domingo, 12 de enero de 2020

LA VICTORIA ALADA DE SAMOTRACIA,LA LEVEDAD DE LA ESCULTURA HELENISTICA


La Victoria alada de Samotracia data del período helenístico (Escuela rodia), y fue creada entre el 220 y 185 a.C. por un artista desconocido que probablemente colaboró en la confección del bellísimo Altar de Zeus en Pérgamo. Representa a Niké, Diosa griega de la Victoria que se muestra espléndida sobre un pedestal que simboliza la proa de un navío. La sensual escultura femenina de bulto redondo, de la que lamentablemente no se han encontrado los brazos, la cabeza y el ala derecha, (que ha sido añadida íntegramente por los administradores del Museo del Louvre), ha sido sometida a diversas restauraciones a lo largo del tiempo, ya que sus restos fueron encontrados por piezas en distintas expediciones llevadas a cabo en la isla de Samotracia, Grecia, donde fue descubierta y enviada posteriormente a París. Sin duda, gracias al gran esfuerzo llevado a cabo por el Museo del Louvre durante más de un siglo y medio mediante distintas restauraciones, recreaciones y adiciones en yeso, (además de la ayuda incondicional de numerosas donaciones de todo el mundo), el bello monumento ha podido ser reconstruido tal y como lo conocemos a día de hoy, pasando a formar parte de la historia del arte como una de las piezas clave de la estatuaria griega.



La Víctoria de Samotracia es una de las mejores expresiones del arte helenístico. Entre sus características formales se encuentran la búsqueda del movimiento y el dinamismo frente al equilibrio del periodo clásico. En este caso, el autor opta por una composición abierta, con unas líneas diagonales donde se enmarcan las alas, y el propio cuerpo, que parece abalanzarse hacia el frente provocando esa sensación de desequilibrio, podemos añadir una suave torsión que contribuye a esa sensación de desequilibrio que invita al espectador a buscar diversos puntos de vista de la figura. Además, el empleo de la técnica de los paños mojados, da lugar a numerosos pliegues en el jitón, que se arremolinan a lo largo del cuerpo, como si la figura avanzara contra el viento o como si se posara sobre la proa de un barco. El modelado de los diferentes volúmenes anatómicos consiguen una gran expresividad, la anatomía se transparenta a través del peplo, empleando la técnica que popularizara el gran Fidias, el estudio anatómico es perfecto, dando lugar a unos volúmenes naturales y proporcionados, lo que contribuye a crear una escultura de gran belleza y sensualidad. Además encontramos un gran repertorio de texturas, sobre todo en los pliegues, que van desde los finos y transparentes a los gruesos y arremolinados, también observamos texturas originales en la talla de las alas que imitan la suavidad de las plumas, el conjunto transmite violentos contrastes de luces y sombras que contribuyen a una mayor expresividad y dramatismo. 

Con las conquistas de Alejandro Magno, la cultura griega comienza a recibir nuevas influencias tanto en lo político, en lo social como en lo artístico. En cuanto a lo artístico, comienzan a participar de nuevas tendencias muchas llegadas de otras zonas mediterráneas como Egipto, Persia y Mesopotamia que contribuyen a crear un arte que abandona la racionalidad y equilibrio clásicos y comienza una búsqueda del movimiento, el desequilibrio, el dramatismo, la tensión, el patetismo y la representación del dolor o el sufrimiento además de otras emociones. Con todo el periodo helenístico lo podemos clasificar como un barroquismo de las formas clásicas como podemos apreciar en esta Victoria de Samotracia. Además se configuraron varias escuelas, que desarrollaron estilos distintos que se distinguían por la representación más acentuada o menos de algunas características descritas anteriormente. La Víctoria de Samotracia, pertenece a la Escuela de Rodas, donde se acentúa el dramatismo, el movimiento y el desequilibrio. Estos efectos también los podemos encontrar en otras obras de esta escuela como la conocida El Laocoonte y sus hijos. 


