miércoles, 22 de enero de 2020

REAL MONASTERIO DE SANTA MARIA DE SIGENA

Escondido en la provincia de Huesca, entre el río Alcanadre y la población de Villanueva de Sigena, encontramos el Monasterio de Santa María de Sigena.Es un monasterio español de estilo cisterciense.
Poco queda del antiguo esplendor del conjunto fundado a finales del XII, aunque la iglesia, el panteón real y su bella portada románica, bien merecen ser visitados. Sigena es el paradigma del arte en Aragón: destrucción, abandono y expolio. Para admirar una de sus obras más valiosas, las pinturas de la sala capitular, lamentablemente, tendremos que acudir a Barcelona, donde permanecen en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.



Santa María  de Sigena (o Sijena) fue fundado por la reina doña Sancha de Castilla, esposa del monarca aragonés Alfonso II, hacia 1188. La Corona necesitaba establecer un centro de poder en la zona de Monegros, y el lugar era un punto de paso obligado en los caminos que llevaban desde Huesca o Barbastro al Ebro, Fraga y Lérida.
Al parecer también sumó en la elección del lugar, la aparición de la virgen, optándose así por un lugar pantanoso y poco recomendable, a priori, para un cenobio. El monasterio se convirtió pronto en un lugar importante en la economía y administración aragonesas. Sigena, como otros monasterios aragoneses fundados en la misma época, cumplió una importante función repobladora, siendo la administración del monasterio y de todos sus dominios encomendada a la Orden de San Juan de Jerusalén, posteriormente conocida como la Orden de Malta. En este contexto, el monasterio de Sigena no fue solamente un lugar de recogimiento y oración, sino también un foco de poder administrativo desde el que las monjas, con su priora a la cabeza, ejercían su poder feudal sobre los habitantes de la zona. Los dominios del señorío de Sigena llegaron a extenderse a lo largo de más de 700 km2.
Pero la relación entre el reino y el monasterio no se limitó a la economía o la repoblación, sino que acogió tras sus muros a un buen número de reinas y princesas, así como a hijas de familias nobles. Sirvió de depósito de una parte del tesoro real y como archivo monástico durante los siglos XIII y XIV. 

Fue también panteón real y su claustro sirvió de lugar de enterramiento de reyes, reinas e infantas de Aragón, destacando la sepultura de la reina doña Sancha o la de Pedro II. Gracias a los importantes donativos que recibió, se convirtió en uno de los monasterios más ricos y bellos del reino.

El monasterio de Sigena. Grabado de Parcerisa publicado en: Recuerdos y bellezas de España. Aragón (1844).
Con el Compromiso de Caspe (1412) y la llegada de la casa de Trastámara a la Corona de Aragón, se rompió el nexo de unión entre el monasterio y las clases altas del reino. Aun así, hasta principios del siglo XIX, el señorío de Sigena continuó existiendo con relativa normalidad. En esa centuria se produjeron dos hechos clave en la historia del monasterio: El asalto por parte de las tropas francesas de algunas de las estancias de Sigena durante la guerra de la Independencia (1808-1814) y la desamortización de Mendizábal de 1836. Al final, la venta se declaró nula y la vida comunal y religiosa prosiguió gracias a limosnas y donaciones.

Pinturas de la Sala Capitular, hoy en Barcelona.
Y ya en el siglo XX, durante la Guerra Civil, el monasterio de Sigena fue incendiado y saqueado por una columna de anarquistas que se dirigían al frente de Huesca. Prácticamente todas sus estancias, a excepción de la iglesia románica y el panteón real, fueron arrasados por el incendio. Muchas de las obras de arte del cenobio fueron destruidas, mientras que otras desaparecieron o fueron seriamente dañadas y las tumbas reales fueron profanadas.
PINTURAS A BARCELONA. Trabajo de retirado y traslado a Barcelona de las pinturas de la Sala Capitular tras el incendio en 1936.
La dispersión del arte del monasterio continuó y 96 piezas fueron vendidas por las religiosas de la Orden de Jerusalén a la Generalitat de Cataluña entre 1983 y 1994. La venta se hizo en dos fases y su importe ascendió a más de cien millones de pesetas. Entre las piezas enajenadas hay arcas funerarias, alhajas, tallas de madera y otros objetos de ajuares litúrgicos y domésticos. Hoy pueden verse en el Museo Diocesano de Lérida y en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (Barcelona).

Del antiguo monasterio hoy sólo se conserva el templo y una pequeña parte del claustro, en torno al cual se distribuían originalmente el resto de las dependencias monacales, además del palacio prioral, situado en el suroeste. Entre estas dependencias destacaba la sala capitular, cubierta por una techumbre mudéjar y decorada con un interesantísimo conjunto de pintura mural del siglo XIII con escenas del Nuevo y del Antiguo Testamento, que la convirtieron en una auténtica Biblia pictórica que explicaba la historia de la humanidad desde el Pecado Original hasta la Salvación. Actualmente se conserva en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (Barcelona) en calidad de depósito, a donde fueron llevadas tras la Guerra Civil por el equipo de Josep Gudiol,  y donde se produjo un intenso trabajo de restauración y conservación. El Gobierno de Aragón reclamó el verano pasado la devolución del conjunto.



Exposición de las pinturas románicas de la Sala Capitular de Sigena en Barcelona. 
El templo está realizado totalmente en sillar y consta de nave única con crucero y cabecera triple. El crucero presenta adosado al brazo septentrional el citado panteón real y al meridional una maciza torre de planta cuadrada. En su fachada sur se conserva su imponente portada de estilo románico, abocinada por catorce arquivoltas acabadas en 26 columnas cilíndricas. La portada fue ordenada construir por Jaime I por parecerle pequeña la primitiva puerta de entrada a la iglesia, aunque la obra no se ejecutaría hasta el reinado de Pedro III (1282).
 En 1985 una orden de origen francés, las Hermanas de Belén y de la Asunción de la Virgen y de San Bruno se establecieron en el monasterio y, en la actualidad, todavía viven unas cincuenta religiosas.


  Retablo de los Gozos de María de Jaume Serra, hoy en el Museo Nacional de Arte de Cataluña 




Fragmento de los murales de la sala capitular del monasterio de Sigena, que se exponen en la sala 16 del MNAC. (MNAC Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC))


Fragmentos de los murales de la sala capitular del monasterio de Sigena, que se exponen en la sala 16 del MNAC. (MNAC Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC))


Museo Nacional de Arte de Cataluña. Los frescos fueron trasladados por el Gobierno de la República en 1936 después de los actos vandálicos cometidos por columnas anarquistas 


Antiguo refectorio, hoy Oratorio de la Orden de las Hermanas de Belén y de la Asunción de la Virgen.

http://www.patrimonioculturaldearagon.es/bienes-culturales/real-monasterio-santa-maria-de-sijena
https://www.turismodearagon.com/ficha/monasterio-de-santa-maria-villanueva-de-sigena/
http://www.romanicoaragones.com/33-Bajocinca/990472-Sigena.htm
http://www.casahelvetica.com/real-monasterio-de-santa-mariacutea-de-sigena.html
http://www.panteonesrealesdearagon.es/ruta3/#:~:text=El%20Real%20Monasterio%20de%20Santa,tras%20su%20muerte%20en%201208.





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