lunes, 13 de enero de 2020

ARTE ETRUSCO




Frontón escultórico de Luni, conservado en el Museo Arqueológico de Florencia.

La escultura etrusca se creó generalmente de carácter funerario, pero también existieron esculturas de carácter religioso o de tipo monumental.

Lamentablemente, no han quedado demasiados restos, especialmente debido a la pobreza de los materiales usados: principalmente arcilla o piedra de mala calidad , en el caso de piezas pequeñas, a veces se esculpió con mármol, alabastro e incluso a veces oro y bronce.




Caballos de Tarquina

Es lo que queda de un carro tirado por caballos. Era parte de un alto relieve. Las figuras son muy realistas y dan una gran sensación de profundidad. Están realizados en terracota policromada.

El altorrelieve de los "Caballos alados de Tarquinia", es un fragmento del columen que soportaba el frontón del templo más importante de la antigua ciudad etrusca de Tarquinia, el Templo del Ara de la Reina, más conocido comoTemplo Mayor de Tarquinia.
Su realización se remonta a mediados del siglo IV a. C., aunque algunos investigadores sostienen que podrían ser más recientes debido a que sólo a partir del Siglo III a. C. fue cuando los constructores etruscos dieron a los templos un cambio particular en la decoración de los frisos y frontones.
Una de las representaciones más bellas de la escultura etrusco-romana es este altorrelieve el cual formaba parte del frente del templo más emblemático de la antigua ciudad de Tarquinia: el Templo Mayor de Tarquinia también conocido como el Templo de Ara de la Reina, el mayor construido en Etruria.
 De fuerte influencia helenística sin embargo no conceptua la imágen del caballo solitario como Pegaso o el conjunto de caballos que tiran el carro de Apolo, en sí la escultura muestra parte de unos caballos alados, sin ninguna otra representación emblemática los cuales se encuentran constituídos de terracota policromada la cual les otorga una belleza extraña y particular. Se considera básicamente una figura decorativa sin ningún sentido religioso.



Adonis agonizante, sarcófago etrusco, Museos Vaticanos




Sarcófago de los esposos de Villa Julia

Es del s. VI. Probablemente contenía las cenizas de los representados. Procede de la necrópolis de Cerveteri. Está realizada en terracota policromada. La postura es muy común, están reclinados en el kliné, que está decorado finamente con volutas. Los esposos están juntos y vivos. Quizá celebran un banquete, pero quizá solamente están conversando o ahuyentando a los malos espíritus. Por detrás hay huecos, para poder guardar las cenizas.
El hombre está semidesnudo y en un tono más oscuro que la mujer, que se encuentra totalmente cubierta por la túnica. Los rostros recuerdan al arte arcaico griego. La mujer lleva un tocado muy liso. Las almohadas tienen un tratamiento escultórico de gran calidad.
Existen numerosas dudas alrededor de este famoso sarcófago etrusco hallado en pedazos en una tumba de Caere. Los especialistas se plantean numerosas preguntas: si se representa a los cónyuges durante el banquete fúnebre o en cualquier otro banquete de la vida aristocrática; si el sarcófago está realizado para sepultar a ambos esposos o sólo a uno de ellos; por qué se produjo la sustitución de los sarcófagos en forma de cofre por estos lechos comensales. Sí parecen llegar a un acuerdo en cuanto al autor, que no sería griego -aunque las cabezas y los torsos tengan rasgos focenses-, al igual que el principio antihelénico por el que se rige el conjunto como es el desprecio por la parte inferior del cuerpo humano; las piernas no parecen existir aunque el calzado se reproduce con todo detalle.