Charles Champoiseau (1830-1909), el arqueólogo afortunado que descubrió la Victoria alada de Samotracia. El 15 de abril de 1863, en una carta dirigida al embajador de Francia en Constantinopla le anuncia: " He encontrado una estatua de la Victoria alada esculpida en mármol y de proporciones colosales. Desgraciadamente, no he encontrado ni la cabeza ni los brazos . Pero el resto está casi intacto y ha sido labrado con un arte que ninguna de las obras griegas que conozco iguala "; abajo, dibujo reconstrucción de la "tumba" imaginada por Champoiseau donde fue encontrada (enterrada) la Victoria de Samotracia



Cronológicamente, la escultura alada fue descubierta el 15 de Abril de 1863 por Charles Champoiseau, vicecónsul francés en Edirne (Turquía), (arqueólogo diplomado), encontrándose enterrada en el Santuario de los Grandes Dioses de la Isla de Samotracia, localizada al nordeste del Mar Egeo, Grecia, (al norte de la isla, muy cerca del mar), donde fue erigida como una ofrenda tras una victoria naval. No obstante, los primeros restos arqueológicos de la estatua no llegaron al Louvre hasta poco más de un año después, el 11 de Mayo de 1864; el busto, demasiado inestable, no pudo unirse y fue archivado con el ala izquierda. La majestuosa estatua fue expuesta al público por primera vez en la famosa sala de las cariátides en 1866, aunque todavía sin la base del barco ni el pecho. Años más tarde, en 1875, arqueólogos austriacos realizan una nueva expedición en la isla griega de Samotracia y descubren 23 bloques de la base del navío. Champoiseau, al enterarse de tal importante hallazgo, mueve hilos de inmediato para enviar los bloques a París. El primer intento de montaje del monumento se produjo en 1879 en la sala du Sphinx (uno de los patios del Louvre), ya con la base del navío y el pecho de la estatua. No será hasta el año 1884 cuando esta obra maestra de la estatuaria griega sea exhibida en lo alto de la escalera Daru del Museo del Louvre, ya con las dos alas. Algunos pedazos que faltaban fueron completados con yeso en el siglo 19 y la última restauración llevada a cabo durante 10 meses permitió integrar otros siete fragmentos de los 30 que guardaba el museo en sus depósitos, incluyendo tres plumas del ala izquierda.


El espacio arquitectónico donde se inserta la Victoria alada de Samotracia, -que llena-, ha sido creado y pensado exclusivamente para acoger a esta bella estatua. No obstante, la escalera Daru ofrece también acceso a las galerías donde se exhiben la Gioconda o Mona Lisa de Leonardo da Vinci y la Venus de Milo, que juntas, están consideradas como las tres principales estrellas del museo.
La Diosa de la Victoria (Niké) se muestra con un sutil movimiento, en el momento previo a posarse sobre la proa del navío, con la pierna derecha ligeramente adelantada, pisando literalmente el barco, y con el pie izquierdo todavía en el aire. Este movimiento, de un gran dinamismo, se presenta como el foco de atención más fuerte en la composición. Destacan en gran medida las transparencias del ropaje, (al que azota la brisa marina y que deja entrever la sensual anatomía femenina), que recuerda a la técnica conocida como "paños mojados" originaria de Fidias, autor del Partenón. Gracias a su delicada talla y a los numerosos detalles del ropaje y las alas, la convierten en uno de los mejores ejemplos del arte barroco helenístico, donde el virtuosismo y la teatralidad alcanzaron su máximo esplendor, rompiendo claramente con la estatuaria clásica. Las alas no sólo simbolizan velocidad, ascensión y vuelo, sino también grandiosidad, voluptuosidad y belleza, características esenciales de la obra. Para aumentar la monumentalidad y el colosalismo de la estatua, acorde con la importante victoria naval, el maestro antiguo talló la Victoria alada de Samotracia a una escala mayor que el natural, desafiando a la gravedad, y haciendo un auténtico alarde de habilidad y destreza con el dominio del mármol.



