Las enfermedades de Manet - ataxia y sífilis, que impedían la mayor
parte de sus movimientos - motivaron que en el verano de 1882 alquilara
una casa en Rueil, pasando en este lugar desde julio hasta octubre. El
artista no la encontró ni cómoda ni grata, sintiéndose irritado con el
jardincillo que tenía delante, precisamente la imagen que aquí
contemplamos. Dos fueron las vistas de la casa
que realizó, presididas por el árbol y la clásica entrada. Pero la gran
protagonista de esta composición es la luz, tomada posiblemente del
natural - situándose claramente en la órbita de Monet y Renoir, aunque no alcanzaría la luminosidad de los impresionistas
- y la sombra coloreada, en tonalidades malvas. El colorido es muy
vivo, aplicado con una pincelada empastada, sin olvidar su exquisito
dibujo, presente en toda su producción. Con estas obras, Manet abandona
definitivamente el Realismo en el que se inició y se acerca a los postulados impresionistas aunque mantiene su independencia.
http://www.artehistoria.com/v2/obras/4077.htm
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