Sus retratos, aparentemente sencillos pero profundamente psicológicos, de personalidades famosas y desconocidas posando frente a un inmaculado fondo blanco, muestran a un cuidadoso fotógrafo capaz de plasmar en papel fotográfico rasgos inesperados de los rostros de personajes de la envergadura de Truman Capote, Henry Miller, Humphrey Bogart o Marilyn Monroe, entre muchos otros. Su método era sencillo pero efectivo, la derrota anímica del contrario fotografiado a través de largas y cansadas sesiones de hasta cuatro horas. Así desnudo, el retratado e indefenso era capaz de mostrar su personalidad más sincera.
En el año 1979 comenzó el que habría de convertirse en uno de sus trabajos más importantes. Por encargo del Museo Amon Carter, de Fort Worth, Texas, Avedon dedicó cinco años a recorrer el oeste de los Estados Unidos para documentar a las personas que nunca escribirían la historia de su país. En esta obra, titulada In the american west, nos presenta a granjeros, mineros, vagabundos, prostitutas, amas de casa, presos, vaqueros de rodeo o empleados de pequeñas oficinas, etc. en fotografías de gran formato tomadas con luz de día, al aire libre y como siempre, ante un fondo blanco. Nada hay en ellos del sueño americano o de la tierra prometida, pero son retratos de individuos que han sido observados y artísticamente elevados por la cámara de Avedon mediante una composición sobria, logrando así una considerable fuerza expresiva.
Al término del proyecto, Avedon había recorrido un total de 189 poblaciones en 17 estados; había fotografiado a 752 personas utilizando alrededor de 17.000 placas de película. De ésta colección, escogió 123 retratos que conformarían la serie In the american west 1979 – 1984.
Además del gran formato utilizado para sus fotografías de moda o retratos, desarrolló una obra en paralelo, utilizando el paso universal, que refleja sus vivencias más personales, como viajes o recuerdos familiares.
Algo muy profundo subyace a lo largo de toda la obra de Avedon y, sin embargo, no siempre se ha acertado a concretar en los trabajos realizados en torno a su figura. Es una preocupación sincera, pero a veces elegantemente obsesiva. El tiempo, la vejez y sus tensiones, resulta ser el motivo fundamental en la obra de Avedon. Vemos en su arte cómo nos habla directamente del paso del tiempo y su influencia en el ser humano, y, cómo no, del camino hacia la muerte. Son esos retratos descontextualizados que aparecen ante la cámara sin maquillaje, fatigados o tristes, tal y como se encontraban en ese momento, los que claramente denotan esta inquietud. El final de su libro Portraits (1976), por ejemplo, culmina de forma tremenda pero magistralmente tratada con una serie de siete fotografías de su padre envejeciendo gradualmente hasta que parece haberse integrado en la luz que le rodea.
Hablar de Richard Avedon podría significar, irremediablemente, hablar de la fotografía de moda actual. Y es que, la fotografía de moda actual es algo que le debe mucho a este hombre neoyorkino que, un día decidió poner a las modelos, y a la moda, "patas arriba".
Los primeros acercamientos de Avedon al mundo de la moda, y la fotografía, datan de cuando aún era niño. Su madre era aficionada a la fotografía; la prácticaba como hobbie al igual que la coleccionaba.
Con doce años pasó a formar parte del YMHA Camera Clubcon su una mítica Kodak Box Brownie. Años después su padre le regaló una Rolleiflex como despedida cuando decidió unirse a la marina. Fue admitido y se le comisionó para hacer las fotografías de identificación de todo el personal en su carácter de Photographer’s Mate Second Class realizando cerca de mil retratos. A su vuelta, en 1944 estuvo estudiando en el laboratorio del New School conAlexey Brodovitch.
Tras su paso por el laboratorio, en el que Brodovitch daba clases, este joven Avedon pasó a engrosar las filas de la revista Harper's Bazaar. Magazine en el que Brodovitch era director de arte. En poco tiempo pasó a ser director de fotografía de la revista y un peso pesado de la misma. Y es entonces cuando llegó la revolución...Esa revolución llegó en el viaje de Avedon a Paris. La ciudad del amor acabó por cautivar de tal forma al joven fotógrafo que elevó la moda de esa urbe (muy de capa caída tras la guerra) a un nuevo capitulo. No sólo nacional, sino mundial.