 Sarcófago de Larthia Seianti

Es del s.II, más grande y de terracota policromada. De nuevo aparece la tapa con una figura recostada viva, pero la tipología es algo distinta: seguramente era un sarcófago para inhumación. La decoración en relieve es a base de columnas corintias adosadas, rosetas, etc. Ya la influencia orientalizante ha desaparecido y la griega es más helenística, más cerca de lo que se va a ver después en Roma. El cuerpo quizá es demasiado largo para ajustarse mejor a la forma del sarcófago.
Arrellanada en el triclinio; esto es, en el pequeño lecho sobre el que los antiguos se recostaban para comer, apoyada en unos cojines adornados con flecos, está arreglándose el peinado, con un gesto de coquetería. Es precisamente la naturalidad lo que constituye el mérito mayor de esta escultura. Obsérvese con qué sutil y penetrante minuciosidad ha conseguido el artista, secundado por la docilidad del material de que se ha servido, la terracota, plasmar los pliegues del suntuoso manto, el elegante cinturón, los brazaletes y los muchos anillos que adornan a la gentil dama.Pero lo que más impresiona es el gran realismo con que está modelado el rostro, con su expresión seria, un tanto altiva, como consciente de la dignidad que poseía dentro de la sociedad etrusca, mas que de su alcurnia o de su riqueza. El mérito de los escultores etruscos consiste en ese saber captar los rasgos esenciales de un rostro y del carácter que en ellos se refleja, con absoluta fidelidad.
Se puede observar la evidente desproporción que existe entre las distintas partes del cuerpo: el tronco y las piernas son demasiado largos con respecto al busto. Esta “deformación” es fácilmente explicable si se tiene en cuenta que los etruscos, contrariamente a los griegos, no guardaban el ideal de la “proporción” entre los distintos miembros. Lo que les interesaba hacer resaltar era la “expresividad” de sus obras.Y nótese cómo el artista ha procurado acentuar la expresividad de la figura y, en general, la vivacidad de toda la obra, coloreando no sólo la imagen de Larthia Sejanti, sino también el fondo y esa especie de “rosetones” en relieve que decoran el sarcófago propiamente dicho. Este último está adornado con extraordinaria riqueza de columnitas, capiteles, frisos y rosetones de distintas formas: en conjunto denota un gusto quizá no demasiado refinado ni sutil, pero sí, de efecto seguro y agradable.
Ya no es un cuerpo aplastado, sino que tiene una de las piernas un poco doblada. En la mano lleva un platillo o un espejo. El rostro permanece tranquilo y sereno y la mujer debía ser de procedencia noble por sus adornos. El velo está magníficamente realizado, con un remate de florecillas. El modelado también es muy bueno.





