viernes, 10 de marzo de 2017

MICHELANGELO MERISI DA CARAVAGGIO....JUDITH Y HOLOFERNES




Judith y Holofernes es una obra pictórica realizada por el artista Michelangelo Merisi da Caravaggio en torno al año 1589. 
 En esta ocasión el artista, que se caracterizó por ser uno de los pintores más prolíferos y la rapidez de sus ejecuciones, ha optado por realizar un tema bíblico: la ejecución de Holofernes a manos de la bellísima Judith.
Judith era una bella mujer judía y viuda que salvó al pueblo de Israel del ejército de Holofernes. Cuando el fin de Israel parecía inminente ante las fuerzas de su opresor, la bella dama se coló en la tienda del general para -en teoría- seducirle y terminó cortándole la cabeza. Este es un pasaje tomado de la Biblia católica puesto que los judíos no lo recogen en sus escrituras; con todo, ha sido uno de los pasajes más representados a lo largo de la historia del arte por distintos pintores conjugando en su temática la sensualidad de Judith y la brutalidad de la muerte del general.
No obstante Caravaggio ha introducido algunas novedades con respecto a las anteriores interpretaciones realizadas sobre el tema, el artista introduce dentro de la tienda de Holofernes a la criada de Judith, quien acaba de darle la espada y espera para recoger la cabeza. Según en los pasajes bíblicos ésta esperó fuera de la tienda.
En realidad la obra tiene una significación más profunda de lo que pudiera parecer, Holofernes en representación del monarca Nabocodonosor trata de someter a Israel mientras que Judith representa los designios divinos de Dios; son dos fuerzas enfrentadas por el pueblo de Israel al igual que durante el XVI y el XVII protestantes y católicos trataban de imponer su fuerzas mediante las guerras de religión.
Las figuras de Caravaggio son modelos realistas de hecho, éste es uno de los principales rasgos del artista barroco. Sus figuras no son idealizadas ni bellas y muchas veces sus cuadros parecían descarnados por ello. Judith aparece vestida según la moda de la época, como si de una prostituta se tratara no obstante, su rostro refleja serenidad y valentía, consciente de cuál es su misión. Holofernes aparece con el torso desnudo, la espada ya ha cortado parte de su cuello y en su rostro se aprecia el terror del momento. La escena aparece completada por la figura de la criada, una mujer anciana y algo decrépita que acentúa aún más la belleza de Judith.
La escena se desarrolla dentro de la tienda de Holofernes aunque las referencias espaciales son mínimas y todo está cubierto por una gran tela roja. La paleta está basada en tonalidades terrosas que van desde el rojo intenso del cortinaje hasta el marrón o también el blanco. El tratamiento lumínico es el característico de Caravaggio, el tenebrismo; la escena principal está fuertemente iluminada, sobretodo la figura de Judith destacando su protagonismo, mientras el resto de la escena se sumerge en una oscuridad plena.
Según los textos originales de la época, cien años después de que Caravaggio pintara esta tremenda escena, continuaba provocando reacciones de horror y sorpresa entre los visitantes del palacio Zambeccari de Bolonia, donde se encontraba antes de pasar a la Galería Nacional de Arte Antiguo. Acostumbrados hoy día a un lenguaje expresivo diferente, la obra tal vez ha desviado su efecto inicial del horror a la curiosidad. Pero debemos pensar que la captación de una degollación no era tan difícil de contemplar en directo en el siglo XVII, y mucho menos para nuestro artista, frecuentemente involucrado en actividades turbias de los bajos fondos romanos. Caravaggio recurre, como es habitual en su pintura, a un casi forzado realismo, que desnuda el alma de los personajes de la acción ante el espectador. Es imposible no estremecerse ante la firme decisión de la bella Judit, inconmovible ante el terror de Holofernes, el opresor de su pueblo. Con serenidad de estatua, tira de la cabeza del rey para ayudarse en la ejecución, con cuidado de mantenerse apartada de la sangre que mana a chorros como una fuente. La criada, entre espantada e hipnotizada por la acción, espera con un paño recibir el trofeo que habrán de llevar a los ancianos de la ciudad para demostrar la muerte del tirano. La violencia de la acción repercute en las expresiones de los personajes, que ofrecen diferentes versiones de lo que está pasando. El dramatismo se extiende en oleadas de color, desde el rojo agresivo de la sangre que se corresponde con el rojo del cortinaje, hasta el brillo de la espada y el tremendo fogonazo de luz que ilumina el pecho de la heroína del Antiguo Testamento. La manera que Caravaggio empleó para componer tan truculento episodio fue utilizada posteriormente por otros pintores del naturalismo tenebrista, entre los que destacan la Judit y Holofernes de Artemisia Gentileschi y obras de similar talante de Valentin de Boulogne.
http://arte.laguia2000.com/pintura/judith-y-holofernes-caravaggio
http://www.artehistoria.com/v2/obras/2339.htm


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