Los paisajes urbanos serán muy apreciados por los impresionistas,
interesados en captar la luz y el movimiento de su ciudad. La ejecución
de esta vista parisina es bastante anecdótica; la imagen está tomada
desde la ventana del segundo piso de un café, abocetando Renoir las
figuras mientras que su hermano Edmond
detenía a los transeúntes para preguntarles la hora. De esta manera el
pintor ha conseguido una de las más espectaculares imágenes de París
a contraluz. El ajetreo del Puente Nuevo ha sido perfectamente
interpretado con sus carrozas, viandantes y farolas, quedando al fondo
la silueta de los edificios de la ciudad, recortados sobre el cielo
azulado en el que las nubes refuerzan la sensación de movimiento. La
pincelada empleada por el artista es rápida y ligeramente abocetada,
dejando entrever el dibujo que sirve de base a la composición, una de
las bazas más atractivas de Renoir. Con este tipo de obras enlaza con Monet y Pissarro, maestros con los que pronto fundará el grupo impresionista.
http://www.artehistoria.com/v2/obras/4136.htm
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