Allá por el siglo X d.C. se empezaron a dar los primeros brotes de eremitismo, pues el enclave facilita las condiciones idóneas para la vida ascética. Los eremitas vivían en las cuevas de las rocas y en chozas al pie de los peñascos, acudiendo a una iglesia central donde se reunían los días festivos y domingos, iglesia llamada ‘Santa María de la Fuente de la Vida’ (‘Panayiá Zoodojos Piyí’), que aún hoy en día se mantiene en pie. Data del siglo XI y tiene unos hermosos frescos que decoran su interior. Esta forma de vida eremítica declinaría en el siglo XIV, cuando al lugar llega el prelado San Atanasio ‘Meteorito’, quien le dio nombre al lugar fundando la primera orden monástica que se asentaría en Meteora.
En su época dorada el territorio llegó a contar con veinticuatro centros donde se desarrollaba la actividad monástica, si bien hoy solo continúan habitados seis de ellos: el monasterio de la Metamorfosis o Gran Meteoro, el de San Nikolas Anapafsas, el de Roussanou, el de la Santa Trinidad, el de San Esteban y el de Varlaam. Pero no todo fueron tiempos de benevolencia. Tras la llegada de los turcos a Tesalia, en el ano 1390, se sucedieron una serie de hechos bélicos que sacudieron la vida normal de los Monasterios. Durante los dos primeros siglos de ocupación otomana, los Monasterios contribuyeron a la convivencia pacífica pagando los impuestos que habían establecido los invasores.
Los Monasterios de Meteora están edificados sobre unas extrañas formaciones rocosas ("agujas de piedra") que se elevan perpendicularmente en medio de una amplia llanura, sobre una gran llanura, la de Tesalia, como por arte de magia surgen de la tierra numerosas montañas de roca oscura, estrechas y de considerable altura perpendiculares a la tierra.
Sobre algunos de estos extraños e impresionantes macizos rocosos se encuentran inaccesibles los monasterios de Meteora. Sus construcciones comenzaron en el s. XIV y se finalizan en el s. XVI. Llegaron a ser hasta 24 los monasterios, algunos fueron destruidos en la 2ª guerra mundial por los alemanes.
El motivo de edificarlos en lugares tan inaccesibles, fue en principio por motivos defensivos, ya que la única manera de subir era con un cesto que lanzaban desde arriba y las provisiones eran llevadas por los lugareños.
Actualmente son seis los monasterios en funcionamiento, el de Agios Nikolaos, Moni Russanu o Agia Barbara, Moni Barlaam, el Gran Meteoro, Agia Triada y Agios Stefanos. Su culto es cristiano ortodoxo griego.
Con el tiempo se han ido construyendo escaleras y puentes gracias a los que hoy en día se pueden visitar. Dentro de estos monasterios se encuentran verdaderos tesoros.
En el año 1609 tuvo lugar una revuelta en la cercana ciudad de Lárisa encabezada por San Dioniso el Filósofo, a quien los turcos llamaban ‘perrósofo’. Al ser San Dioniso un hombre de la iglesia, los turcos atacaron Monasterios y edificios eclesiásticos, muchos de los cuales eran de gran importancia. De entre estos Monasterios, el denominado ‘Gran Meteoro’, centro neurálgico de Meteora, fue atacado en dos ocasiones, en 1609 y en 1616. En ambas pasaron a cuchillo a numerosos monjes y la segunda vez quemaron la sacristía de la iglesia destruyendo las celdas de los monjes.
Pero la rebelión más importante fue la acontecida a principios del siglo XIX, encabezada por el padre Efthimios Vlajavas, un rebelde local, quien tuvo como base de operaciones el monasterio de San Demetrio en Meteora, hoy en ruinas. El padre Vlajavas fue traicionado y secuestrado por Alí Pashá, sultán de Ioánina, y el monasterio de San Demetrio fue bombardeado hasta quedar reducido a cenizas, mientras que los monjes de los Monasterios de San Demetrio y del Gran Meteoro fueron encarcelados en la ciudad de Ioánina. El padre Vlajava, héroe y mártir nacional, pagaría por la osadía de enfrentarse al poder del sultán y sería cortado en cuatro pedazos para evitar rebeliones futuras. Pero no cejarían en su empeño estos monjes guerreros, que seguirían apoyando la causa griega en otros enfrentamientos, contra los búlgaros en las Guerras Macedonias a principios del siglo XX, o durante la ocupación italiana que tuvo lugar en la Segunda Guerra Mundial.