 La Quimera
Se realizó en el siglo IV en bronce y formaría un grupo con Belerofonte. Representa a un animal fantástico con cuerpo de león, cola de serpiente y parte de cabra. Pese a esto, es muy realista, excepto la melena. Aparece encorvada y con la boca abierta para dar sensación de fiereza, pues representa el momento en el que Belerofonte llega a caballo para matarla.La quimera de Arezzo es una magnífica obra de bronce perteneciente al pueblo etrusco y que hoy se encuentra en el Museo Arqueológico de Florencia. Se trata de una escultura realizada en bulto redondo es decir, exenta que se halló en 1553 en la ciudad de Arezzo (Italia). Arezzo había sido un importante enclave urbanístico etrusco y también romano; por el siglo XVI la ciudad estaba bajo el poder del Duque de Mantua Cosme I de Médicis, un gran aficionado a la colección de piezas artísticas y patrocinador de las artes que en cuanto vio la escultura se quedó prendado de ella y decidió incorporarla a su colección.
Las fuentes documentales nos hablan de que la escultura se encontró en las inmediaciones de la muralla de la ciudad junto con otras esculturas de menor tamaño y que el Duque las expuso en conjunto para que pudieran ser apreciadas por sus visitantes en el Palacio Pitti. Durante algún tiempo esta figura mitológica representó a la ciudad de Arezzo, no obstante con el tiempo el interés por la figura fue cayendo en el olvido.
Pese a que la obra de la quimera ha tendido a incluirse dentro del arte etrusco debido a su nerviosismo la realidad de la representación y la simetría de las melenas del león, las fechas son muy discutidas y es posible que la obra se trate en realidad de una escultura griega y no etrusca.
En realidad la escultura etrusca no se catalogó desde un primer momento como una quimera ya que parte de la pieza –la cola en forma de serpiente- había sido perdida y no se encontró hasta algunos años más tarde en otras excavaciones. El conjunto completo que hoy podemos observar es fruto de una restauración realizada en el siglo XVIII.
La escultura representa un antiguo animal mitológico: la quimera, un animal con cuerpo de león, cola en forma de serpiente y de cuyo lomo asomaba la cabeza de una cabra. Según la mitología griega el terrible animal era un hijo de Tifón y Equidna que asolaba las ciudades de Asia hasta que el héroe Belerofonte con la ayuda de su caballo alado Pegaso logró derrotarla.
Son muchas las descripciones que nos han llegado de la quimera pero todas ellas parecen coincidir en que el animal escupía fuego por sus tres bocas. La escultura realizada por los etruscos es una fiel representación de la fiereza del animal, el león tiene las patas delanteras estiradas y gruje con fiereza, la cabra y la serpiente también están con la boca abierta en posición de atacar.
La figura no resulta del todo realista, quizás si la parte correspondiente a la serpiente o la cabra, pero el modelo del león procede más bien del modelo de un perro. El nerviosismo del ser mitológico se representa por los músculos tensados en una postura forzada.
La escultura fue copiada en dos ocasiones, las reproducciones son de gran calidad y mientras una de ellas se encuentra en la estación de tren de la ciudad la otra lo hace en una conocida plaza.


Marte de Todi


Se realizó en el siglo IV en bronce hueco y es de tamaño casi natural. Está quieto, en contraposto, y tenía en la mano izquierda una lanza y en la derecha una patena (que también se ha conservado). Llevaba un casco o un yelmo y viste una armadura similar a la griega, con la camisa que le sale por debajo.

Este rarísimo testimonio de la estatuaria antigua en bronce representa a un guerrero vestido con coraza y apoyado en una lanza de hierro, que dedica una libación propiciatoria con una pátera antes de la batalla (la pátera y restos de la lanza actualmente están expuestos en la vitrina). La estatua está compuesta de partes fundidas separadamente a la cera perdida y luego soldadas, con inserciones polimatéricas que exaltan el efecto verista. La inscripción dedicatoria, en la lengua de los antiguos umbros pero en alfabeto etrusco meridional (ahal trutitis dunum dede) recuerda que la estatua fue donada (dunum dede) por un tal Ahal Trutitis, quizá un personaje de origen céltico. Realizada probablemente por una fábrica de Orvieto (Volsinii), revela referencias a modelos de ambiente ático a partir del 450 hasta el 425 a.C. aproximadamente, sobre todo del círculo de Fidia, aunque con genéricas referencias a la plástica de Policleto. Fue hallada en Todi en 1835, enterrada bajo losas de travertino, quizá tras ser alcanzada por un rayo. El Gobierno Pontificio la adquirió en 1836.










El Orador o il Arringatore

Está realizado en bronce y tiene características semejantes a la anterior, pero es de cuerpo entero. Se realizó en el siglo I (hacia el 80 a.C.) por lo que durante mucho tiempo se consideró romano, pero fue realizado por algún artista etrusco ya que en la parte inferior de la túnica aparece un nombre en caracteres etruscos, por lo que se cree que debió ser un exvoto realizado por este personaje. Además, se encontró en Perugia, en la zona de influencia etrusca.
Destaca el estudio de las telas y, especialmente, del rostro. Tiene el pelo pegado a la cabeza pero de una forma natural, no como si fuera un casco. Los ojos estarían rellenos de pasta vítrea. Los rasgos son totalmente distintos a los del anterior. También es un retrato del interior, se demuestra su preocupación y concentración con arrugas en la frente, el ceño, la comisura de la boca, etc.