El pintor postimpresionista Paul Cézanne, autor de Los jugadores de cartas o Las grandes bañistas de 1906 dijo de ella: "Se trata de una idea, de todo un pueblo, de un momento heroico en la vida de un pueblo, el tejido se pega, las alas baten, los senos se inflaman. No necesito ver la cabeza para imaginar su mirada ".

Después del último y exhaustivo proceso de restauración llevado a cabo durante 10 meses, entre 2013 y 2014, que le devolvió la blancura original del mármol de Paros, los investigadores encontraron "ínfimos restos de color azul", invisibles para el ojo humano, que confirmaban, tal y como ya había ocurrido en el antiguo Egipto, que la Victoria alada de Samotracia fue en su día policromada para darle un mayor realismo. El policromado se refiere a "dar color a las vestimentas y a pintar o encarnar las partes del cuerpo de las imágenes como el rostro, el cabello, los brazos, piernas, etc.", por lo que sin duda su apariencia en la antigüedad presidiendo la fuente monumental en lo alto de la polis, debió ser realmente única, espectacular. A pesar de que se ha sugerido que la estatua podía haber sostenido en sus manos una trompeta (tal y como figura en las monedas antiguas (Tetradrachm) de la época) o una corona de flores, la mano encontrada en Samotracia en 1950 tenía la palma abierta y dos dedos extendidos, lo que hace suponer que la estatua hacía un gesto de saludo, como de celebración de la victoria. Sin duda, debido a la ausencia de la cabeza o los brazos, el misterio de esta obra maestra de la estatuaria helenística siempre estará presente.

                      
Vista de perfil (lado izquierdo) después de la última restauración. Junto con el Partenón de Atenas, el Discóbolo, el Altar de Pérgamo, la Venus de Milo o el famoso Laocoonte, la Victoria alada de Samotracia es uno de los más importantes vestigios del arte de la antigua Grecia; abajo, cara y cruz de un Tetradrachm, moneda de plata de la época de Demetrio I de Macedonia, —llamado Demetrio Poliorcetes—, 301-292 a. C., con Niké, la Diosa alada de la Victoria sobre la proa de un navío.




La escultura alada se erige espléndida sobre un pedestal que simboliza la proa de un barco de guerra de la época. El icónico monumento conmemora la victoria naval lograda por los rodios en Side sobre Antíoco III Megas (el Grande), "quienes debieron donarlo al Santuario de los Grandes Dioses de Samotracia y que les supuso, además del control de amplias comarcas de Caria y Licia, la alianza de numerosas ciudades e islas próximas. El período helenístico vio numerosas batallas navales entre los reinos heredados por los sucesores de Alejandro Magno en su lucha por el control del mar Egeo. Las flotas de batalla eran así en aquella época un recurso militar vital. La base de la Victoria de Samotracia representa la proa de un barco de guerra típica de una época que vio a muchos de los nuevos desarrollos de la arquitectura naval"; abajo, detalle de la mano derecha encontrada en la isla de Samotracia en 1950. Los dos dedos, pulgar y anular, fueron identificados en el Museo Kunsthistorisches de Viena. Hoy, ensamblados, se exhiben también en una vitrina en el Louvre.

                    





Detalle de algunas de las plumas del ala izquierda, donde se puede apreciar la suave y delicada talla esculpida en el mármol blanco de Paros; abajo, dibujo de la reconstrucción completa del monumento, con la Diosa de la Victoria (Niké) posándose sobre la proa del navío, con el pie izquierdo todavía en el aire. La posición de los pies "se ha recreado gracias a la forma de la superficie donde habrían sido colocados".

                    
Para concluir, (se puede profundizar todo lo que se quiera), me gustaría terminar con este precioso detalle del torso y una frase del célebre escultor Auguste Rodin...que se adapta enormemente al contenido de esta entrada:
 "Nada es tan bello como las ruinas de una cosa bella"







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