en la psicología de lo profundo, de Jung. Linfert (1959) revela
el sentido metamórfico (flujo alquímico) y la ambigua espera de
un mundo que "sueña con los ojos abiertos", combinando duda y
satisfacción.
A estas interpretaciones sustancialmente pesimistas se opone la optimista de
Fraenger, para quien el conjunto fue ordenado por el maestro dela secta del
Libre Espíritu, como ilustración del paraíso de los Adamitas . El infierno sería un infierno para herejes,
pecadores contra lasdoctrinas de la secta: pero esinfierno que contiene los gérmenes
de la redención. La teoría, cuyacontribución positiva esla
profunda búsqueda de símbolos en clave psicoanalítica, fuedesarrollada
en sentido antroposófico por Wertheim-Aymès que hace del
postigo derecho un "purgatorium", del que las almas pasarían
al centro, el nirvana de los goces del amor.
Estas explicaciones, rechazadas por G.Ring("The Burlington Magazine"), Bax , Ouyvelde , Génaille , Tolnay ,
están privadas de cualquier base histórica; no parece que los herejes
tuvieran un artelitúrgico, ni vale el argumento de que un tema como las
Delicias no pudiera ser encargo para una iglesia; fuera destinado el cuadro
a un comitente religioso o a un privado, en los tiempos del artista el fin moralístico
justificaba los más atrevidos medios figurativos: lo revela el padre Sigüenza
con sus consideraciones. El problema de El Bosco no cambia: resolver en pura invención
figurativa las diversas solicitaciones de la propia época, en el ámbito
del contraste entre bien y mal, presente desde la primera a la última de
sus obras. En la anormal mezcla de los mundos vegetal, mineral, animal, que alcanza
su cima en el Tríptico de las Delicias, la esencia antihumana de lo diabólico
coincide con la sobreexcitación fantástica de un artista-demiurgo,
recreador de un mundo nuevo y nunca visto. Para estos extraños injertos
entre los tres mundos, Combe señala una probable fuente figurativa en las
xilografías alemanas de finales del XV (especialmente las ediciones de
Koberger de Nuremberg) donde, por ejemplo, las rocas asumen extraños aspectos
de cristales y de vegetación tropical.
El estado de conservación no es perfecto, sobre todo en la gran tabla
central, donde a las junturas de la madera corresponden caídas de color
ahora restauradas. De la obra existen una reproducción en tapiz flamenco
del XVI, en el Palacio Real de Madrid, y muchas copias parciales catalogadas por
Friedländer y Tolnay.
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