lunes, 14 de octubre de 2019

EL MONASTERIO DE SANTA MARIA DE LA VICTORIA Y LA BATALLA DE ALJUBARROTA


Hablar de Aljubarrota representa, para los portugueses, narrar uno de los momentos altos de la historia de su país. En España, por el contrario, aunque no quede muy bien decirlo, esta batalla parece un capítulo olvidado de la historia y se desconoce igualmente su posterior repercusión. Para Europa esta ofensiva fue una batalla más  ocurrida en la época medieval mientras que para Portugal constituye uno de los acontecimientos más decisivos de su historia. “Sin ella, el pequeño reino portugués hubiese sido probablemente absorbido para siempre por su poderoso vecino castellano”, se puede leer en sus reglamentos, explicando además que sin su contribución “el orgullo que tenemos en una historia largamente centenaria, configurando el estado portugués como una de las más antiguas y homogéneas creaciones políticas del espacio europeo no sería hoy posible”. La victoria portuguesa en Aljubarrota, en 1385, ante las tropas españolas dio lugar a la preparación de la época más brillante de la historia nacional portuguesa. “Una batalla que proporcionó definitivamente la consolidación de la identidad nacional”.

La batalla de Aljubarrota tuvo lugar el 14 de agosto de 1385, fruto de una serie de acontecimientos que acabó por convertir este hecho en algo prácticamente inevitable. La guerra luso-castellana (1384-1397) se desencadenó por el problema desucesión al trono portugués ante la posibilidad de ser ocupado por Doña Beatriz, esposa de Don Juan I de Castilla. El Reinado de Portugal había nacido en 1143, fecha en la que se reconoció a Don Afonso Henriques como primer Rey luso, rompiéndose así los lazos de vasallaje con su primo el emperador Alfonso VII de Castilla.
En 1383 al morir el rey Fernando, el Tratado de Salvaterra de Magos (celebrado entre la reina Leonor Teles, el conde João Andeiro y el rey de Castilla) establece que la Corona de Portugal pasase a pertenecer a los descendientes del Rey de Castilla, Juan I, y la capital del reino pasaba a ser en Toledo. Una decisión que no agradó a la mayor parte de los portugueses quienes sentían que las condiciones de vida se degradaban y peligraba la independencia de Portugal. La población de Lisboa proclama a Don João, Maestre de Avis y hermanastro de Don Fernando, como regente, gobernador y defensor del pueblo. Con la revuelta de la población portuguesa en varios puntos del reino, el rey de Castilla decide entrar en Portugal en 1384 y entre febrero y octubre crea un cerco a Lisboa, por tierra y por mar, con el apoyo de la flota castellana. Una táctica que no funcionó y en abril de 1385 las Cortes de Coimbra proclamaron al Maestre de Avis rey de Portugal y Don Juan I invade de nuevo Portugal el 8 de julio de 1385, por Almeida (frontera con la provincia de Salamanca), con un ejército de 40 mil hombres, yendo después a Trancoso, Celorico da Beira, Coimbra, Soure y Leiría. El ejército portugués estaba comandado por Nuno Álvares Pereira en posición de combate. 

En la mañana del 14 de agosto de 1385 el ejército de D.João I se instala en el terreno y horas después llegarían los castellanos que circulaban por la vía romana para evitar el choque con los portugueses. Optan por tornear la fuerte posición lusa por el lado del mar e instalarse en la amplia explanada de Chão da Feira. Los siete mil soldados que formaban el ejército luso se mueven dos kilómetros al sur para invertir su posición en la batalla y quedarse en frente al enemigo. Porla tarde se produjo el asalto castellano a la posición portuguesa y en el transcurso de la batalla la FBA destaca cinco principales momentos del combate.
Por un lado, el violento avance del rey castellano que inicia el ataque probablemente a caballo y que se encontró de forma inesperada con las obras de fortificación preparadas por la tropa de D.João I. Según el cronista galo Jean Froissart la mayor parte del ejército castellano estaba constituído por tropas auxiliares francesas que se vieron obligados a bajar del caballo frente al enemigo, en una posición crítica. 
Como segundo punto destacan la decisión de Don Juan I de avanzar con el resto del ejército, también mayoritariamente a caballo, que se encuentra de nuevo con la sorpresa de que el adversario está combatiendo de pie. Los caballeros castellanos desmontan los caballos y recorren a pie el tramo que les falta. Posteriormente los hombres de armas del ejército castellano fueron cribados de flechas lanzados por los arqueros ingleses y portugueses y se fueron aglutinando en la zona central de la altiplanicie. Y mientas los laterales del ejército de Don Juan I siguen esperando subidos en los caballos a la espera de una ofensiva.
Por último, el pánico se apoderó de las tropas castellanas cuando la bandera de su monarca se derrumbó dentro del cuadrado portugués y dio lugar a una fuga desorganizada. Se produjo entonces una dura persecución portuguesa que paró al llegar la noche. Don Juan I de Castilla se da a la fuga a caballo, con algunos caballeros, cabalgando por la noche hasta llegar a Santarém. Las fuerzas franco-castellanas salen de Portugal pasando por Santarém y Badajoz o por la Beira, lugar de entrada. 
En el campo de batalla murieron cerca de mil soldados portugueses mientras que en el ejército castellano las bajas fueron de cuatro mil muertos y cinco mil prisioneros. Ya fuera del campo de combate, se calcula que fallecieron otros cinco mil hombres en fuga de las tropas castellanas. Castilla permaneció de luto durante dos años, después de perder a muchos nobles y hombres de armas. 