Fue fundida en siete piezas de bronce, por separado, como también se hacía en Grecia. El personaje viste a la romana la túnica, la toga exigua y los calcei (botas) de un patricio. Lleva en el borde inferior de la toga una inscripción en tres líneas y en etrusco, no del todo comprensible, pero de la que se desprende que la estatua de Aulus Metelius fue erigida por acuerdo público, probablemente en Perusa. Como esta ciudad adquirió la ciudadanía romana en el año 88 a. C., la estatua, con su dedicatoria etrusca, ha de ser anterior a esa fecha y de un taller local aunque el homenajeado fuese un romano de una ilustre familia, que aún entonces gozaba de la popularidad de la Era de los Metelos (como antes había habido otra de los Escipiones)

Biga,Pegasos etruscos de bronce

Como podemos observar,la escultura fue una de las expresiones artísticas más importantes del pueblo etrusco, que habitó la región del norte y centro de Italia entre el siglo IX y el I a. C., aproximadamente. Su arte era en gran parte una derivación del arte griego, aunque desarrollado con muchas características propias. Dada la falta casi total de documentos escritos etruscos, problema agravado por la poca información sobre su idioma —todavía sin descifrar en gran parte— es en su arte donde se encuentran las claves para la reconstrucción de su historia, aunque las crónicas griegas y romanas sean también de gran ayuda. Como su cultura en general, la escultura etrusca tiene muchos aspectos oscuros para los estudiosos, siendo objeto de controversia y que obligan a proponer sus interpretaciones siempre con carácter provisional, pero el consenso es que fue parte del legado más importante y original del arte italiano e incluso contribuyó significativamente a la formación inicial de las tradiciones artísticas de la antigua Roma. La visión de la escultura etrusca como un todo homogéneo es errónea, habiendo importantes variaciones, tanto regionales como temporales.
Incluso con la masiva asimilación de la cultura extranjera es significativo que, tanto los griegos como después los romanos consideraran a los etruscos un pueblo perfectamente individualizado. El estudio de la cultura etrusca se inició en el renacimiento y se profundizó a partir del siglo XIX, pero los historiadores más antiguos condenaron muchas veces su escultura, viéndola como una mera imitación, sin creatividad, del arte griego. Esta posición ha ido cambiando en los últimos años y hoy es considerada como un fenómeno original. De todos modos, la distinción entre las esculturas griegas en Etruria y las etruscas propiamente dichas es, a menudo, todavía muy difícil para la crítica moderna. Las influencias feniciasromanasegipcias y orientales, junto con la pérdida de gran parte de su producción escultórica más relevante, hacen el problema aún más complicado. Sin embargo, el examen de la escultura etrusca, en comparación con sus vecinos, especialmente los griegos, puede dar lugar a estimaciones de valor y de significado tendencioso que impiden apreciarla por sus valores intrínsecos y típicos, ya que históricamente la escultura griega, especialmente del periodo clásico, fue muchas veces considerada como el modelo ideal de la escultura de Occidente; opinión que aún resuena en los estudios y la visión popular. La realización de varias excavaciones arqueológicas en los últimos años en lugares encontrados intactos y la restauración de obras capitales que habían sido desfiguradas por las intervenciones en el siglo XIX, han aportado una gran información auténtica adicional para una mayor comprensión de los rincones oscuros de este tema.

