Cuando Degas se trasladó a Italia tenía como principal objetivo continuar
su formación artística, contemplando y copiando las obras de los
maestros del Renacimiento y del Barroco.
Pero también había cierto aire sentimental en esa visita ya que su
familia paterna era de origen italiano. En Florencia vivía su tía Laura
con su familia, mientras que el abuelo habitaba en Nápoles. Precisamente
cuando Degas llegó a Florencia, Laura había tenido que marchar a
Nápoles para cuidar de su padre, que fallecería poco tiempo después. El
pintor decidió emplear a los miembros de la familia de su tía para
realizar su primera obra maestra. Las mujeres aparecen en la zona
izquierda del lienzo, vestidas de riguroso luto por la muerte del
abuelo. Precisamente, en la pared se contempla un dibujo a tiza roja en
la que se vislumbra el rostro del finado, tradición ésta iniciada en el
Renacimiento que Degas continúa, uniendo así modernidad y tradición. Los
rostros de las féminas están perfectamente captados y muestran la
capacidad como retratista del joven pintor. La tía Laura recorta su
perfil sobre la pared; la prima Giulia, en una actitud similar a la de
su madre; y la prima Giovanna, que mira hacia el espectador. Un suave
foco de luz ilumina estas figuras, mostrando la cercanía del artista
hacia los miembros de su familia. No sólo la luz une a las mujeres sino
que apreciamos un contacto físico entre ellas: la mano de la madre
posándose en el hombro de Giovanna y la fusión entre las faldas de Laura
y Giulia. Insertadas en un triángulo, Degas muestra un marcado
contraste entre los tonos blancos y negros de sus vestidos. En la zona
de la derecha, semioculto por la oscuridad, aparece el padre de familia,
Gennaro Bellelli, exiliado de Nápoles a Florencia por apoyar la causa
de la unificación italiana. Su boda con Laura De Gas es fruto de uno de
los numerosos matrimonios de conveniencia que se daban en la época,
existiendo una total falta de cariño entre los cónyuges. La figura de
Gennaro está de espaldas, sin establecer ningún contacto visual con las
mujeres de su familia. Se sitúa ante la chimenea, sobre la que
contemplamos un espejo, un reloj y un delicado candelabro; el espejo es
empleado para dar mayor profundidad a la escena. Junto a él,
contemplamos la cinta para llamar al servicio, el retrato del abuelo y
la jamba de la puerta, en una organización vertical del espacio.
Curiosamente, junto a la jamba se aprecia un débil rayo de luz que crea
un interesante efecto de perspectiva. Algunos especialistas comparan
esta escena con Las Meninas de Velázquez, entre otras cosas por el espejo. Pero será Ingres
quien influya más en Degas a la hora de realizar esta escena. Durante
la década de 1810 Ingres había realizado un buen número de retratos
familiares relativamente similares a éste. Incluso el recurso de
presentar diferentes acabados - refinado en las partes importantes y con
mayor libertad en paredes y alfombra - es típico en este artista. Quizá
se podría hablar también de cierta influencia de los retratos de grupo
del Barroco holandés, entre los que destacan los de Rembrandt,
cuya obra admiraba Degas. El artista no quiso improvisar con esta obra,
realizando numerosos estudios preparatorios, algunos de ellos de los
rostros de sus primas. La altísima calidad del dibujo de Degas se
aprecia tanto en los bocetos como en la obra definitiva. Como no tuvo
suficiente tiempo para acabarlo en Italia se lo llevó a París,
enviándolo después a la familia Bellelli, en cuyo poder estuvo hasta
1900. Este año fue trasladado al estudio del pintor, donde permaneció
hasta su muerte.
http://www.artehistoria.com/v2/obras/1597.htm
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