Esta obra realizada en mármol y conservada en la Galería Borghese de Roma está considerada como la primera ocasión en la que Gian Lorenzo Bernini hizo un grupo monumental. Un dato importante ya que este artista italiano, el gran representante de la escultura durante los siglos del Barroco, hizo con posterioridad muchos otros grupos monumentales a lo largo de su larga vida, porque su edad superó los 80 años, y se desarrolló entre el 1598, año de su nacimiento, y la fecha de su fallecimiento en el 1680.
El encargo en concreto lo recibió del cardenal Scipione Borghese, y entre los años 1618 y el siguiente hizo la obra.
Como ya he dicho, ese su primer grupo monumental, y por eso se nota que Bernini aún tenía cierta influencia del estilo manierista, vigente durante esos años. De ahí que la composición se base en la forma serpentinata que tanto identificó a los escultores manieristas como Giambologna y su Rapto de las Sabinas.
Sin embargo, pese a la juventud de Bernini, esta obra ya muestra una enorme precisión, y un vigor y firmeza en la ejecución que identificarán toda su producción escultórica posterior. Y tanto le gustó al cardenal encargante el resultado final de la obra, que años después le volvería a encargar a Bernini otras obras como el David de 1623 o el grupo de Apolo y Dafne concluido en el 1625. Y posteriormente en el año 1632 también esculpió un busto del cardenal Scipione Borghese, que por supuesto se conserva en la misma Galería Borghese.
Esta galería es uno de los lugares donde más obras podemos contemplar de Gian Lorenzo Bernini, aunque sin duda donde más hay es en la Basílica de San Pedro de Vaticano. Si bien, en general por toda la capital italiana, en sus museos, iglesias, plazas, fuentes y calles podemos encontrar la obra de este grandísimo artista.
La posición en sí de la obra Eneas y Anquises es muy deudora del arte Helenístico, así como también se puede ver la influencia de otro artista italiano de carácter manierista como es Carracci y su obra en la Galería Farnesio. En definitiva, de estos precedentes toma la idea de representar el movimiento en la escultura, eligiendo como instante a inmortalizar el punto álgido de una acción.
El joven es Eneas, el fundador legendario de Roma, y lleva a cuestas a su padre, Anquises. Están saliendo tan rápido como sea posible de su pueblo, Troya, porque está en llamas. El chiquillo detrás es el hijo de Aeneas, Ascanio.
Y el anciano Anquises, porta los penates, los dioses del hogar. Cada casa los guardaba en un nicho en la entrada. Eran lo que uno cogía para llevar consigo cuando solo se podia coger una cosa. Protegían a uno y a su familia en la adversidad.
La historia de este grupo escultorico.es una rama más de la leyenda de la Guerra de Troya, el tema de la Ilíada, el gran poema épica de Homero. Los griegos conocían este y muchos otros episodios de aquella historia idealizada de su país. La version griega terminó con la huída de Eneas, príncipe de Troya, y su familia.
Cuando muchos años más tarde Roma estaba inventando su propia historia, buscando un fundador, retomó este hilo de la leyenda griega sobre Eneas. Su héroe tuvo que errar por el Mediterráneo por la maldición de una diosa y no pudo asentarse hasta que, después de largos años e infinidad de vicisitudes, llegó a Latium, el lugar que más tarde sería Roma. Su padre y su mujer murieron por el camino. Al final, Eneas se casó con una princesa local y se convirtío en el rey de Latium.
Eneas era divino de parte de su madre, que no fue otra que Venus. La diosa del amor había seducido a su padre Anquises cuando era un joven galán. A los historiadores romanos les gustaba esa parte de la leyenda porque hizo providencial la fundación de Roma, es decir, se llevó a cabo según un plan divino. Los penates que Anquises portaba al salir de la ciudad de Troya, relíquias de lo más sagrado, fueron depositados en el templo de Vesta en el foro romano.
Pero...¿qué hace Bernini, cristiano devoto, ilustrando esta historia griega-romana pagana?
En la Italia del siglo diecisiete, cuando vivía el escultor, había un resurgimiento religioso, la Contrarreforma, y uno de los temas preferidos era el triunfo de la fe sobre la adversidad. El antiguo héroe romano había mantenido su fe en aquellos penates, conservándolos en su penoso viaje. Guiaron a él y su familia durante inumerables sufrimientos y les llevaron a buen puerto. Eneas fue justo el modelo de la piedad hacia Diós y a los padres que buscaban los dirigentes eclesiásticos. Fue un cardenal, Scipione Borghese, quien encargó la obra a Bernini.
Es una obra increíblemente ambiciosa para un escultor que todavía no contaba los veinte años, y es probable que le ayudara en su ejecución su padre, escultor experto. Y tal vez a él podemos atribuir algunos de los aspectos menos geniales de la escultura.
Los críticos a veces se quejan de la falta de estabilidad del grupo. Como indiqué antes suponen que Bernini intentaba crear algo similar a este Rapto de las mujeres sabinas de Giambologna, y fracasó.
El rapto de las sabinas (Giambologna)
Las figuras de Giambologna muestran un espectacular movimiento hacia arriba. Están en trance de lucha pero igual podrían ser bailadores. El grupo de Bernini no solo carece de semejante gracia sino representa una postura inestable. El anciano está sentado pesadamente sobre los hombros de su hijo(así se podía quedar poco tiempo)y parece a punto de caer.
Pero los demás signos de tensión y inestabilidad del grupo demuestran que Bernini intentaba crear justo ese efecto, que fue su manera de dramatizar. Fíjense en la base del grupo. Lo mínimo que podía haber hecho Bernini, según sus críticos, es dar a los personajes tambaleantes un piso plano y sólido. ¡Pero Bernini los situa encima de una media bola!
“Lo hice así,” diría, “para sugerir los escombros que Eneas está intentando salvar. Quería dar al espectador la sensación de la precariedad de su situatión enseñando la precariedad de su piso. Recuerden que esos hombres están andando a oscuras.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario