lunes, 27 de enero de 2020

LOS TAPICES DE LA DAMA Y EL UNICORNIO

Los tapices de La Dama y el Unicornio son de origen flamenco (de finales del siglo XV, tejidos en lana y seda) fueron descubiertos por Próspero Merimée en 1841 en el castillo de Boussac,  y entraron en la leyenda inmediatamente gracias a los escritos de George Sand, contratada después para describirlos.
Lo extraordinario es que hayan conservado su color y su textura intactas. Se trata de seis piezas. Cinco de ellas describen los cinco sentidos; la sexta, puede que el sentido oculto o sexto sentido y recibe el nombre de A mon seul désir  y se distingue de las demás no sólo por su tamaño, también por su extraña factura.
 Los animales fantásticos, míticos, el león y el unicornio, llevan las armas que permiten identificar como su dueño al comandante Jean Le Viste, personaje muy cercano al rey Carlos VII, aquel que fuera coronado en Reims tras las victorias de la doncella de Orleáns, Juana de Arco.. Los animales más familiares, los pájaros, las liebres, habitan los fondos de los tapices, otorgándoles un ambiente de sueño feérico.
                        
 Le Goût  (El Gusto): león y unicornio encuadran a la dama cuya vista se vuelve hacia el perrillo que la contempla, mientras con la otra mano se dispone a recoger una golosina que le tiende su sirviente.
                       

La Vue (la Vista). El unicornio posa sus patas de manera familiar sobre las rodillas de la dama y se contempla en el espejo que ella le presenta. 
                        

Le Toucher (El Tacto).La dama, retratada de una manera soberbia y con absoluta maestría, sostiene en una mano un estandarte, mientras con la otra toca amorosamente el cuerno del unicornio. 

                       
L’Odorat (El Olfato) La Dama teje una corona de flores. Tras ella, aparece de nuevo el cantor que da la clave de esta alegoría. Está en el momento de respirar el perfume de una rosa que ha desgajado de un panel.

                      
  L’Ouïe (El Oído). La Dama toca un órgano portátil colocado sobre una mesa recubierta con un tapiz oriental. El león y el Unicornio encuadran la escena y aoparecen como motivos decorativos sobre los montantes del órgano.

      
A mon seul désir,  el sexto tapiz, y el más hermoso de todos ¿Podría ser interpretado como el del sexto sentido? Es más difícil de comentar. La Dama aparece debajo de una tienda con la inscripción A mon seul désir(¿Sólo por deseo mío? )  que da nombre al tapiz; parece desprenderse de su collar para colocarlo en la cajita que le tiende su sirviente. No se sabe si este sexto tapiz es la conclusión o la introducción de la serie de los cinco sentidos, y su significado es enigmático, empezando por el lema que lo preside.
No hay duda de que se trata de una serie de tapices cuyo encanto es singularmente poético. Solo por contemplarlos, vale la pena entrar en el Museo de Arte medieval de Cluny, Los colores son limitados, pero vivaces, bellamente combinados. Las figuras estéticas, hermosas, y desprenden una bella alegoría literaria. La belleza de la imaginación.
                             



Una lectura actual, muy interesante y bonita, es la propuesta por la autora Marie-Elisabeth Bruel en el 2000, que interpreta los tapices como escenas del “amor cortés”. Cada uno de los sentidos, más el del “entendimiento”, representaría cada etapa del enamoramiento, las cuales son emprendidas por la dama, no por el caballero: el tapiz del Oído se relaciona con la Cortesía; el del Olfato con la Belleza; el Gusto con el Juego;el de la Vista con la Seducción, y el del Tacto con la Conquista . “À Mon Seuil Désir” con la Manifestación del conjunto.


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