Para los portugueses, esta batalla tuvo un valor muy importante dada la inferioridad numérica de sus tropas y la falta de equipamiento de las mismas en comparación a los españoles. Por eso el canto IV (28 a 44) de Os Lusíadas de Luis de Camões, el gran poeta luso de los tiempos de los Descubrimientos, rememora la mítica batalla. “La mayoría de los visitantes españoles tiene un gran desconocimiento sobre la materia”, afirma João Mareco. “Únicamente en el medio académico superior muestran algún conocimiento sobre este periodo de la historia”, añade. Y como gran lección que los visitantes españoles retiran de su visita es que “la historia de los dos pueblos está íntimamente conectada, lo que ocurrió a este lado tuvo repercusión al otro y viceversa”. Este periodo es una de las épocas más estudiadas por los profesionales de la historia, ya sean “historiadores, profesores, arqueólogos, antropólogos...”. En lo que se refiere a los historiadores, también los españoles conocen este episodio encuadrado en las luchas entre Don Pedro el Cruel y Enrique de Trastámara, padre de Don Juan de Castilla, y posteriores batallas y luchas con Portugal en las Guerras Fernandinas, que anteceden la crisis de 1383-1385.Pero ese seria otro tema.

El Monasterio de Santa Maria de la Victoria,fué mandado construir por el rey Joao I,en cumplimiento del voto que efectuó el 14 de agosto de 1385,en caso de vencer al ejercito castellano.La confrontación,ocurrida ese día en Aljubarrota,al sur de Batalha (como acabamos de ver) fué ganada por el portugués el cual se apresuró a cumplir su promesa.
Asi el Monasterio representaba ,desde su inicio,el símbolo de la independencia portuguesa,legitimador de la Dinastia de Avis que se iniciaba con Joao I.
La magnificencia del proyecto,la novedad de sus soluciones estéticas y los Maestros elegidos,manifiestan a la perfección la importancia que el Monasterio de Batalla tuvo para su fundador.
El inicio de las obras se calcula que fué en 1386,prolongándose,al menos,en lo que respeta a las intervenciones de mayor envergadura,hasta las dos primeras décadas del siglo XVI,en pleno reinado del Rey Manuel I.
Mientras tanto en 1388 el rey Joao entregó el gobierno del Monasterio a la Orden de los Dominicos,los cuales permanecieron en el mismo hasta la extinción de las Ordenes religiosas en el siglo XIX.
El diseño de esta obra fué planificado y ejecutado por dos arquitectos,el portugués Alonso Domingues y el catalán Huguet,los cuales,ademas de concebir todo el proyecto,inician la construcción de la Iglesia,la Sala Capitular y las Galerias sur y este del Claustro de Joao I.Su propuesta estética respeta los valores plásticos vigentes entonces en Portugal,de linea un tanto arcaizante,contrastando con la intervención del segundo arquitecto que asumiendo la dirección de las obras en el año 1402,introdujo las evolucionadas lineas del tardo-gótico;éste concluyó las obras iniciadas elevando las bóvedas,proyectó el diseño de la fachada principal,con un portal de iconografía esplendorosa,completó el Claustro y finalizó la cobertura de la Sala Capitular,realizando una bóveda,cuyas dimensiones sorprenden actualmente por su arrojo técnico.
En las Capillas funerarias,añadidas al proyecto inicial,La del fundador ordenada por Joao I y las imperfectas por su hijo el rey Duarte.
Pero la muerte prematura del rey impidió que las Capillas imperfectas se concluyesen,motivando una última intervención del rey Manuel a principios del siglo XVI para terminarlas,aun cuando ni aun con esta obra fué posible finalizar su construcción,esta última intervención dotó a la Capillas imperfectas de uno de los momentos mas creativos del arte Manuelino,particularmente en su feérico  portal,concebido por el arquitecto Mateus Fernandes.
En la segunda mitad del siglo XV fué añadido un segundo claustro al Monasterio (el Claustro de Alfonso V) diseñado por el arquitecto Fernao de Évora entre 1448 y 1477.Su sencillez contrasta con la exuberancia del Claustro de Joao,apelando a un misticismo que indicaba la necesidad de cambio a nivel del cristianismo y que se sentía en ese momento en toda Europa.
Su calidad arquitectónica se complementa con las vidrieras,que fueron realizadas por primera vez en Portugal,de mano de vidrieros alemanes.

