En sus deseos de mostrar la vida moderna en sus cuadros, Manet va a
realizar algunas escenas de carreras de caballos en el hipódromo de
Longchamp, construido en el Bois de Boulogne durante el plan urbanístico
diseñado por el barón Haussmann, prefecto de París desde 1853 hasta la caída de Napoleón III.
Este bosque había constituido tradicionalmente un coto de caza para la
nobleza y con esas reformas se convirtió en zona de recreo para la
ciudad, haciéndose más popular. Sin duda, al hipódromo solía acudir la
alta burguesía, como podemos observar en las mujeres con las sombrillas
de primer plano, a la izquierda. Manet se interesa por el movimiento,
para lo cual reniega de la tradicional pintura de caballos que tanto
éxito tenía, por ejemplo, en Inglaterra. Los caballos montados por sus
jinetes se acercan al espectador, como si estuvieran ascendiendo una
pendiente. Este enfoque supone una novedad, al igual que la libre
ejecución empleada; los colores se aplican con pequeñas y rápidas
pinceladas, preocupándose más del conjunto que de los detalles. También
existe interés por los efectos lumínicos del momento, pudiendo estar
realizada al aire libre, aunque Manet prefería trabajar en el estudio.
La invención de la fotografía se dejará sentir en la pintura ya que
muchos artistas la tomarán como modelo y cortarán los planos como si se
tratara de una foto: éste es un buen ejemplo de dicha novedad. Los temas
hípicos serán muy estimados por Degas, otro de los artistas del Impresionismo, que empleará fotografías para realizar sus obras.
http://www.artehistoria.com/v2/obras/1543.htm
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