Grabados, tapices y otras imágenes recogen estos episodios de la historia de Meteora en el museo del Gran Meteoro, centro administrativo de los Monasterios habitados, a 613 metros de altura sobre el nivel del mar y a 415 metros de altura sobre el lecho del río Peneo. El monasterio también es llamado de la Metamorfosis, por estar consagrado, precisamente, a la Transfiguración de Jesús. No en vano, el Gran Meteoro está levantado en el punto más en comparación con el resto de edificios que se erigen en Meteora, en clara metáfora a la Transfiguración de Cristo, que tuvo lugar en lo alto de un monte. Una magnífica construcción constituye la iglesia central denominada Katholikón, considerado como un regio ejemplo del segundo o tercer periodo de la arquitectura bizantina. En su interior podemos admirar el fresco que representa el pasaje evangélico en el que Jesús sufre la Transfiguración, volviéndose sus vestidos blancos y resplandecientes ante los ojos de los apóstoles Santiago, Juan y Pedro, momento en el que también se manifiestan Moisés y Elías.
Montañas de Meteora.
Al margen de la iglesia, el monasterio cuenta con recintos de gran interés, como el antiguo refectorio, donde los monjes se reunían para comer, la antigua cocina, el osario, dos museos, y las celdas de los monjes. Unas vistas impresionantes se nos ofrecen al asomarnos desde las terrazas del monasterio. Unas alturas sacras cuyos cielos son surcados frecuentemente por numerosas aves, como la grajilla, o la corneja cenicienta, córvido propio del este de Europa.
En el emplazamiento de estas imponentes masas rocosas se encontraba, hace cientos de miles de años, un gran río que desembocaba en el mar de Tesalia. Cuando este río encontró una nueva salida en el mar Egeo, este macizo, bajo la acción de la erosión y los terremotos, se hundió y dio nacimiento a este extraño paisaje.
Los primeros monjes que habitaron los Meteoros (en idioma griego significa cada cuerpo que cae del cielo), en el siglo XI, eran ermitaños que vivían en las cuevas y que querían estar más cerca del Creador.
Los primeros monasterios se fundaron en el siglo XIV, fueron construidos con el fin de escapar de los turcos y de los albaneses de la época. Atanasio, expulsado del Monte Athos, fundó el Gran Meteoro o Monasterio de la Transfiguración con varios de sus fieles. Está situado a 613 metros sobre el nivel del mar y esconde una iglesia de estilo bizantino que atesora las reliquias del fundador y unos valiosos frescos multicolores que relatan las persecuciones y martirios que sufrieron los cristianos. Fue seguido por otras comunidades, hasta un total de 24 en el momento del máximo apogeo en el siglo XV que ocuparon los peñascos de la región.
El monasterio de Varlaam o de Todos los Santos. Se eleva a una altura de 373 metros sobre el suelo. Fue reedificado sobre las ruinas de un monasterio anterior por los hermanos Nektarios y Teofanis, en el año 1518.
El monasterio de Agia Triada o de la Santísima Trinidad. Existen diversas hipótesis acerca de la antigüedad de la construcción, sin embargo, la tradición sostiene que se necesitaron 70 años para acarrear los materiales de construcción hasta el tope del peñón e iniciar así las obras. Sea como fuere, lo formidable del enclave donde está levantado Agia Triada nos sobrecoge. Como si de un fenómeno celeste se tratara, parece querer arrancarse de la tierra para alcanzar, majestuoso, el cielo. Es el triunfo de la ilusión óptica que confunde lo real con lo irreal. Y por fin, el último de los Monasterios habitados es el de Agios Stefanos, o San Esteban. Un puente estable de 8 metros de longitud conduce de forma cómoda y segura a la puerta del monasterio. Sobre el portón de entrada del edificio una leyenda certifica que la construcción de esta vieja fortaleza se remonta al año 1192. En el interior del monasterio, habitado por religiosas desde 1961, hallamos dos iglesias. La primigenia capilla de San Esteban, consagrada al protomártir de la cristiandad, con frescos que datan del ano 1501, si bien algunos de ellos presentan daños como consecuencia del agravio cometido por algunos hombres durante la guerra civil que enfrentó a la sociedad griega entre los años 1944 y 1949.
Monasterio de Rousanou.
El monasterio de Roussanou o de Santa Bárbara, que desafía con osadía al abismo con una construcción imposible, coronando la cúspide esbelta de una roca en el centro del territorio. Como el de Varlaam, Roussanou fue reedificado sobre las ruinas de un monasterio primigenio, en este caso por los hermanos monjes venerables Josafat y Máximo en el 1288 d. C.
Como dato anecdótico,en el monasterio de la Santísima Trinidad se rodó parte de la película For Your Eyes Only, de John Glen, en el año 1981, de la serie de James Bond.
La banda de rock alternativo Linkin Park nombró a su disco de 2003 Meteora después de quedar impresionados con los monasterios griegos.
La iconostasia del katholikon. Monasterio de la Santísima Trinidad
El crucifijo y los frescos Monasterio de la Santisima Trinidad
La cúpula del katholikon. Monasterio de la Santísima Trinidad
El fresco Torturas de los mártires por la fe. Monasterio Rousanou
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