Aspecto del interior de la Tumba de los RelievesCerveteri. Helenista.
Uno de los rasgos distintivos de la escultura etrusca es que sirvió, principalmente, para la decoración privada y la religión. En su periodo cenital, los etruscos desarrollaron una élite rica y cultivada, amante del arte y del lujo, pero a diferencia de otros pueblos de la antigüedad, parecen no haber tenido interés en registrar a través del arte su propia historia, ensalzando las virtudes de los ciudadanos. Tampoco crearon grandes obras de culto para los dioses ni deseaban adornar sus ciudades con grandes monumentos civiles para proclamar la gloria de su civilización. Por lo tanto tampoco surge la figura de un artista creador o escuelas estilísticas reconocidas por su genio individual. Su arte es anónimo, colectivo, ecléctico y no competitivo. Sin embargo, se conoce el nombre de un escultor etrusco (Vulcaque trabajó en Roma y allí se hizo famoso.Así pues, la escultura fue esencialmente utilitaria, tanto la religiosa como la decorativa o privada. Su profunda creencia en la vida después de la muerte les hizo desarrollar un complejo sistema de prácticas funerarias, cuyo objetivo era principalmente proporcionar comodidad a los muertos en su morada sepulcral y agradar a los dioses, llenándola de objetos que estaban destinados a facilitar su otra vida. A partir del periodo arcaico el diseño de las tumbas se realizó como si fueran verdaderas casas para los muertos; una costumbre que continuó hasta su inmersión en la cultura romana. Sus características variaban en función de la época, de la región y de la clase social del fallecido y en determinadas fases, las tumbas de los personajes más importantes llegaron a ser extraordinariamente ricas.
Urna cineraria, terracotaChiusi. Arcaica.
La religión también determinó la preferencia por ciertos tipos de escultura presentes en las tumbas, como exvotos y estatuillas de los dioses, más allá de las figuras esculpidas de los muertos en urnas funerarias y sarcófagos. La estatuaria vinculada a los contextos fúnebres es, en gran medida, la producción más abundante etrusca.Otras tipologías son también importantes como la pareja abrazada y varias estatuillas, amuletos y relieves que muestran imágenes de fuerte carácter, usadas en una amplia variedad de prácticas rituales de conjuros. También aparecían con frecuencia escenas de sacrificio humano, a menudo con impactantes detalles realistas siendo especialmente común el episodio del sacrificio de Ifigenia. Las imágenes posiblemente no reflejaban sacrificios reales, sino que los sustituían simbólicamente. Otro tema recurrente es la figuración de los diversos mitos locales y griegos, centrándose sobre todo en escenas de batallas violentas. Pero mientras que los griegos crearon muchas imágenes de dioses y divinizaban incluso virtudes abstractas, los etruscos los abordaron de forma mucho menos concreta, con varias imágenes de las que no se sabe siquiera si fueron alguna divinidad local.

Figura femenina, posiblemente Afrodita (bronce). Etrusco, 6to siglo BCE. Museo

En cuanto a la desnudez de la escultura, los etruscos tenían opiniones muy diferentes de los griegos. Mientras que éstos la favorecían ampliamente, aquellos la evitaban, siendo escasas las veces en las que se mostraban desnudos, pero innovaron el tipo de la madre amamantando con el pecho expuesto, sin precedente en el arte griego, tipología que con el advenimiento del cristianismo sería un antecesor directo de una variación del tipo fértil de la Virgen, la Virgo lactans. Con respecto a sus cánones estilísticos, según Cunningham y Reich no estaban los etruscos, como los griegos, preocupados con reflexiones profundas sobre las asociaciones entre el arte y la ética o la comprensión de cómo funciona el cuerpo en una representación artística y su atención se dirigió más a los efectos inmediatos de las figuras. Prueba de ello es la existencia de innumerables figuras distorsionadas, esquemáticas o desproporcionadas, a menudo con un acabado rudimentario, acercándose al carácter de la caricatura, resaltando los rasgos individuales sin ningún tipo de idealismo. Para los grupos decorativos de las fachadas de los templos y en algunos edificios privados, su composición no era un complemento lógico de la forma del edificio, sino una adición libre decorativa, independientemente de la coherencia arquitectónica. Estos grupos son el género más típico y original de la escultura etrusca monumental.


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