Y es que aquí fue donde comenzó a arrancar con ese estilo novedoso, elegante y clásico; pero con un movimiento y un glamour antes no visto. Fotografiar algo preparado pero con una escenificación emocional fue el primero de lasrevoluciones fotográficas de la época. Juntar la fotografía de la calle (aunque fuera de altas esferas) con la fotografía de moda era algo no antes visto. Una fotografía que transmitía y emocionaba a pesar de ser para un interés comercial. No fue el primer fotógrafo de moda en hacerlo, pero si el que mejor supo hacerlo con este estilo. Algo que, acabó por plasmarse en otra publicación de gran importancia en moda como Vogue.
Además de todo esto, Avedon sacudió el mundo de la moda con el concepto de los "modelos" como protagonistas y personajes. Dotó a estas personas de una personalidad y un personaje. Estableció las bases de los que son hoy las modelos como las conocemos, gracias a sus fotografías y estilos.
Sus escenografías elegantes pero excéntricas, hicieron de la fotografía de moda algo más parecido al mundo teatral que a la fotografía de catálogo vista hasta la fecha. Sin duda, todo lo que acontecía al momento previo a la fotografía era una situación más cinematográfica o teatral que otra cosa. Con una comunicación asombrosa parecía el perfecto director de orquesta. Y así es como muchos a día de hoy se sentirán identificados en muchas de sesiones; ya que la gran mayoría de todo este ritual es gracias a este loco fotógrafo.
Aunque la moda fue el principal baluarte y donde comenzó a hacerse un nombre, sus ganas por mostrar al mundo sus inquietudes y sus ansias por plasmarlasquedaron reflejadas en un gran número de fotografías y proyectos de este calibre. Así, durante el año de 1963, fotografió el Movimiento por los Derechos Civiles en el sur de los Estados Unidos, colaborando en los siguientes años con James Baldwin en el libro Nothing personal.
A finales de los 1960 y principios de los 1970, Avedon realizó reportajes sobre líderes militares y víctimas en la Guerra de Vietnam y manifestaciones anti-guerra en los Estados Unidos para el diario New York Times. Para finalizar estuvo en 1990 en Berlín para documentar la ciudad dividida.
La parte retratista de Avedon fue y quedó en un grandísimo plano, llegando incluso a ponerlos a la altura de la moda.Sus retratos, con una aparente sencillez, tenían una fuerte carácter psicológico, de personalidades famosas y desconocidas posando frente a un fondo blanco, consiguieron plasmar rasgos inesperados de los rostros de personajes de la envergadura de Marilyn Monroe, Andy Warhol, George Bush, etc... Con una técnica muy sencilla pero efectiva conseguía, en muchos casos, que el retratado perdiera la tensión. Y es que cerca de cuatro horas hablando podían hacer que muchas personas bajaran la guardia.
Y es que, con estos trabajos el gran fotógrafo contextualizó de una manera brillante uno de los puntos más importantes de la vida de un ser humano, el tiempo. La sencillez y transparencia de los mismos era el motivo principal para conseguir mostrar las vivencias, las señales, y un sin fin de matices que intentaban reflejar la psicología interna de los retratados dentro de ese pensamiento.
Si algo puede reseñarse en toda la obra de Richard Avedon, en lo que a no moda se refiere, es el encargo del Museo Amon Carter de Fort Worth en Texas. "In the American West", la obra que culminaría por darle el rango que hoy tiene dentro de la historia de la fotografía, fue realizada entre 1979 y 1984.
Este proyecto mandó a Avedon durante estos años al Oeste de Estados Unidos adocumentar a personas que posiblemente nunca se sabría de ellas en la historia del país cuando murieran. Esas personas no eran otros que vagabundos, granjeros, amas de casa, presos, vaqueros, oficinistas..., esa gente que, sin ser grandes, acabarían por ser elevadas gracias a las tomas realizadas por él.
Las fotografías estaban realizadas con luz natural al aire libre con cámara de gran formato (placas). Gastando más de 17.000 placas con unas 750 personas, mientras recorría cerca de 190 lugares en 17 estados diferentes. De ellos seseleccionaron los 123 que en su momento conformaron toda la serie.
Richard Avedon siguió realizando, en sus últimos años, fotografías que definían más su faceta psicológica e implicación personal. Sin ir más lejos, en el 2004, falleció por una hemorragia cerebral mientras realizaba una sesión fotográfica para The New Yorker ("On Democracy") que documentaba todo el proceso electoral de ese mismo año. Todo ello retratando a candidatos, delegados de las convenciones nacionales, entre otros...
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