La puerta principal fué concebida por el Maestro Huguet,su riqueza icongráfica solo tiene paralelo con el diseño de las grandes Catedrales góticas europeas.
En las jambas,los Apóstoles conducen a Cristo.en el tímpano éste se halla rodeado por los Cuatro Evangelistas mientras que en las arquivoltas se disponen virgenes,martires,papas,obispos,reyes de Judá,profetas y ángeles músicos,según una prefiguración de jerarquía celestial.


La nave central de la Iglesia (una de las mayores de Portugal) tiene una elevación de 32,5 metros:Esta elevación se ve acentuada por las densas columnas que,formando un muro visual continuo,proporcionan un sentido ascensiones del espacio.La bóveda de nervios,con grandes claves decoradas,se debe al Maestro Huguet.



La Capilla del Fundador,pensada por el rey Joao I como panteón para su linaje,fué construida por Huguet a partir de 1426.La planta cuadrada da lugar,en el centro,a un octogono que se eleva a gran altura,constituyendo un dosel ó baldaquín glorificador del túmulo conjunto de Joao I y Filipa de Lenchastre.Es,por varias razones,uno de los espacios mágicos de la arquitectura portuguesa.



Como primera experiencia en Portugal se construye un túmulo doble (túmulo conyugal) de Joao I y Filipa de Lencastre,fué ordenado hacer por deseo expreso del rey Joao I,el cual se hizo representar revestido de armadura completa,innovando así también el modelo de los yacentes medievales portugueses.



El Claustro de Joao I fué empezado por Afonso Domingues y concluido por Huguet.es uno de los claustros mas logrados de toda la arquitectura portuguesa,por la armonía de las proporciones y por la elegancia de su trabajo.Las trajerais de us arcadas,Mas tardas,descubren en sus motivos y en su exuberancia ,la época Manuelina en la que fueron añadidas.



La Sala Capitular,es el espacio de referencia de la vida monástica,fué comenzada por Alfonso Domingues y concluida por Huguet,el cual alteró el proyecto inicial,lanzando una bóveda de vuelo único,sin soporte central,que constituye un impresionante desafío técnico.En una de as mensual de ángulo,aparece la figura de un arquitecto ¿Huguet? parece querer,aun hoy en día,recibir de los visitantes el tributo a su osadía constructiva.



La gran ventana de la Sala Capitular,acoje el conjunto mejor conservado de las vidrieras primitivas,que colorean las ventanas de Monasterio.Datadas en el siglo XVI,constituyen un gran tríptico dedicado a la Pasión de Cristo.



El refectorio primitivo,ocupado desde 1924 por el Museo de las Ofrendas al Soldado Desconocido,es un espacio basto pero muy austero.Destaca el púlpito del lector,ostentando los blasones del Rey Duarte y de su esposa,la Reina Leonor de Aragon.



El Claustro alfonsino,construido en el reinado de Alfonso V,es el primer claustro alzado de dos pisos.Destinado a la vida diaria de los monjes dominicos,su simplicidad,permite aun hoy en día percibir algo del misticismo que emana estos espacios claustrales.



La puerta de las Capillas Imperfectas,es un gran arco de triunfo enaltecedor de la persona de ManuelI,ejecutado por Mateus Fernandes é incluido en el proyecto con que que el monarca había decidido terminar las Capillas mandadas hacer por el rey Duarte.



Las Capillas Imperfectas fueron pensadas por el rey Duarte como Panteón para su familia,Iniciada su construcción con Huguet,que diseñó una gran rotonda de ocho lados,con siete Capillas.



La muerte prematura del rey,y al poco tiempo del arquitecto,impidió que la obra fuera concluida.En una de las Capillas reposan,desde 1940.los restos mortales del rey Duarte y su esposa



La Baranda de la Capillas imperfectas es un Monumento único del arte del Renacimiento,  proyectado por Joao de Castilho y terminado por Miguel de Arruda en 1533,representando la ultima tentativa del rey Joao III de concluir las Capillas Imperfectas.



En cuanto al túmulo del rey Duarte y de la reina Leonor,el rey copió muy de cerca  el modelo adoptado por su padre el rey Joao I.El arca solo fué colocada en 1940 en las Capillas Imperfectas,pensadas por Duarte (como ya comenté antes) para su panteón,pero nunca concluidas.


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